El exsecretario de Organización de Ciudadanos, Fran Hervías, ha vuelto al centro del foco político por la publicación de un libro dedicado a su tránsito por el partido naranja: Ciudadanos. La intrahistoria jamás contada. Una obra política en la que trasmite una visión muy negativa de sus antiguos compañeros, pero sobre todo, de la expresidenta y ahora exclusivamente portavoz Inés Arrimadas. Hervías, que por entonces ejercía de senador, abandonó las siglas hace algo más de dos año, a mediados de marzo, denunciando a la exlíder de ser una «muleta del sanchismo». En un escrito difundido por redes sociales y tras pedir su baja de Ciudadanos, Hervías detallaba que sus «valores y convicciones» chocaban con las de la agrupación tras un viraje de ideología que «se ha convertido en parte del problema y no de la solución».
Por entonces, los de Arrimadas habían entrado en una espiral turbia consecuencia del movimiento en la Región de Murcia tras el intento de moción de censura al popular Fernando López Miras, su socio de gobierno autonómico. Ello, junto al PSOE. Una moción que fracasó estrepitosamente por la negativa de integrantes liberales, que mantuvieron representación en el Consejo de Gobierno. Se vincula esa ruptura de la disciplina al propio Hervías, quien mantuvo con. Esa ruptura, pasó a ser un bucle repetido en la Comunidad de Madrid por Isabel Díaz Ayuso y en Castilla y León por Alfonso Fernández Mañueco. Solo en Andalucía la coalición de centroderecha se mantuvo hasta el final de legislatura.
Hervías, de inmediato, rotó su despedida a incorporación en Génova 13. Cambió la equipación naranja por el azul que le brindó el entonces secretario general de los populares Teodoro García-Egea, hoy desahuciado de la política tras el descalabro de Pablo Casado en febrero de 2022. El ‘dos’ de los conservadores vio potencial en Hervías para dar la puntilla a los de Arrimadas y absorber al completo a aquellos votos residuales que aún albergaban las arcas de Ventas, después de un declive electoral de 56 a diez escaños parlamentarios. Y ya sin el líder fundacional Albert Rivera, que restó parte del carisma de la organización.
En la sede del PP Hervías se convirtió en el muñidor de la estrategia para barrer a Ciudadanos, por su perfil de conocedor de los pormenores territoriales que supusieron un plus para tejer la estrategia electoral. Aunque ésta no llegó a ser completada por la expulsión de Casado y su dirección por el espionaje a Ayuso y la negativa a pactar con Vox tras las elecciones de Castilla y León. En Madrid pesó más la inercia electoral de Ayuso que la actuación de la propia fontanería popular central para la declive electoral que ni Edmundo Bal, situado como candidato, pudo levantar: de 26 escaños cosechados por Ignacio Aguado, a cero. Una cantidad que la actual candidata Aruca Gómez tiene complicado revertir. Entre las labores del ex fontanero naranja, estuvo la elaboración de un listado de ‘talento’ político con integrantes de Ciudadanos para García Egea, como un propósito de futuros fichajes de cara a las elecciones. De los que aún siguen en la estructura liberal aparecen nombres como el de Arrimadas, el del secretario general Adrián Vázquez o el de Begoña Villacís, quien tras la última asamblea nacional abrió el interés a colaborar electoralmente con el PP, aunque sin éxito.
En el listado también aparecen fichajes ya consumados en la etapa de Alberto Núñez Feijóo, que ha proseguido con la OPA, aunque con una posición no agresiva, sino expectante. De hecho, como Génova ya ha reiterado, ellos están abiertos a la incorporación de todo el talento que aporte. «Las puertas están abiertas», aseguró a finales del año pasado el coordinador general Elías Bendodo, en pleno proceso de primarias que destapó la guerra entre la corriente Arrimadista y la socialdemócrata-progresista encarnada en Bal. Destaca en el documento la senadora Ruth Goñi, afiliada en el PP navarro; Juan Marín, que pese a no contar con carnet se ha adherido a la Administración de Juanma Moreno como presidente del Consejo Económico y Social, y el alcalde estrella de Ciudadanos, ahora candidato de nuevo en Badajoz bajo las siglas conservadoras Ignacio Gragera.
Hervías documentó propuestas de fichajes presentes en Ciudadanos para reforzar las filas de Casados. Hoy algunos de ellos han sido pescados por Feijóo
Otra de las propuestas de Hervías, fue la de intentar adherir la fuerza de formaciones autonomistas como Foro Asturias, cuya puesta en marcha por el exvicepresidente del Gobierno Francisco Álvarez dinamitó el centroderecha asturiano; o el Partido Aragonés (PAR), quien puede ser determinante, entre otros, el próximo 28-M para dar el gobierno al PP de Jorge Azcón. Con el cambio de dirección, Hervías abandonó el partido y volvió a la consultoría privada. Fue un acérrimo casadista, aunque en el último momento, pidió desbloquear la situación en un congreso extraordinario, que dio entrada a Feijóo.
De Ciudadanos al PP por «convicción»
De orígenes granadinos, Hervías nace en Tosa de Mar en 1983. Geógrafo por la Universidad de Gerona y especializado en Climatología Aplicada por la Universidad de Barcelona, entra en Ciudadanos en 2006, tras su puesta en marcha en Cataluña. Desde 2009 a 2020, de manera previa a su salida, fue integrante de la Ejecutiva naranja. Desde 2014 adhirió a ello las funciones de responsable de Organización, y entre 2015 y 2016, en pleno momento álgido del procés, fue elegido diputado en el Parlament. Fue, además, cabeza de lista por Granada al Congreso en abril de 2019, pero nuevamente, como en Cataluña, la incapacidad de formar gobierno le avocó a no poder repetir su acta. Esa pérdida fue cubierta, no obstante, con el puesto de senador por designación autonómica.
Hervías afirma que su paso al PP, donde participó en la OPA para fagocitar la representación de sus siglas de toda la vida, se dio «por convicción», porque «eran los únicos capaces de sacar a Pedro Sánchez de La Moncloa». Allí se fue con mandato aún por delante, «ganando menos» en Génova y sin cargo político, ha dicho en sus últimas entrevistas concedidas a diversos medios por la publicación de su libro.
La historia que plantea en el escrito Hervías ha causado revuelo entre las capas altas hoy presentes, pero también en parte de los sectores que cerraron la anterior etapa y ya no militan activamente en Ciudadanos. El exdiputado deja perlas como que se gestó un intento de derrocar a Rivera por su reticencia a pactar con Sánchez, en un periodo intermedio previo a la repetición electoral de 2019. De hecho, fuentes conocedoras de las negociaciones señalan que Rivera estuvo desaparecido. Entre esos presuntos conspiradores, se señala a figuras como Toni Roldán, que posteriormente salió del partido, a Luis Garicano, ahora una de las supuestas pretensiones de Feijóo para un futuro gobierno. También a Francisco Igea, procurador en Castilla y León y exmiembro de la Ejecutiva. Éste, en un extenso hilo de Twitter, lo ha desmentido: «en política conviene contrastar los relatos con los hechos». También niega la supuesta ambición de Roldán y Garicano, primero con Rajoy y luego con Sánchez, para ser ministros.
Arrimadas es la principal agraviada en este libro. Hervías la llama «traidora», es más, le atribuye negociaciones con el PP para ser diputada por Cádiz. Su partner Villacís, a quien describe como una persona con «proyección» que, sin embargo, da «demasiada importancia» a la imagen. Vázquez, es para Hervías es un «interesado» y Patricia Guasp una «rebotada del PP».
Preguntados por ello, fuentes de la dirección de Ciudadanos restan peso al asunto y se limitan a adherirse a las palabras de la portavoz política Patricia Guasp en la última comparecencia posterior a la reunión del Comité Permanente. En ella, Guasp dijo que no está «para comentar las opiniones de cualquier ciudadano de este país». Cargos parlamentarios que entraron en el momento previo a la salida de Hervías rechazan postularse por no conocer el estadio del partido anterior a su llegada.