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Roger siempre ser
Roger siempre ser El Santo

Mi abuelo, como buena parte de su generacin, no sola referirse a los actores por su nombre sino por el primer personaje que les vieron interpretar. As a Roger Moore siempre se le denomin El Santo incluso cuando se convirti en el mejor James Bond. Cada vez que ponan una pelcula de 007 por la tele (cuanto dao ha hecho el streaming a la ilusin y sorpresa que te llevabas al descubrir un film que te gustaba cambiando de canal), mi abuelo preguntaba “es del Santo o del Bond?”, en referencia naturalmente a Sean Connery, quien fue conocido primero por su papel de agente secreto britnico y as qued encasillado en mi casa. Igual que Moore, que ya pudo interpretar personajes en su larga carrera que siempre sera El Santo, aunque le tocase hacer de villano o supiera rerse de si mismo y de todo el machismo que representaba la saga Bond con su papel de espa retirado y alocado en la excesiva pero desternillante pelcula Boat trip.

Estrenada en 1962 en la emisora britnica Independent Television (ITV), El Santo (The Saint, en el original en ingls) fue el trampoln de Moore. La serie cuenta las andanzas de Simon Templar una mezcla de ladrn de guante blanco que roba a delincuentes, detective o protector de los dbiles. No duda en estafar o robar siempre para dar una leccin a algn malhechor dentro de su cruzada justiciera, con irona. a todo lujo y rodeado de bellas mujeres. Vamos, que Moore ya tena trabajado el papel de Bond cuando se lo dieron.

La serie estaba basada en un personaje literario creado en la dcada de los 20 por Leslie Charteris que cre una extensa saga a partir de sus aventuras. Y es que el pblico siempre ha tenido debilidad por los tipos que mezclan un lado canalla pero tienen alma de justiciero capaces de ayudar a los desamparados cuando la polica o la ley no lo hace, aunque para ello deba emplear mtodos ilegales. Personajes as, como Robin Hood o el Arsenio Lupin de Maurice Leblanc, se han caracterizado por ser el ltimo bastin frente a criminales sin escrpulos o malos que abusan de su poder.

Estaba claro que El Santo acabara en la pantalla. Moore, tan britnico, sigue siendo el actor ms identificado con el personaje. Todava se recuerda sus crditos de inicio con una aureola que le apareca en la cabeza mientras sonaba la msica antes de aparecer los crditos junto al caracterstico monigote dibujado, el mismo que Javier lleva tatuado en el hombro. Y es que el espritu de El Santo acompaa siempre a los que apelamos a su amparo.

Hubo ms versiones de las aventuras de Simon Templar, tanto en seriales de radio en los aos 1940 en Inglaterra y Estados Unidos como en pelculas. La primera se rod en 1938 y se hicieron 8 en 15 aos. Tambin hay una olvidable versin con Val Kilmer de 1997, mucho ms redentora, como si El Santo necesitase justificar sus acciones para purgar sus pecados. Nada como meter la culpa de por medio para hacer perder a un paladn contra la injusticia su aureola (nunca mejor dicho) de intocable.

Est claro que en una sociedad con falta de referentes morales necesitamos iconos que cometan actos piadosos por muy aspecto de canalla y seductor que tengan. Ms vale demostrar la tica que no aparentarla, pese a lo cansado que es esa desconfianza provocada por la cultura de la imagen en la que vivimos, que nos obliga a cuestionar cada anuncio de buena fe que nos llega. Nos hemos olvidado que la bondad tambin existe y no todo el mundo se mueve por un inters egosta.

El proceso de canonizacin de la Iglesia Catlica, establecido en el siglo XVIII, enumera como requisitos ser un siervo de Dios, ser venerable (eso ocurre cuando el Papa dicta el “Decreto de Heroicidad de Virtudes”) y, lo ms importante, ser beatificado, para lo que es indispensable hacer un milagro. Mucho ms fcil (y ms doloroso) era que te nombraran santo cuando los cristianos eran perseguidos y moran entre terribles tormentos.

Teniendo en cuenta las condiciones el listn est alto, aunque no debemos olvidar que a veces nos encontramos con personas venerables (sin bula papal de por medio) y con otras que hacen milagros simplemente con su forma de ser. Hay quien con una bondad y generosidad intrnseca a su carcter los hace casi a diario, como cuando se desvive por alguien que apenas conoce y le ofrece su ayuda y su tiempo empatizando con su sufrimiento. Se crea el milagro de sanar el dolor de otro aunque sea tan intenso que quien sufre piense en la muerte como la nica salida. Dar esperanza es ayudar a revivir y reconectar con el mundo.

Hay santos que nos rodean, sin aureola (a no ser que te fijes bien), sin la apariencia fsica estereotipada de un ser venerable y sin necesidad de proclamar al mundo su capacidad para sanar. De hecho, la mayora no saben que la tienen y es que la condicin de santidad se debera alcanzar desde la modestia, la humildad, la sencillez y la moderacin. Es una bendicin tener uno (o una) cerca y no hay mayor gracia divina que dejarte atrapar por su luz para ser mejor persona. Slo as entrars en el reino de los cielos, que casualmente siempre se disfruta en vida. Basta con encontrar la mirada, la sonrisa o las caricias que te lleven al paraso.

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