Paul Simon vivió el gran esplendor de la canción americana desde sus orígenes, siendo testigo y protagonista desde que apenas era un adolescente, cuando empezó cantando con su colega del instituto, Art Garfunkel. Ambos pusieron banda sonora a los años 60, manteniendo el mano a mano con los Beatles, los Rolling, los Dylan y compañía. En los setenta, Simon alzó el vuelo en solitario con álbumes que han pasado a la historia de la canción americana como Graceland o Still Crazy After All These Years. Optando por una posición de sencillez y discreción, ha visto nacer y caer a tantas estrellas como las que pueblan hoy las cimas del éxito, manteniendo un estatus de leyenda difícilmente alcanzable por cualquiera de los que compartieron su tiempo.
Su nombre está tan ligado a la canción americana como los de otros grandes cantautores como Neil Diamond, Bob Dylan o Leonard Cohen. De hecho, uno de los grandes compositores y renovadores de la música contemporánea, Philip Glass, no tiene ningún reparo en afirmar que Paul Simon muy probablemente sea el más grande escritor de canciones de nuestro tiempo.
Sin embargo, la presencia de Paul Simon en ese olimpo de la música popular no ha ido acompañada de la extravagancia y excentricidad con la que se suele recordar a las estrellas de este arte. «Nunca sería tan magníficamente genial como Lennon, oscuramente encantador a la manera de Elvis, implacablemente enigmático en el más puro estilo Dylan, o irremediablemente zumbado como tantos otros», explica David Remnick (New Yorker) en la introducción de Paul Simon. Letras. 1964 – 2016 (Libros del Kultrum).
Precisamente en eso se basa el éxito de Paul Simon, nunca necesitó crear un personaje para trascender, le ha bastado con su música. Por eso, más allá de indagar en su vida, la mejor forma de representarle es a través de su legado aún por terminar y este cancionero se lee como una novela o una biografía. Y es que las letras de sus canciones no necesitan recurrir a complejas simbologías ni crípticos mensajes para demostrar su portento compositivo. Paul Simon basó en la sencillez, su capacidad de llegar a lo universal y así sobrevivir para siempre en una música que ya ha pasado a la historia de la canción americana.
«Cuanto más inteligible sea, mejor. Siempre y cuando no sacrifiques la inteligencia, la perspicacia o la emoción para hacerlo más fácil. Si puedes capturar algo que sientes que es real y expresarlo de un modo que mucha gente pueda entenderlo -lo cual es poco frecuente-, hay algo en eso que da a la canción cierto tipo de vida. Y si entra en la cultura popular, pero no siendo solo cultura popular, entonces, desde la perspectiva de un escritor, alcanza uno un logro satisfactorio» (Paul Simon en una entrevista con Paul Zollo).
De complexión enjuta y rostro afable, resulta curioso observar el escaso cambio que ha sufrido su imagen, aparte del bigote y la melena setenteros que luce en la portada de Still Crazy After All These Years. Americana oscura, camiseta y sombrero para mostrar una elegancia básica y sin artificios, y de paso disimular el inevitable paso de los años por su cabeza.
Resulta divertido recordar el papel de ese músico al que rodea el lujo y la fama, glamouroso y mujeriego que le roba la chica (Diane Keaton) a Woody Allen en la oscarizada Annie Hall (1977). Nada más lejos, su incursión más personal en el séptimo arte llegó en 1980 con el estreno de One-Trick-Pony (1980). Simon escribió el guion, la banda sonora y se reservó la interpretación del protagonista: Jonah Levin, un músico cansado de luchar en el circuito de clubes y harto de que se le recuerde por un único éxito que tuvo en los sesenta con una canción antimilitarista y que paralelamente se ve envuelto en el proceso de divorciarse de una mujer a la que ama pero que no lo entiende.
Evidentemente la película refleja muchas vivencias del propio Simon, así como muchos de sus miedos y obsesiones. Lamentablemente la acogida fue muy discreta, pues la película no refleja el lado glamuroso y rutilante del rock sino su parte más inhumana, y por ello el tono que se respira en ella es de un digno pesimismo. Finalmente la Warner decidió no incluirla en los circuitos comerciales de salas de cine y la postergó para la televisión por cable, lo que disgustó enormemente a Simon.
El cancionero de Paul Simon, obra que, por vez primera, se publica en lengua castellana, constituye un hito en la historia de la música popular estadounidense, y presenta, en edición bilingüe, las letras del afamado cantautor desde su primer álbum en 1964.
A lo largo de su laureada carrera, Paul Simon ha sido distinguido con numerosos honores y recibido otros tantos premios, entre los cuales destacamos sus doce premios Grammy, tres de los cuales (Bridge Over Troubled Water, Still Crazy After All These Years y Graceland) fueron, a su vez, álbumes del año. En 2003 recibió el premio Grammy Lifetime Achievement Award por toda la composición de la música y las letras del dúo Simon and Garfunkel. Ingresó en el Hall of Fame de los compositores y en el del Rock n’ Roll, como miembro de Simon and Garfunkel, y también por su carrera en solitario.
Su canción «Mrs. Robinson», de la película El graduado, figura entre las diez primeras de las 100 canciones más importantes de los primeros 100 años de historia del American Film Institute. Fue galardonado también con el Kennedy Center Honors en 2003 y nombrado una de las «100 personas que dan forma a nuestro mundo» por la revista Time en 2006.