A las puertas de comenzar la campaña de vacunación de la cuarta dosis frente al Covid el 26 de septiembre (de momento mayores de 80 años), la duración de la inmunidad frente al Covid sigue siendo incierta.
La presencia de anticuerpos es la medida principal para evaluar la capacidad del organismo para defenderse de un nuevo envite del virus y eso es lo que acaba de medir un nuevo estudio del Instituto de Salud Global (IS Global), centro impulsado por LaCaixa. Su investigación se publica en la revista BMC Medicine.
Los investigadores midieron los anticuerpos de 1.076 personas de entre 43 y 72 años, en un estudio en el que se incluyó su edad, qué vacuna recibieron o condiciones de salud y hábitos de vida, así como si se habían infectado de Covid. El estudio se realizó en 2021, seis meses después del inicio de la vacunación y antes de la irrupción de la variante ómicron.
Se midieron las defensas de las personas que habían pasado la infección y no estaban vacunadas y se vio que dos de cada tres (64%) tenía anticuerpos un año después de la infección. Un tercio ya no tenía y este porcentaje era mayor en personas mayores de 60 años o fumadoras.
La mayor inmunidad – más potente y duradera – se daba entre quienes habían pasado la infección y además se habían vacunados. «Nuestros datos subrayan la importancia de vacunar a las personas, aunque se hayan infectado previamente, y confirman que la inmunidad híbrida es superior y más duradera. Esto significa que las personas vacunadas pero que no han pasado la infección necesitarían un refuerzo antes que las que sí la han pasado», explica en un comunicado Marianna Karachaliou, primera autora del estudio junto a Gemma Moncunill.
Moderna, la vacuna que más anticuerpos generó
El tipo de vacuna fue el factor que más se asoció al nivel de anticuerpos y la que mayor nivel generó fue la de Moderna (Spikevax). Como explica la investigadora de IS Global Carlota Dobaño a El Independiente, «las personas vacunadas con el producto de Moderna muestran respuestas más potentes comparadas con otras vacunas – Pfizer/BioNTech o AstraZeneca o Jansen – y en general las de ARN mensajero son también superiores a las de adenovirus (AstraZeneca y Janssen).
La edad se comprobó como un elemento que afectaba negativamente a la producción de anticuerpos, pero otro factor les sorprendió, como explica Dobaño: «Hemos visto también una interesante pero preocupante asociación entre las enfermedades mentales y la respuesta inmune a la vacunación, pero el efecto es menos fuerte que los otros dos factores mencionados [tipo de vacuna y edad]. También los fumadores mostraban una menor respuesta vacunal». Globalmente, la combinación que generó más anticuerpos fue la inmunidad híbrida (vacunación e infección).
El estudio se realizó entre una cohorte poblacional de Cataluña COVICAT-GCAT (GCAT | Genomes for Life Project) desde IS GLobal y el Instituto German Trias i Pujol (IGTP), con el apoyo de la Fundación Privada Daniel Bravo Andreu (FPDBA).
Como la investigación se realizó antes de la irrupción de ómicron, Dobaño explica que a finales de este año continuarán con su estudio para observar «la evolución de la respuesta inmune tras las olas de ómicron y sus subvariantes, y también tras la introducción de las dosis de refuerzo».
Un escenario en el que habrá mayor porcentaje de inmunidad híbrida y en el que «será interesante evaluar hasta qué punto esto afecta a la potencia, longevidad y amplitud de la respuesta inmune y al porcentaje de seroreversión, en relación a la edad y otros factores señalados», concluye.