Si el profesorado est ms preocupado en no ofender que en profundizar en su materia, la vida intelectual se deteriora. Necesitamos una universidad que arroje luz, no que la apague
Inquieta que cada vez son ms los profesores, intelectuales, periodistas, artistas o polticos que sufren boicots, acoso en las redes sociales o incluso despidos por expresar opiniones que difieren de las modas acadmicas y de la correccin poltica. Partidarios de todas las tendencias ideolgicas han denunciado ya una cultura de la cancelacin que tiene su origen en el mundo universitario anglosajn, y que tambin conecta con el creciente sentimentalismo e infantilizacin de la vida p
blica. El ciudadano y el alumno
se convierten en potenciales clientes a quienes hay que regalar los odos
, y dejan de ser personas armadas de derechos y de responsabilidades.
Ingresar en una universidad significa aceptar un esfuerzo y un camino de aprendizaje que conllevan, entre otras exigencias, la necesidad de preservar la posibilidad de discrepar sin consecuencias funestas y la bsqueda del conocimiento. Y el conocimiento, en muchas ocasiones, es incmodo. Ya sea en la interpretacin de un texto, el anlisis de una forma de gobierno o la definicin de un teorema matemtico, la creacin de conocimiento requiere un compromiso con la realidad que no debe plegarse a laberintos emocionales ni identitarios. Si el profesorado est ms preocupado en no ofender que en profundizar en su materia,
la vida acadmica corre el riesgo de caer en la era de la posverdad
, como reflejamos hoy en un reportaje en
Papel
.
Esta asfixia intelectual no ha explotado en Espaa como en EEUU o Gran Bretaa, pero aqu s hemos sido testigos de casos que no podemos calificar de aislados, sino de muestras recurrentes de ciertos activismos. Hablamos de una legitimacin de la censura que trata de convertir la universidad en un espacio de intolerancia. No se puede permitir.
La universidad debe ser portadora de valores que impulsen a las sociedades democrticas y su futuro
. Para ello, es imprescindible afrontar los retos y el debate de ideas con una mentalidad crtica y abierta. Necesitamos una academia que arroje luz a la discusin, no que la apague.
Para seguir leyendo gratis