Clara Lago (32 años) estrena el próximo 1 de mayo su segundo audiolibro, El nido del cuco, de Camilla Läckberg, en Audible. Después de narrar Jane Eyre, la actriz repite con el formato, que asegura que no es tan ligero como pueda parecer desde fuera. «Cuando me llamaron pedí hacerlo con el mismo equipo», confiesa la actriz, porque dada la dificultad de un proyecto así quería apostar por la confianza que ya habían desarrollado.
«Llegué y me dijeron, ‘van a ser jornadas de cuatro horas, ¿quieres estar sentada?’ Y yo dije que por qué, si la voz sale mejor cuando una está de pie. Y me dijeron ‘¿Tú no has hecho nunca esto, no?’», comenta entre risas. «Sales con el cerebro frito», parece que te «has tomado siete vinos». La actriz asegura que el cansancio de la locución es muy específico. «Estar tantas horas en la habitación con la luz, la pantalla, leer en voz alta con la dicción y la cadencia adecuadas… llega un momento en el que la mandíbula te empieza a fallar«, añade.
«Porque en un set de rodaje a lo mejor te pasas 12 horas y es cansado, pero esto es otro nivel de concentración y de foco», revela Lago, explicando que en el cine se pasan mucho tiempo esperando entre escena y escena. Ajena a los que critican que los actores de pantalla hagan trabajos de audio, precisa que tampoco es lo mismo hacer doblaje que un audiolibro.
Gestionar los ‘noes’ y las críticas
Pero Clara es consciente de que uno de los inconvenientes de su profesión es estar permanentemente expuesta a las críticas. Otro es la inseguridad laboral: «Me parece que soy una privilegiada por poder dedicarme a esto, a mí me gusta este formato de dos meses a full con una gente y luego poder soltar e irte a otra cosa. Pero es difícil si no llevas muy bien la incertidumbre, los noes, que te rechacen muchas veces o la opinión ajena… el juicio siempre va a estar ahí en esta profesión».
Clara admite tener una «especie de fe en la vida». También a la hora de soñar con trabajar más allá de nuestras fronteras o de llegar a Hollywood: «Yo soy ‘Mari aprendizajes’, y cada vez más voy entendiendo la vida de esta manera, como un gran aprendizaje, que es lo que le da sentido». Para la intérprete, es importante gestionar de manera positiva esos ‘noes’ que ha recibido cuando se ha presentado a castings en la Meca del Cine.
La vida como aprendizaje
«Si no está en mi camino petarlo en Hollywood es que no es ese el aprendizaje, o quizá el aprendizaje es sostener que lo hemos intentado y no ha salido», confiesa. Pero por supuesto, ella también se siente obligada a gestionar sus propios noes cuando rechaza algún proyecto. «Siempre da cosita», admite. «Hay que buscar la manera de hacerlo con cariño, con tacto y con amor».
Clara Lago ha perfilado desde muy joven su impresionante recorrido de la mano de su representante, Antonio Rubial. «La carrera de un actor o una actriz se construye más con los noes que con los síes», le decía su mánager. Por eso siempre han estado de acuerdo a la hora de escoger sus papeles, que le han valido para construir su trayectoria, con o sin premios.
Una carrera de éxito pero sin premios
«Es difícil medir el porqué», admite cuando le preguntamos por los motivos de que en todos estos años no haya vuelto a recibir una nominación al Goya, desde su candidatura como actriz revelación, con solo 12 años, por El viaje de Carol. No sabe cuál es la clave para que una película tenga la aprobación de la Academia. Durante la última edición de los premios del cine español, la actriz fue la presentadora de la gala junto a Antonio de la Torre, con quien trabajó en Primos, y la broma de que a uno le nominaban por todo mientras que con ella no había manera fue recurrente. «Tengo que tomarme con humor que no me nominen nunca», dice Clara.
A Antonio de la Torre le han nominado catorce veces, aunque solo en dos ocasiones le han dado el galardón. Actualmente es el actor español con mayor número de nominaciones. Eso sí, quien tiene todavía el récord de la película más taquillera de la historia de nuestro país es Ocho apellidos vascos, coprotagonizada por Clara, y ella está muy orgullosa de ello. «Que la audiencia te demuestre el cariño es el premio», dice, aunque admite que suene a topicazo.
El reto de presentar los Goya
«De primeras a los Goya dije que ni que coña», comenta Clara, que desvela que fue Antonio la Torre quien la llamó para ofrecerle la oportunidad. Pese a estar convencida de que no quería hacerlo, todo el mundo a su alrededor insistía, «esto tú puedes hacerlo muy bien». Entre ellos su novio, el actor, músico y empresario de hostelería José Lucena. «Mi chico me dijo que yo doy mucho el discurso del amor y el miedo y me dijo ‘nena, aplícate el cuento’», recuerda. «Estás cayendo en la misma trampa que tú denuncias todo el rato», le dijo.
«Me apetecía mucho la parte de hacerlo con Antonio de la Torre, que era como un reencuentro después de diez años», confiesa Clara. Así que aceptó. Y salió airosa del reto, pero hoy sigue dudando sobre si repetiría o no. «Ha sido un curro. Para los diez minutos que salimos estuvimos tres meses de reescritura y peleando los unos con los otros hasta llegar al acuerdo», admite la actriz, poniendo en perspectiva todo el trabajo realizado.
La gala, habitualmente muy criticada, fue bien recibida, pero Clara considera que esto es como jugar a la ruleta. Así que «a lo mejor lo podemos dejar aquí», bromea.