El 1 de marzo de 1983 se declaró oficialmente el 2 de mayo como el Día de la Comunidad de Madrid. Desde entonces la fecha sirve para conmemorar el orgullo del pueblo madrileño, que se rebeló en 1808 contra la invasión francesa, seguramente sin saber que, al menos en aquel momento, la victoria era imposible. Sin embargo, aquellos que dieron su vida por tratar de recuperar la ciudad sí lograron inspirar un sentimiento que, poco a poco, fue propagándose por toda España y acabó originando la Guerra de la Independencia Española, que culminó en 1814.
Los franceses se habían instalado en España después del Tratado de Fontainebleau (1807), que contemplaba una maniobra conjunta de ambos países para ocupar Portugal. Sin embargo, cuando las autoridades españolas permitieron el paso a las tropas francesas que debían dirigirse, en teoría, a territorio luso, se encontraron con la sorpresa de que ese no era su verdadero objetivo.
Los franceses se quedaron en nuestro país, ocupando distintos territorios estratégicos que permitieron que España pasara a estar bajo dominio de Napoleón, que supo aprovecharse también de la pugna por el trono que mantenían Carlos IV y su hijo Fernando VII.
«La convivencia entre franceses y españoles fue muy tensa desde el principio», asegura Pablo Jesús Aguilera, autor del libro El levantamiento del 2 de mayo de 1808 y fundador de la revista digital La gatera de la Villa sobre la historia y patrimonio de Madrid, que cuenta que hubo un suceso en concreto que propició que toda aquella tensión se desbordara: el traslado del infante Francisco de Paula, último miembro de la familia real que quedaba en Madrid, en dirección a Bayona. Aquello provocó un levantamiento que se extendió rápidamente por toda la ciudad, y que fue duramente reprimido por las autoridades francesas.
Recreación histórica el 30 de abril
Más de 200 años después el heroísmo que mostraron los madrileños aquel día sigue siendo recordado. Por ello, cuando se acerca la fecha los homenajes se multiplican. Uno de los más importantes es la recreación histórica de la batalla que realizan desde la Asociación Histórico-Cultural Voluntarios de Madrid 1808-1814. La edición de este año, que se celebrará el domingo 30 de abril, contará con la participación de más de 300 personas, (entre ellas varios niños), dos cañones, un carruaje real y varios jinetes a caballo.
«Por la mañana, desde las 11:00 hasta las 14:00, estaremos en el Parque del Retiro. Haremos un desfile y pasearemos por allí interactuando con la gente» explica Alfonso Sabán, portavoz de la asociación. Y añade: «Por la tarde, a partir de las 16:30, haremos otro desfile militar desde la Puerta del Sol hasta la Plaza de Oriente, donde a las 19:30 realizaremos una gran recreación del levantamiento que se produjo en el Palacio Real aquel día por el traslado del infante. Y al día siguiente haremos otra recreación en la Puerta del Sol a las 19:00 de la defensa del cuartel de Monteleón, que es un poco más corta».
Jornada divulgativa el 2 de mayo
En la misma línea, el mismo 2 de mayo una veintena de personas de la Asociación de Recreadores Históricos organizará una jornada divulgativa en el Parque Lola Camarena. «Vamos a montar un campamento de época con distintos elementos históricos para que la gente pueda interactuar con ellos. Explicaremos el contexto histórico y lo que sucedió aquel día, y luego los recreadores se dividirán para explicar a la gente cómo era la ropa de la época o qué armamento se utilizó. Y también tendremos una zona para niños con recreaciones de juegos infantiles del siglo XIX», explica Diego Ludeña, que dará vida a uno de los pocos militares españoles que combatieron ese día del lado del pueblo, el teniente Ruiz.
Durante el evento también harán una demostración de cómo se organizaban las tropas de la época, que cuando eran de un número elevado se ordenaban utilizando instrumentos musicales como tambores o pífanos. Antes, por la mañana, los miembros de la asociación también realizarán un homenaje en el cementerio de la Florida. «Se trata de acercar la historia de la ciudad a los vecinos. Yo soy profesor, y cuando les preguntas a muchos chavales qué pasó ese día sólo saben que fue algo de Napoleón, y algunos ni eso», añade Ludeña.
Una lucha desigual
Aguilera explica que cuando las tropas napoleónicas invadieron España 30.000 franceses se encargaron de ocupar Madrid. Al frente de todos ellos Napoleón colocó a su cuñado, el general Joaquín Murat, que fue el encargado de enviar a sus soldados a sofocar el levantamiento del Palacio Real, que comenzó cuando el cerrajero José Blas Molina, al ver que se llevaban al infante a Bayona, profirió su ya legendario grito: «¡Que nos lo llevan!».
«Murat mandó un contingente con soldados de la Guardia Imperial, que eran la crème de la crème. Abrieron fuego y en el palacio corrió la primera sangre, pero la gente salió despavorida y la batalla se dispersó. Los dos grandes focos de pelea fueron el Palacio de Monteleón, donde se guardaban las armas de la ciudad, y el centro. La Puerta del Sol, que era más pequeña que la de ahora, se convirtió en una ratonera», detalla Aguilera.
Los franceses combatían con soldados experimentados, y contaban con artillería y caballería. El pueblo madrileño, sin embargo, hacía lo que podía, convirtiendo en arma todo lo que se encontraban: cuchillos, palos, martillos o espadines. Aguantaron lo que pudieron, gracias en parte a héroes que han pasado a la historia como los militares Luis Daoiz y Pedro Velarde o la costurera Manuela Malasaña, de 15 años. Las muertes de los tres, por cierto, siguen rodeadas de incógnitas y versiones contradictorias.
«La revuelta empezó sobre las 8 de la mañana y hacia medio día solo existen enfrentamientos en el centro y el Parque de Monteleón. Era el pueblo solo contra los franceses. Fue una escabechina brutal, no tenían nada que hacer», comenta Aguilera, que explica que, una vez confirmada la victoria francesa, la represión de Murat fue temible: «Dictó órdenes para fusilar a todo aquel que encontraran con armas. Y cundió el miedo. Oficialmente se contabilizan unas 400 muertes, pero no es un número realista».