«No son solo cuatro chavales» cantan los Carolina Durante en Tu nuevo grupo favorito, el tema que abre su último álbum (‘Cuatro chavales’) y con el que llevan girando desde principios del año pasado. Puede que esta canción naciera como una parodia de sí mismos, pero con el tiempo la caricatura se ha convertido más bien en una profecía.
Este viernes cerca de 8.000 personas dan cuenta de ello llenando el Wizink Center de Madrid (pista entera y una de las gradas) para ver a ‘su nuevo grupo favorito’. Una demostración de que aún quedan herederos de ese rock español donde humor, suciedad y sentimiento se mezclan para transmitir la ansiedad salvaje y juvenil que tanto nos ha enganchado siempre.
Y es que el rock no ha muerto, nunca lo hizo, pero en España parecía algo reservado a revivals de una época en la que todo ese rollo ‘molaba más’, o a grupos emergentes que, o bien sonaban a lo de siempre y morían en el anonimato o, en el mejor de los casos, terminaban triunfando lo suficiente como para verse diluidos en la pegajosa comodidad del pop comercial de los 40 principales.
Por eso ilusiona que, de alguna manera, aquellos que sólo podemos escuchar batallitas de lo que fue en su día ver los inicios de bandas como los Burning, los Siniestro Total o Los Nikis, podamos revivir lo propio con grupos que hablan de nuestros propios problemas. Precisamente estos últimos volverán tras muchos años de inactividad sólo para telonear a los Carolina Durante, en lo que será un simbólico relevo generacional entre dos bandas hermanadas.
«Nos ha costado sudor y sangre, porque no quieren tocar, dicen que son unos viejos, pero para nosotros es la hostia. Más allá de las comparaciones que nos hacen más o menos justificadas por parte de la prensa, para nosotros Los Nikis es un grupo de referencia absoluto. Era la única opción, fuimos muy a fuego con ello y si no eran ellos, seguramente hubiéramos hecho nuestro concierto solos y nos lo hubiésemos currado de otra manera», explican los Carolina.
Tu nuevo grupo favorito
Están un poco nerviosos por lo que significa tocar sus canciones en el coliseo madrileño después de dos intentos fallidos. «Es como ir al sitio donde vas a ver a los grupos internacionales tochos, para nosotros siempre es especial tocar en Madrid y hacerlo en el Wizink después de dos años cancelándolo por la pandemia… no podemos explicarlo con palabras».
Dos continentes han sido testigos de cerca de 60 directos repartidos entre salas y festivales. Y es que, a parte de recorrer la geografía española, los Carolina han hecho adeptos en todas partes, Latinoamérica incluido, donde tienen especial predilección por Argentina, un país donde «juegan en casa». En su gira Cuatro chavales también llegaron a tocar el cielo de Londres en el concierto que dieron en el O2 Academy.
Sin embargo, en su coronación del viernes, advierten que habrá muchas sorpresas para «un concierto diferente» que no se parecerá a «nada de lo que los fans hayan visto antes». Y es que esta combinación de cuatro chavales se ha convertido en una especie de equipo de fútbol cuya hinchada sigue a todas partes por su adictivo directo, por eso el del Wizink se presenta más como una final que como una simple fiesta.
Cuatro Chavales
Como en todos los equipos, hay distintas posiciones y características que cada jugador aporta al éxito del colectivo. En este caso, a la vanguardia está Diego Ibáñez, el frontman, un Jim Morrison punki que enloquece en cada concierto botando, chillando y alentando como el que más para que la locura siempre acabe desatándose en las primeras filas. Cuentan sus compañeros que también es el más ambicioso, el que lidera la proyección del grupo, aparte de ser el encargado de las redes sociales. Dicen las malas lenguas de la prensa rosa que anda liado con La Pili, la hermana de Rosalía, y que algo ha tenido que ver esta relación en que la artista catalana haya ayudado en la promo con un tuit. Aunque los más ingenuos seguiremos esperando que la Motomami acabe compartiendo escenario con los Carolina en su primera vez en el Wizink.
Mario del Valle, el guitarrista es el creativo, en palabras de sus compañeros: «El que carga con la personalidad del sonido de Carolina Durante, aporta una libertad a la hora de componer y meter guarreo que otra gente no hace». Suya es la culpa de que algunas canciones recuerden a ese punk-rock americano de los Green Day, Blink-182 y Sum 41 que tanto marcaron a los que nos criamos en los 2000. En los directos es eléctrico sin necesidad de moverse mucho, mirada al suelo, piernas abiertas y cabeza espasmódica, recuerda a una especie de Johnny Ramone con pintas de skater.
«Juan (Pedrayes) es el que más sabe de música y en un grupo que no tiene ni puta idea de música, tener a alguien que sabe de música está muy bien». Menudo, delgado y poco expresivo, se encarga de llevar el ritmo y aporrear la batería con sentido de armonía, una especie de director de orquesta en la sombra.
Por último, Martín Vallhonrat, el bajista, es la cara amable que atiende a los medios, el que organiza los asuntos del grupo a nivel estructural. Aparte, Martín también hace los coros y, como todo buen bajista, es el encargado de marcar el tiempo, tanto dentro como fuera del escenario. «Tengo una visión más global de lo que es el grupo, estos son un poco más cabezas locas. Diego también hace estas cosas pero es un poco más impulsivo», cuenta Vallhonrat.
Nunca serán señores mayores
Después de dos elepés y material más que suficiente para que fueran tres, falta por ver hacia dónde evolucionan tras este hito en su carrera. Ya tienen un estilo propio, pero alguna vez serán señores mayores y la diferencia la marcará precisamente cómo llegarán a ese momento. Tras la gira no se irán de vacaciones, su voluntad es parar para componer y tener un disco grabado antes de que acabe el año. «Lo que tenemos que hacer ahora es no aburrirnos y seguir haciendo cosas que nos diviertan a nosotros, confiar en que Carolina Durante siempre va a sonar a Carolina Durante, lo que quiere decir que ahora podemos hacer cosas un poquito diferentes y van a seguir sonando a nosotros y volver a empezar, intentar no copiar cosas que ya hemos hecho, trabajar de otra manera y confiar en que esa otra manera va a seguir sonando a lo nuestro incluso si queremos hacer algo diferente».
Quieren seguir siendo ellos mismos sin sonar a lo de siempre y ese es el mayor reto que tendrán que afrontar en la plenitud de su carrera. «Hemos estado componiendo ahora en invierno y nos gustaban las canciones que hacíamos pero nos sonaba un poco a soniquete. Queremos tomarnos un tiempo para decir esto si que me mola y me apetece hacerlo, no caer en hacer canciones por hacer canciones».
No son sólo canciones, himnos generacionales
La prensa se ha hartado de calificarlos como el grupo capaz de reflejar a una generación. A esta imagen han ayudado canciones como Joder, no sé, para hablar de la angustia existencial que aparece al enfrentarse a la madurez; Famoso en tres calles, donde se ríen de la insignificante fama de los influencers de pacotilla; o su archiconocida Cayetano, término que ha quedado estrechamente asociado a los pijos de nuestra generación. «Para nosotros es un halago -reconocen-, pero lo de decir que algo es generacional o no, es algo que se ve a la larga. Alguien puede ser súper masivo ahora y dentro de diez años que no se sepa quién es».
No se atreven a hablar de ellos mismos en esos términos, pero sí lo hacen de gente como el escritor Óscar García Sierra cuya «manera de escribir parte desde una cercanía a la juventud que sí consideramos influyente». En su ámbito, hablan de grupos como Los Planetas como referentes generacionales o, en su caso más concreto de Los Punsetes. «A nosotros a ver qué nos pasa…», acaban reflexionando.