El socialista calvo en lorzas, agarrado a una fuente de coca y a una puta en toalla como una Venus de bidé con uña del pie acrílica, a mí me parece una especie de querubín del socialismo español, ya una iconografía tradicional de tabernáculo, cúpula y plato sopero. Las fotos del Caso Mediador parecen copiadas de las de Luis Roldán, que también se hacía estas juergas de varios tíos en calcetines, de follar en calcetines quizá después de cenar también en calcetines, todos muy colegas en la mesa y en la habitación, que estas cosas por lo visto hay que hacerlas en grupo, como una viril melé de rugby. Me he acordado de Roldán, pero nadie aportó más a ese canon del putero del pueblo, del putero del progreso, que el socialismo andaluz, que aventaba coca y doraba putas en purpurina, igual que esas vacas que alguno podía asar con el dinero de los ERE, por ahí por esos puticlubs de palmeral de neón y pezón de guinda. A lo que va uno es a que este putiferio va teniendo escuela, tradición y uniformidad.
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