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“Nuestra era no debe de ser de guerra”: el G20 cierra un comunicado ms agresivo con Rusia de lo esperado y que condena las amenazas nucleares

“Nuestra era no debe ser de guerra”, “es fundamental defender el derecho internacional y el sistema multilateral que salvaguarda la paz y la estabilidad” y “el uso o amenaza de uso de armas nucleares es inadmisible”. Esos son algunos de los principales mensajes de la declaracin conjunta de los lderes del G20 pactada este martes en Bali tras una larga semana de negociaciones y peleas por cada sustantivo, verbo y adjetivo. Las citas, explican fuentes conocedoras del texto, no parecen muy rompedoras ni originales, pues son los fundamentos de las relaciones internacionales pacficas desde hace dcadas. Pero en el ao de la guerra de Ucrania ya nada es normal, y teniendo en cuenta que hace apenas 48 horas Mosc vetaba la inclusin de la palabra “guerra” casi en cualquier contexto, el resultado ha sido interpretado desde Europa, Estados Unidos o Australia como una victoria y la constatacin de que Vladimir Putin est ms solo que nunca.

Los diplomticos comunitarios estn sorprendidos y destacan que las conclusiones, cerradas por sus ‘sherpas’ y a falta de ratificacin formal hoy, son ms contundentes y claras de lo soado, reflejando no slo la determinacin de los miembros ms ricos, sino la presin de los que estn en desarrollo y que sufren cada vez ms los efectos de la inflacin, la crisis energtica o los problemas en la cadena de suministro alimentario. El G20 no condena en bloque a Rusia, no arrincona a Putin, pues ms de media docena de integrantes no quieren ir tan lejos. Pero lamenta la guerra, pide su final y recalca que las consecuencias de la agresin estn perjudicando a todos, lo que ha llevado a lderes ambiguos como el chino, Xi Jinping, a acercarse lo ms que puede a una crtica a su aliado, al condenar el uso de “alimentos y energa como armas”.

Los 21, incluyendo a Espaa que es invitada permanente, se dividen en los que han condenado abiertamente a Mosc, los que como India, China, Mxico o Brasil no sealan con el dedo, pero instan a terminar la guerra y han presionado para que hubiera texto, y la propia Rusia, sola en su posicin. Nadie sali en su apoyo en ningn momento, y slo sus ms cercanos, o menos lejanos, matizaron algo durante la redaccin de los papeles o pidieron el “fin de sanciones unilaterales”. Que Mosc prefiriera esta salida, y no un texto sin ella o aislado, refleja bien la distribucin de fuerzas.

La “mayora de los miembros han condenado enrgicamente la guerra en Ucrania y destacaron que est causando un inmenso sufrimiento humano y exacerbando las fragilidades existentes en la economa mundial, limitando el crecimiento, aumentando la inflacin, interrumpiendo las cadenas de suministro, aumentando la inseguridad energtica y alimentaria y elevando los riesgos para la estabilidad financiera”, dice el documento segn las fuentes consultadas. “Hubo otros puntos de vista y diferentes evaluaciones de la situacin y las sanciones. Reconociendo que el G20 no es el foro para resolver problemas de seguridad, reconocemos que los problemas de seguridad pueden tener consecuencias significativas para la economa global”, especifica el papel. “No se poda ir ms lejos. Es lo mejor que se poda conseguir en estas circunstancias”, aseguran fuentes diplomticas.

En grandes citas internacionales hay al menos tres niveles superpuestos que resultan indispensables para entender las decisiones y los mensajes. El primero es el lenguaje, el segundo son los gestos y la escenificacin y el tercero, el contenido y sus consecuencias. En la cumbre de Indonesia se han logrado metas que hace apenas unos das no estaban seguras, como consensuar un comunicado, que Rusia no se levantara de la sala cuando intervena el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, o que no lo hicieran los lderes occidentales cuando encendi el micrfono el ministro de Exteriores Serguei Labrov. El encuentro no ha llevado a cambios en el tablero, no tiene implicaciones concretas geopolticas o econmicas, y no hay decisiones vinculantes. Pero ha servido, a su manera, para propiciar importantes encuentros bilaterales, para limar asperezas y para intentar devolver al G20 su papel de foro nico para la cooperacin.

Hoy la situacin no es mucho mejor que ayer, pero al menos no est peor, y viendo los riesgos potenciales quizs no sea mal resultado. “Lo ms positivo es el dilogo que se ha establecido. Con la nota discordante rusa, claro, que ha planteado un escenario que no casa con la realidad. Pero todos los pases y organismos de la mesa han mostrado la necesidad de avanzar juntos y poner fin a la guerra”, ha resumido el ministro espaol de Exteriores, Jos Manuel Albares, que acompaa a Pedro Snchez en el desplazamiento. “El presidente ha sido constructivo, ha hecho una denuncia de la agresin a Ucrania y ha planteado propuestas de solidaridad para paliar la crisis alimentaria y la energtica. Y tambin medidas especficas, lo que hace Espaa con derechos especiales de giro, para atenuar las consecuencias en pases ms vulnerables”, ha aadido el ministro.

La obsesin de Indonesia, casi una cuestin de orgullo nacional, era conseguir una declaracin. Que no pasara como en otros aos donde no hubo posibilidad. Que nadie se levantara de la mesa. Necesitaba que el foro recuperara parte de su esencia como centro de cooperacin, aunque sea terico dada las fricciones. Y ms o menos consigui lo que buscaba. Todo era cuestin de equilibrios, tericos y prcticos. Putin decidi no participar, tratando de evitar una humillacin pblica e incmodas imgenes, y deleg en su ministro de Exteriores, Serguei Labrov, la representacin. El ministro, que se ir hoy mismo de Indonesia sin esperar al final, se sent en la sala junto a los cancilleres de Brasil o Mxico. Y a diferencia de lo que hizo en Naciones Unidas en septiembre, o en esta misma ubicacin de Bali hace apenas unos meses, cuando los ministros de Exteriores del G20 se vieron las caras, no se levant y se fue tras leer su intervencin.

Labrov tuvo que escuchar a los lderes de la UE, de EEUU, Japn o Australia condenar a su pas y exigirle que parara. Tuvo que ver cmo incluso los ms tibios ya no se ponan tan claramente de perfil. Y tuvo que escuchar, furioso, al presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, arremeter contra su Gobierno, sus decisiones e incluso que hablara a los presentes como el G19 y no el G20, despreciando al invasor. “No permitiremos a Rusia que aproveche para reconstruir sus fuerzas y luego desate un nuevo episodio de terror y desestabilizacin”, afirm.

Labrov pronunci su intervencin y cerr con una rplica a Zelenski, reiterando la defensa de la “operacin especial de su pas”, denunciando la posicin “colonialista” de Occidente y acusndolos de mantener “una guerra hbrida” para evitar que Rusia cumpla su “campaa de desnazificacin”, pero ninguno de los europeos o norteamericanos se march, como durante un tiempo se especul. El ucraniano inst a Mosc a “demostrar con hechos” que de verdad quiere que acabe la campaa, pero reiter que no habr “acuerdos de Minsk 3”, acuerdos de paz que luego “Rusia pueda violar”. Present una lista de hasta 10 condiciones para que se pueda celebrar una Conferencia de Paz, que empiezan por el cese de hostilidades, la retira de tropas, la liberacin de prisiones de guerra y el respeto a la integridad territorial del pas.

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