Fue también una noche gloriosa para Ron DeSantis. El republicano de Florida repetirá mandato.
Las legislativas en Estados Unidos no defraudaron, como de costumbre. El enjambre de elecciones en el que se aún se dirime el futuro control del Senado y la Cámara de Representantes dejó un poco de todo durante la jornada del martes, problemas con las máquinas automáticas en los colegios electorales, un detenido que entró con un cuchillo a votar en Michigan, lluvias torrenciales en el sur de California y momentos para los libros de Historia.
Maryland eligió a su primer gobernador negro, Massachussets se decantó por una mujer (Maura Healey) por primera vez, una lesbiana -también algo inédito-, y Arkansas hizo lo propio: Sarah Huckabee Sanders será su primera gobernadora, una republicana.
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También fue una noche gloriosa para Ron DeSantis. El gobernador de Florida repetirá mandato tras imponerse con contundencia al demócrata Charlie Crist. Pero más que su victoria, que parecía previsible, lo relevante fueron sus números en el condado de Miami-Dade, una plaza que no había votado por un republicano para gobernador en dos décadas. Es un espaldarazo para su presunta candidatura hacia la Casa Blanca y su lucha con Donald Trump en las primeras del partido conservador.
En Georgia, Stacey Abrams, considerada una de las superestrellas de la bancada demócrata, no pudo hacer realidad sus sueños de victoria en su carrera hacia la gobernación de Georgia. Su millón y medio de votos no fueron suficientes para llevarse la victoria, con el 86% del voto escrutado. Brian Kemp, uno de los pocos candidatos republicanos que le ha dado la espalda a Trump, se impuso con una diferencia de casi nueve puntos.
Stacey, que saltó al estrellato de su partido pese a su derrota en 2018 frente a Kemp, aspiraba a convertirse en la primera gobernadora negra del país. Su perfil nacional alcanzó tal altura que se habló de ella como una posible compañera de fórmula de Biden o incluso como candidata a la presidencia. Eso la ayudó a superar a Kemp en músculo recaudatorio. Sus 80 millones de dólares, sin embargo, no le han alcanzado para hacer historia en las urnas.
En Pensilvania, el demócrataJosh Shapiro se impuso a uno de los candidatos más polémicos a nivel nacional en la elección a gobernador, el ex senador estatal Doug Mastriano, uno de los instigadores del asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. El coronel retirado fletó autobuses para respaldar el ataque en Washington, un nacionalista cristiano que ha ayudado a propagar las teorías conspiratorias del movimiento QAnon.
John Fetterman también dio una alegría a los demócratas al imponerse en la carrera hacia el Senado al doctor Mehmet Oz, un personaje televisivo apoyado por Trump. La victoria significa la primera plaza que consiguen revertir los progresistas de cara a mantener su mayoría en la Cámara Alta.
La victoria de Fetterman, actual vicegobernador de Pensilvania, supone un logro considerable. El demócrata de 53 años se sobrepuso a un infarto cerebral que le apartó de la campaña y abrió el debate sobre su estado de salud y su capacidad para servir como senador durante los próximos seis años.
El escaño de Fetterman se consideraba como una victoria obligada para los demócratas en uno de los Estados columpio en donde obtuvo la victoria el presidente Biden en 2020, pero que sigue siendo un escenario cambiante y favorable a los republicanos en la mayoría del territorio rural.
Sobre Arizona se posaron muchos ojos a nivel nacional el martes por la trascendencia de los resultados. Kari Lake, percibida por muchos como la versión femenina de Trump, no estaba teniendo la noche que esperaba con el 50% de los votos escrutados. La ex presentadora de noticias que tanta atención había acaparado a nivel nacional por sus paralelismos con el ideario del ex presidente republicano, mantenía una desventaja de 11 puntos con respecto a la demócrata Katie Hobbs.
Lake, de 53 años, pretende terminar la parte del muro fronterizo que Trump dejó sin completar en el límite con México. Quiere acabar de raíz con lo que considera una “invasión” extranjera de indocumentados y operar al margen de la “agenda demoníaca” del presidente Joe Biden y los demócratas. Si por ella fuera, jamás habría permitido campañas de vacunación contra el Covid ni el uso obligatorio de mascarillas. De momento, parece que tendrá que esperar para imponer su agenda política, salvo sorpresa.
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