Mariano Rajoy, expresidente del Gobierno de España e histórico del PP, ha formado parte del equipo de campaña electoral popular en Galicia de este domingo al acudir Santiago de Compostela y su entorno para acompañar a Borja Verea candidato a la alcaldía de Santiago, y a número dos del partido, Paula Prado.
La primera parada en la ruta dominical de Rajoy ha sido Oroso, una donde ha podido degustar sus truchas en la ‘Festa da Troita’, antes de desplazarse a la ciudad en la que también se siente como ‘en su casa’: Santiago de Compostela.
«Para mí es un gusto estar en Santiago», ha admitido Rajoy, mientras que en la céntrica Praza do Toural compostelana apuntaba con el dedo a la que es su casa natal. «En esa casa he dormido yo muchas veces, a cien metros estudié en el Colegio de las Huérfanas, y a unos 500 metros, me licencié en la Facultad de Derecho», ha rememorado.
También ha recordado su primera etapa ‘político-profesional’ Rajoy, como director general, cuando tuvo que volver a recalar en Santiago «una temporada». «Como ustedes comprenderán, probablemente este sea el lugar donde más a gusto puedo hacer una campaña electoral», ha defendido, antes pasar a elogiar a Verea con un giro muy Rajoy: «En fin, esto es historia y yo no he venido a hablar de mí».
El camino de Rajoy por su Galicia natal ha continuado durante el domingo. Después de un paseo lleno de muestras de cariño de los vecinos por el casco viejo, los dirigentes populares continuaron al Ensanche y, posteriormente, se desplazaron a uno de los epicentros de la actualidad compostelana del día: el ‘Banquete de Conxo’.
Con disfraces de época y entretenimientos tradicionales para niños, la jornada de campaña para el PP con Rajoy a la cabeza se cerró con la degustación de tortilla, empanada y pulpo en el ‘Banquete de Conxo’, donde no faltaron políticos de otras formaciones como la candidata del BNG, Goretti Sanmartín, ni el alcalde y aspirante socialista a la reelección, Xosé Sánchez Bugallo.
Rajoy pudo ver la ‘performance’ del Banquete de Conxo en la que se recuerda la historia de una cita clave en el galleguismo: una comida organizada en 1856 por un grupo de intelectuales, entre los que estaban Eduardo Pondal, Aurelio Aguirre, Manuel Murguía y Luis Rodríguez Seoane, y en la que los homenajeados eran obreros y artesanos, servidos a la mesa por los primeros, para reivindicar la libertad e igualdad entre clases sociales.