Manuel Godoy fue el hombre más poderoso de la España de Carlos IV, la mano derecha de la monarquía española y el supuesto amante de la reina María Luisa de Parma, mujer de Carlos IV. A nivel popular Godoy sigue siendo una figura vista como un corrupto, traidor y nefasto gobernante. Fue uno de los beneficiarios de la firma del Tratado de Basilea, que había puesto fin a la guerra contra Francia en 1795, recibiendo por ello el título de Príncipe de la Paz, una distinción solo destinada a los miembros de la familia real. Pero sobre su figura revoloteaban muchas dudas: cómo había llegado al poder, quién era y qué hizo.
«Aunque si el gran Godoy fuese capado/ni músico sería, ni privado», «ya te lo dio Luisa/ pues no te embobes/Que ya has dado bastante/Ajipedobes/Anda Luisa/pronúncialo a la contra/verás qué risa/La corona te ha dado/para que robes/lo haces de maravilla/ajipedobes/anda Luisa/si al revés lo dijeras/verás qué risa». Son algunos de los versos de 1808 que ponían en el punto de mira a Godoy y lo señalaban por mantener un supuesto romance con la reina María Luisa de Parma. Algo que, al parecer, nunca ocurrió.
A diferencia de lo que muchos creen, Godoy no fue más corrupto que otros de la época, más bien fue ambicioso, leal a la monarquía y hombre de estado, impulsor de políticas ilustradas y sin prueba alguna de que fuera amante de la reina. O por lo menos así lo han demostrado los trabajos del historiador Emilio La Parra, que lo han puesto en su lugar en la historia.
Llegó a la corte como guardia de corps y se convirtió en el hombre más influyente del reino. Sin ir más lejos, en 1807 su renta anual alcanzaba más de 4,5 millones de reales. Casi nadie en toda la monarquía española superaba tal volumen. Todo ese poder que consiguió de manera vertiginosa fue por su papel como hombre de confianza de los reyes Carlos IV y María Luisa. A pesar de la buena amistad que mantenían los tres, los españoles solo concibieron que su autoridad la consiguiera a raíz de ser amante de la reina mientras que el rey era un bobo. Incluso se llegó a insinuar que la infanta María Isabel, nacida en 1789, y el infante Francisco de Paula, que nació en 1794 fueron fruto del romance entre Godoy y la reina. Algunos veían un parecido entre Francisco de Paula y Manuel Godoy en el cuadro de Goya.
Francisco de Goya, La familia de Carlos IV, 1800
Esto, según Daniel Aquillué, no tiene sustento histórico. Fue uno de los mitos de la época. ¿Cómo iba a casarse Fernando VII con la presunta
nieta de una hija de Godoy, pues eso era María Cristina?¿Y cómo se
decidió casar a Isabel II con el presunto nieto de Godoy? Son varias de las preguntas que plantea Aquillué en su libro España con honra. Una historia del siglo XIX español (1793-1923). A través de estas páginas, el escritor viaja en el tiempo e intenta desmontar los mitos que envuelven la historia contemporánea española.
Godoy fue uno de los hombres más poderosos de la época. Su renta anual alcanzaba los 4,5 millones de reales
Las fechas no cuadran y el devenir político que siguió desmiente este bulo. Es uno de los mitos de la época, fruto de la incisiva propaganda. La campaña de desprestigio tuvo desde el primer momento una diana a la que apuntar: la reina María Luisa de Parma. Todo por ser una mujer poderosa y por reinar. A través de las páginas del libro España con honra. Una historia del siglo XIX español (1793-1923), el autor Daniel Aquillué viaja en el tiempo e intenta desmontar los mitos que envuelven la historia contemporánea española.
Al igual que algunas mujeres con poder de la época, como lo fue María Antonieta, reina de Francia que murió guillotinada en 1793, María Luisa fue señalada como esposa inmoral y reina indigna. El mismo poeta Espronceda se refería a ella como «impura prostituta». El bando absolutista fernandino, que estaba interesado políticamente en destruir el Antiguo Régimen y sus monarcas, fue uno de los que más difundió el bulo del romance.
Se creó una visión negativa en torno a María Luisa, además del mito de Carlos IV como rey ignorante o el de Godoy como un inepto. En su segunda etapa al frente del gobierno, entre 1801 y 1808, Godoy fue muy criticado por la población española. No solo por el supuesto amorío con la monarca, sus políticas también fueron señaladas. Algunas no se acabaron de aplicar, o llegaron en mal momento, o directamente fueron tremendamente impopulares, como el impuesto al vino o la prohibición de las corridas de toros en 1805.
En plena guerra de la Independencia, con José Bonaparte en el trono español, y tras el sinfín de abdicaciones, y reclamaciones políticas, los antiguos monarcas y Godoy partieron al exilio.