Barcelona en Comú (BeC) el partido de Ada Colau, se ha quedado solo este miércoles en el Ayuntamiento de Barcelona defendiendo la ruptura de relaciones con Israel, formalizada la semana pasada por la vía de suspender el hermanamiento con su capital, Tel Aviv. La presencia de los activistas pro-palestinos que promovieron esta medida no ha servido para animar a grupos como ERC, tradicionalmente afines a sus postulados.
La ruptura con Israel ha provocado un auténtico terremoto dentro y fuera del Consistorio. En el Ayuntamiento, JxCat, PP, Cs y Valents ya han pedido la celebración de un pleno extraordinario para debatir esta medida y revertirla. La alcaldesa tiene ahora quince días para convocar ese pleno. Los socialistas, socios de Colau, no están entre los firmantes de la petición pero aseguran que propondrán en el próximo pleno «restablecer» las relaciones del consistorio con la ciudad israelí.
Más allá de la sede consistorial, la comunidad judía se ha movilizado a nivel internacional par rechazar la decisión de la alcaldesa de Barcelona. Pero Colau tiene también defensores.
En España surgió el primer manifiesto de apoyo a su gesto, dirigido en teoría en contra el Gobierno de Benjamin Netanyahu y su política en los territorios ocupados. Esta semana, se ha sumado un manifiesto con firmantes internacionales, que los partidarios de Colau exhiben con orgullo.
Primera votación
La primera votación sobre este debate en el Ayuntamiento, sin embargo, ha vuelto a evidenciar la soledad de la alcaldesa, que tomó la decisión sin consultarla con sus socios ni el resto de los grupos de la oposición. Este miércoles la Comisión de Presidencia del Ayuntamiento ha rechazado la iniciativa ciudadana que sirvió a Colau para defender esa suspensión de las relaciones con Israel y el hermanamiento con Tel Aviv.
La propuesta solo ha recibido los votos de BeC, mientras Esquerra se abstenía y el resto de los grupos -PSC, Jxcat, PP, Cs y Valents- han votado en contra. Aunque esta votación es inútil, porque no puede revertir el decreto de alcaldía por el que Colau rompió esos lazos.
Miembros de las entidades impulsoras del manifiesto se han concentrado en la sala en la que se ha celebrado el debate con carteles bajo el lema «No al apartheid, sí a los derechos humanos». Defienden que el hermanamiento de Barcelona con Tel Aviv «no ha servido para nada, solo para blanquear Tel Aviv, una ciudad que no es democrática«.
Una presión que sólo ha hecho mella en ERC. Los republicanos han argumentado en un comunicado que «coincidimos con el diagnóstico» de los impulsores de la iniciativa y en la «situación de apartheid del pueblo palestino». Pero «no coincidimos en la resolución de romper o suspender hermanamientos» porque a su juicio «tenemos que aprovechar los instrumentos de la diplomacia de las ciudades».