En vísperas de un año del inicio de la operación militar especial de la Federación de Rusia quisiéramos compartir algunas consideraciones.
En primer lugar, es necesario recordar que el objetivo de esta operación fue y sigue siendo desmilitarizar y desnazificar el régimen de Kiev así como proteger a los habitantes rusos de Donbás. Además, está dirigida a eliminar las amenazas existenciales a la seguridad de nuestro país en el contexto del acercamiento constante de la infraestructura militar de la OTAN hacia las fronteras de Rusia y de los planes militaristas de Ucrania, incluyendo sus ambiciones de obtener armas nucleares.
Cabe mencionar que las Fuerzas Armadas de Rusia están usando el equipo de alta precisión para incapacitar la infraestructura militar ucraniana y las instalaciones (entre ellas energéticas) relacionadas con el complejo militar de este país, tratando de evitar víctimas entre la población civil. Al mismo tiempo, hemos sido testigos de las múltiples atrocidades de los nacionalistas ucranianos que bombardean de manera constante las áreas residenciales, hospitales, escuelas y otra infraestructura civil del Donbás, torturan y matan cruelmente a los prisioneros militares rusos.
Como consecuencia lógica de la política represiva del régimen de Kiev contra la población rusa de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk así como de las provincias de Zaporoya y de Jersón, en el periodo del 23 al 27 de septiembre pasado en estas cuatro regiones se celebraron referéndums cuyo resultado fue su adhesión a la Federación de Rusia. La votación se realizó con pleno respeto de las normas y principios del Derecho Internacional y ahora estas regiones representan una parte integral de nuestro país.
El objetivo principal de los países de la OTAN no es salvar vidas ucranianas sino derrotar a Rusia tratando de conservar su hegemonía global»
Es importante destacar el papel destructivo de los países de la OTAN que en realidad se han convertido la parte del conflicto militar. Su objetivo principal no es salvar las vidas ucranianas, sino derrotar a Rusia tratando de conservar su hegemonía global. Ya no es ningún secreto que las negociaciones de paz realizadas en Turquía en abril de 2022 tuvieron la perspectiva real de alcanzar acuerdos mutuamente aceptables entre Rusia y Ucrania. Lamentablemente estos contactos políticos fueron interrumpidos por orden de Washington que optó por la escalada del conflicto y la lucha contra Rusia hasta el último soldado ucraniano.
Aún más, los países occidentales siguen suministrando en grandes cantidades armamento ofensivo sofisticado a Kiev, compartiendo con él datos de inteligencia, participando en la planificación y ejecución de las operaciones militares, reclutando a los mercenarios por el mundo entero y enviándolos junto con sus instructores militares para luchar en Ucrania. No hace mucho tiempo fue anunciado oficialmente que Estados Unidos y sus aliados (incluida España) suministrarían al régimen de Kiev tanques alemanes y estadounidenses Leopard y Abrams, misiles de mediano alcance y otro material bélico moderno. Todo esto conduce a la escalada del conflicto y mayores pérdidas de vidas humanas.
No menos preocupante es la información que se descubrió después del inicio de la operación militar rusa sobre la existencia en Ucrania de una red de biolaboratorios norteamericanos que desarrollaban patógenos mortales. Lo mismo Washington ya realizaba en otros países de la ex Unión Soviética, creando sus laboratorios biológicos militares justo a lo largo de las fronteras de Rusia. La existencia de tales instalaciones en Ucrania fue confirmada por la subsecretaria de Estado de EEUU,Victoria Nuland, y representa una grave violación de los acuerdos internacionales sobre la prohibición de desarrollo y uso de armas biológicas.
Además se ha desencadenado una guerra híbrida contra Rusia, cuya parte importante es la descarada campaña de desinformación y rusofobia, con el fin de manipular la opinión pública mundial en contra de nuestro país. Además el Occidente Colectivo aplicó contra Rusia múltiples sanciones económicas ilegítimas lo que aumentó las tendencias negativas en la economía global, llevó a la ruptura de las cadenas tradicionales de relaciones comerciales, provocó la crisis energética y alimentaria.
Estos pasos agresivos unilaterales causaron el aumento sin precedentes de los precios de hidrocarburos y alimentación en el mercado internacional, afectando en primer lugar a los países en vía de desarrollo. A pesar de esto la economía rusa no solo soportó esta tremenda presión pero al contrario –aumentó la producción industrial nacional y la diversificación de nuestros lazos económicos y comerciales con los países amigos. En estas condiciones hostiles Rusia sigue cumpliendo todos sus compromisos comerciales a nivel internacional.
Es evidente que la política occidental de aislamiento internacional de Moscú ha fracasado y Rusia sigue manteniendo el diálogo constructivo con la mayoría de los países del mundo, lo que confirman las recientes visitas del ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, por los países de África y Oriente Medio, así como el rechazo de muchos Estados de unirse a las medidas económicas restrictivas del Occidente contra Rusia.
Dmitry Bolbot es secretario de Comunicación de la embajada de Rusia en España.