Una cesta de la compra cada vez más cara y un colchón de ahorro generado durante la pandemia provocaron que el consumo privado fuese uno de los motores económicos de 2022. Sin embargo, los precios hicieron que este fuese frenándose hacia final de año. Esta tendencia se mantendrá, según el Gobierno, durante este año y el gasto de los hogares crecerá en menor medida en comparación con el año anterior.
Según las previsiones que el departamento económico de Moncloa envió a Bruselas a finales de la pasada semana, el consumo privado crecerá un 2,1% este año, frente al 4,4% de 2022. Será en 2024, con los precios ya más relajados y «el aumento del empleo», cuando el consumo vuelva a coger fuerza y crezca un 3% interanual, tal como indican los cálculos del Gobierno.
El Gobierno no realiza previsiones relativas a la inflación, esa es una tarea en manos del Banco de España. Por ello, el documento recoge las estimaciones del supervisor bancario: «la inflación se reducirá a en torno a la mitad respecto a 2022 gracias al efecto tanto directo como inducido de los precios energéticos». No obstante, hasta 2025 el IPC no estaría por debajo del 2%, el nivel de estabilidad de precios, según el Banco Central Europeo (BCE).
Los datos del primer trimestre, publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), muestran que el consumo acumula dos trimestres en descenso. De hecho, aunque el producto interior bruto (PIB) creció un 3,8% en tasa interanual, el consumo final de los hogares retrocedió un 1,3% con respecto al cuarto trimestre de 2022, cuando el consumo ya cayó un 1,7% en comparación con los tres meses anteriores.
Según CaixaBank Research, «esta evolución del consumo refleja el impacto de la elevada inflación y el aumento de los tipos de interés». Y es que la escalada de precios, junto con unas condiciones de financiación más severas, están repercutiendo en el consumo de los hogares, y lo continuará haciendo hasta que el índice de precios al consumo (IPC) se mueva en tasas más normalizadas.
Pacto de rentas
Durante 2022, los españoles sufrieron una pérdida de poder adquisitivo que el Gobierno ha tratado de paliar a través de un pacto de rentas que no ha logrado materializar. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, prometió el 2 de marzo de 2022 que impulsaría un pacto de rentas entre los agentes sociales, con el objetivo de «evitar caer en una espiral inflacionista». Pero tal como publicó este periódico, más de un año después, ese pacto no existe.
La inflación media en 2022 fue del 8,4% y los salarios vinculados a convenios colectivos avanzaron por debajo del 3%. Por ello, los sindicatos reclamaban subidas salariales en línea con el encarecimiento de la vida. Sin embargo, la patronal justificaba que las empresas estaban absorbiendo el incremento de los costes de producción y reduciendo sus márgenes.
Así, el Gobierno llega al 1 de mayo, Día internacional de los trabajadores, sin haber puesto en marcha la que iba a ser la medida estrella para luchar contra la pérdida de poder adquisitivo. La intención del Ejecutivo ahora es la de crear un observatorio de los márgenes empresariales que permita controlar si las empresas se están beneficiando de este entorno de precios al alza. La vicepresidenta aseguró que el observatorio sería clave «en este momento para la toma de decisiones».
Ahorro destinado a inversiones
El programa de Estabilidad señala que los españoles lograron un exceso de ahorro de más de 100.000 millones de euros entre 2020 y 2022. Pero el consumo no fue el destino final de gran parte de estos recursos. Sí lo fueron las inversiones financieras y el sector inmobiliario, «solo una parte limitada se destinaría a consumo», reza el documento. La explicación es que este ahorro se concentró en los hogares con mayor renta, que según indica Moncloa, «tienen una menor propensión marginal al consumo».