Que Isabel Díaz Ayuso (Madrid, 1978) tiene «un gran potencial» político es algo compartido dentro de las filas del Partido Popular (PP), que alaban la actuación de la dirigente madrileña a rasgos generales. La baronesa popular en la Comunidad de Madrid -nombrada en mayo y tras un prolongado tira y afloja con la anterior dirección nacional- ha crecido en el partido a pasos acrecentados, tras quedar situada como cabeza de lista a dedo por Pablo Casado. Para sustituir a Ángel Garrido, que había salido después de suplir temporalmente a Cristina Cifuentes. El expresidente del PP, con quien ahora mantiene nula relación, era íntimo amigo de Díaz Ayuso y decidió apostar por ella durante el ciclo electoral de 2019. De hecho, cuando el exvicesecretario de Comunicación acude como candidato a Génova para presentar los avales, Díaz Ayuso es una de las pocas personas que le acompañan.
Con un planteamiento liberal, entre sus banderas está la defensa de la elección de la forma de vida de cada uno, así como dar las batallas culturales a la izquierda. Eso, aunque la aproximan a un PP clásico de principios de siglo, la acerca, además, a un entendimiento con las fórmulas de Vox que le han permitido establecer un amplio nicho electoral. Sin embargo, en esa construcción del liderazgo, refrendado en las urnas en 2021, desplazando al extraparlamentarismo a Ciudadanos, Díaz Ayuso ha evidenciado «demasiada ambición».
En conversaciones con El Independiente, fuentes del PP indican que hay cierto «consenso» sobre la valoración que se hace de Díaz Ayuso. Pero consideran que «debería ser más prudente» con «sus aspiraciones» personales y políticas y «centrarse en lo que está haciendo» actualmente: la gestión de la Comunidad de Madrid. Lo justifican apelando a la reciente «guerra interna» que sufrió la formación a mediados de febrero, por el supuesto espionaje a la líder madrileña por parte del tándem conformado por Casado y su secretario general Teodoro García Egea. «Un exceso de protagonismo, podría ser perjudicial» para la candidatura de Alberto Núñez Feijóo a La Moncloa, añaden.
Las mismas fuentes apelan a que, por ahora, y a diferencia de Casado, que «es un gran tipo», Feijóo ha entendido que al PP le conviene compaginar su perfil con el contraste que genera la baronesa popular, y no intentar competir o mermarlo como hizo su antecesor desde mediados de 2021 y principios de este año, negando a Díaz Ayuso la celebración del congreso regional para aspirar a presidir la agrupación a nivel autonómico. «Era algo coherente, gobernaba la Comunidad», destacan.
El problema que identifican es que Díaz Ayuso está jugando mal sus cartas a cuenta de las prisas por querer escalar orgánicamente, y lo ejemplifican con la figura de la exsecretaria general del PP (2008-2018) y expresidenta de la Junta (2011-2015) y del PP de Castilla-La Mancha (2006-2018). «María Dolores de Cospedal es un perfecto ejemplo», aseguran desde el PP, que apuntan a que «de no haber desempeñado tantas responsabilidades» nacionales y regionales, habría podido centrarse en sus labores en Castilla-La Mancha y tenido más opciones de «salir reelegida» frente a Emiliano García-Page en 2015. Incluso, estiman, haber contado con el mismo peso político que el propio Feijóo desde Galicia para presentarse a unas primarias para liderar el partido.
La rivalidad de Díaz Ayuso con el Gobierno central y Pedro Sánchez a veces es exacerbada. Hay otros barones más prudentes
Y es que entienden que la rivalidad del Gobierno de la Comunidad de Madrid para dar todas las batallas al Ejecutivo central, a veces es «exacerbada». Frente a la trascendencia que le da Díaz Ayuso desde Madrid -quizá por tratarse de la capital nacional-, destacan la «prudencia» que sí tienen otros líderes territoriales como Juanma Moreno en Andalucía, Fernando López Miras en la Región de Murcia o Alfonso Rueda en Galicia.
Feijóo, en su última etapa política
Desde las filas del PP, especulan con el tiempo que puede prolongarse el liderazgo de Feijóo desde Génova, todo, pese a llevar seis meses desde el congreso nacional extraordinario de abril. Y se plantean dos legislaturas de máximo. «Feijóo está muy bien, pero tiene 61 años. No va a estar siempre en política». Se refieren así a la media de mandatos que ha tenido cada dirigente nacional en la presidencia del Gobierno, desde José María Aznar a Mariano Rajoy. Y hacen un contraste respecto a estos dos líderes: cuando se instalaron en la séptima planta de la sede nacional de Génova, el primero tenía 37 años y el segundo 49, lo que les permitió estancias más prolongadas de catorce años cada uno. «Sería una excepcionalidad que Feijóo siguiese en política después de esas dos legislaturas», describen desde el partido.
Si Feijóo siguiese en política después de dos legislaturas, sería una excepcionalidad
Por ello, creen que Díaz Ayuso debería ir más despacio. «Es muy joven, tiene 43 años y toda la vida por delante». Lo que debería hacer, como sus compañeros autonómicos, es «centrarse en Madrid» y labrarse «una amplia trayectoria; sólida». Y desde ahí, continúan, presentarse a las primarias cuando Feijóo decida que es hora de ceder el testigo. En ese momento, tendrá «más credenciales» para imponerse a posibles rivales. ¿Quiénes? El mejor posicionado de cara al futuro, «de mantener el rumbo», es Moreno Bonilla, prevén.
Álvarez de Toledo está «desaprovechada» en el PP
Igual que sectores del PP entienden que Díaz Ayuso debe soltar el acelerador, fuentes parlamentarias afirman de Cayetana Álvarez de Toledo que «está muy desaprovechada» dentro de Grupo del Congreso de los Diputados. Sin entrar a valorar si dejará el partido en el medio plazo ni a especular si se unirá a las filas de Vox, Ciudadanos o a la candidatura de Macarena Olona -si tras las municipales y autonómicas decide dar el paso-, evidencian una falta de entendimiento del ‘no’ de Génova a darle protagonismo en algún ámbito concreto: con alguna intervención esporádica desde el escaño, por ejemplo.
«Algunos somos de crear equipos», y no hacerlo dentro del GPP «es un error»; no utilizar «el potencial» de cada miembro. En el caso de Álvarez de Toledo, explican que «tiene una gran formación y es muy buena parlamentaria». Y eso, advierten, lo saben en el resto de las formaciones del bloque de centroderecha, que han empezado a tantearla.