En muy pocos años la Inteligencia Artificial, en su estado actual de desarrollo, ha demostrado sus capacidades e impacto en nuestras economías y muchos sectores productivos. Cada vez más se erige en el factor clave para incrementar la competitividad de muchas empresas a través de sus procesos de automatización, la potenciación de sus ventas o la personalización de productos y servicios. En muy pocos años hemos pasado de referirnos a casos de uso mediáticos (“la IA nos gana al ajedrez o al “go”) a presenciar cómo se incorpora de forma decisiva en nuestras empresas y en nuestras vidas.