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El PSOE confía en movilizar a sus electores con anuncios y medidas para crecer durante la campaña

En Sevilla, Pedro Sánchez retornó a su campaña. A su estrategia. A la que lleva desplegando desde abril. Llenar su discurso de anuncios para que sean ellos los que dominen la agenda y obligar al PP a ir por detrás. Martillear con la gestión del Gobierno progresista. Centrar el tiro en vivienda, medio ambiente, jóvenes, sequía, pensiones, empleo, transportes. El objetivo es ensanchar la base electoral, despertar a sus votantes, decirles que merece la pena votar a su partido.

En la dirección del PSOE defienden que ese es el camino elegido y que no quieren que nadie les haga desviarse de él. Y la prueba era la jornada de arranque de campaña oficial con el presidente del Gobierno en la capital andaluza. Una iniciativa inmediata, en junio, para garantizar el derecho al olvido oncológico —la sanidad es otro de los pilares de la campaña socialista— y promesas para el territorio que pisaba, Sevilla: una transferencia de 20,2 millones de euros para las obras del tramo norte de la línea 3 de metro, estudios para la conexión ferroviaria entre el aeropuerto y la estación de tren de Santa Justa, culminación del cierre de la ronda de circunvalación SE-40, 2.500 viviendas en terrenos de Defensa ubicados en la provincia de Sevilla.

Sánchez utiliza la sanidad como otro motor de la campaña socialista, y lo combina con promesas en el territorio, como la transferencia de 20 millones para la línea 3 de metro de Sevilla

Nada de Bildu. Y no por casualidad. La dirección da por cerrada la polémica por las listas electorales de la formación de la izquierda abertzale, en las que ha colocado a 44 condenados por pertenencia o colaboración con ETA, siete de ellos por asesinato. Desea pasar página. Se aferra a que el presidente ya dijo todo lo que tenía que decirse cuando fue preguntado el viernes por los periodistas en Washington, al término de su reunión con Joe Biden en la Casa Blanca —que las candidaturas pueden ser legales pero no son «decentes» y que ese es el «mayor reproche» que él podía hacer—. La orden taxativa de Ferraz a sus dirigentes era esquivar el tema, mantener la boca cerrada, remitirse a las palabras de Sánchez y punto. No alimentar más un asunto que, evidentemente, incomoda y que desplaza el foco de la campaña. Con ello, la cúpula federal aspira a que la batalla por las listas de Bildu se apague pronto, por mucho que el PP, ya lo asume, intente aventarla.

La estrategia que desplegará el PSOE para contrarrestar el marco que busca imponer Alberto Núñez Feijóo es continuar con su discurso: anuncios, medidas, explicación de la gestión del Ejecutivo. «Salimos a contar lo nuestro, explicar lo hecho, defender lo que la gente quiere que defendamos», explican desde la dirección de Sánchez. Esa es la esencia, en realidad, del lema de campaña socialista, Vota lo que piensas: que los ciudadanos opten por la formación que, a su juicio, mejor defiende lo que realmente interesa a la «mayoría social».

El comité electoral tiene la percepción de que los socialistas van «en ascenso» desde hace dos meses, cuando la maquinaria se puso a punto. Y la esperanza ahora es que los votantes más indecisos se movilicen en la última semana, y que muchos de ellos lo hagan a su favor. Según el macrobarómetro preelectoral del CIS, el 38,4% de los ciudadanos decide su papeleta en el curso de la campaña, y hasta el último día. La tesis de los socialistas es que la derecha «ya está muy movilizada» —razón por la que creen que la polémica de Bildu no sumará mucho más—, porque «siempre es más fácil» estimular el «voto a la contra». Ferraz está convencido de que, por eso, son sus candidatos los que tienen mayor margen de crecimiento. En esos electores que pueden decidir en las últimas dos semanas, en la última semana, «quien tiene más rentabilidad es el PSOE».

No tiene «argumentos» la derecha

Esa convicción explica la estrategia diseñada por la cúpula y liderada por Sánchez: encadenar un anuncio tras otro para activar la conexión con el elector desmovilizado, dándole razones para votar por el PSOE, recordándole las medidas desplegadas por el Ejecutivo y las que aún quedan por implementar. Es un voto, razonan, más diésel, más complicado de conseguir, porque el «voto a la contra», el que busca el PP, el que persigue «destruir» , es más visceral y ya está dispuesto a ir a la urna.

Salimos a contar lo nuestro, explicar lo hecho, defender lo que la gente quiere que defendamos», rubrican en el corazón del partido

El presidente, que ha decidido echarse a la espalda la campaña, asumiendo un protagonismo total y mayor del inicialmente esperado, es el encargado de tirar del carro y de despertar a los electores con sus propuestas «en positivo» y «de futuro». Por eso Sánchez repite, y lo hizo este sábado desde Sevilla, que Feijóo y su partido solo persiguen «desmantelar» los avances conseguidos en estos últimos cinco años, «retroceder a 2013«, a la España de los «recortes» y de la «precariedad». Los socialistas subrayan que si el PP regresa una y otra vez al «comodín de ETA», aferrándose ahora a las listas de Bildu, es porque «no tiene argumentos», ni tiene «nada«. «Que cuenten qué quieren hacer con España, cuál es su proyecto. Que lo expliquen, aunque ya lo hace [Isabel Díaz] Ayuso. Recortes y hacer ruido porque no quieren hablar de temas», indicaba un alto mando de la cúpula desde la capital andaluza.

Los socialistas por eso desean salir cuanto antes del marco de Bildu, que persiguió hasta Sánchez hasta Washington. Incomoda, no gusta. «Pero la gente quiere que hablemos de lo que le proponemos, de lo que vamos a hacer. Y cuando uno no tiene propuesta», resuelven en Ferraz mirando hacia el PP, «vuelve al pasado«, a ETA.

El alcalde de Sevilla se dirige a los «desencantados» de la política: «Aquí están mis manos, agarraos y vamos a soñar»

El PSOE se centra por tanto en la pedagogía, en la exhibición de la obra del Gobierno para apelar al voto. No lo hace solo Sánchez, porque en los mítines los teloneros y los candidatos también reivindican la gestión del Ejecutivo, como hicieron el sábado el secretario provincial de Sevilla, Javier Fernández; el líder del PSOE-A, Juan Espadas, y el propio alcalde de la ciudad, Antonio Muñoz. Él fue quien alertó de que estaba en juego «seguir como un tiro» o sentir un «apagón» con el PP, que le pisa los talones en las encuestas. Y fue él quien se dirigió «a los desencantados de la política», a los desmovilizados, a los que piensan que las elecciones «no van con ellos». «Aquí están mis manos«, les dijo, «agarraos y vamos a soñar, vamos a soñar por Sevilla».

En la sala de máquinas del PSOE confían en que la estrategia funcione, en que cada vez más ciudadanos se vayan reconectando con ellos. El goteo de anuncios continuará, porque Sánchez y el partido tienen en sus manos el enorme poder del BOE y no lo van a desaprovechar.

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