El dictador ruso vuelve a ofrecer dilogo a Ucrania siempre que Kiev asuma “sus condiciones” a pesar de las numerosas derrotas militares de su ejrcito
En la nochebuena, sobre la ciudad liberada de Jersn, algn despistado pens que se lanzaban fuegos artificiales porque el cielo se ilumin con unas esferas blanquecinas que caan despacio, como si fueran bengalas encendidas. Era municin incendiaria de fsforo lanzada por los rusos desde el otro lado del ro, un arma prohibida por la Convencin de Ginebra. Era la particular felicitacin navidea del Kremlin a los que, segn su propaganda, son sus ciudadanos.
No hay paz para Ucrania en el horizonte. Vladimir Putin, el padre de esta invasin, volvi a pronunciar esta palabra de tres letras como si fuera su mayor aspiracin tras bombardear (y matar) a siete civiles en Jersn y tras matizar que, en realidad, quiere la paz siempre que sea “en las condiciones de Rusia”. Mientras deca esto, toda Ucrania estaba en los refugios ante otra alerta por ataque de misiles balsticos y drones desde Rusia.
“Estamos listos para negociar con todos los involucrados sobre soluciones aceptables, pero eso depende de ellos, no somos nosotros los que nos negamos a negociar, son ellos“, dijo Putin a la televisin estatal Rossiya 1. El problema para Putin, despus de asegurar que jams ira a la guerra con Ucrania slo das antes de invadirla, que no movilizara a los reservistas civiles, que fueron los propios ucranianos los culpables de los crmenes de Bucha y despus de perseguir la verdad en cuestiones tan bsicas como llamar eufemsticamente “Operacin Militar Especial” al peor conflicto desatado desde la Segunda Guerra Mundial, es que ya nadie le cree fuera de su crculo.
La realidad de los hechos es que Putin no ha dado ningn paso hacia la paz, sino hacia la escalada. El bombardeo de objetivos civiles en las ciudades ucranianas, que pretende hacerlas inhabitables este invierno, es la ltima de esas pruebas de que Rusia est cada vez ms implicada en el conflicto. “El Kremlin dice que luchar hasta lograr todos sus objetivos“, dijo el dictador en la misma entrevista, haciendo compatible dos mensajes absolutamente contradictorios, puro Putin.
El director de la CIA, William Burns, dijo que, si bien la mayora de los conflictos terminan en negociacin, la evaluacin de la CIA asegura que Rusia an no se toma en serio una negociacin real para poner fin a la guerra. Tampoco se lo creen en Kiev, hartos ya de mentiras y promesas incumplidas. El mensaje de Zelenski fue claro: “No descansaremos hasta que todos los soldados rusos sean expulsados de todo nuestro territorio, incluida Crimea“.
Direccin correcta
Putin dijo que Rusia estaba actuando en la “direccin correcta” en Ucrania porque Occidente, liderado por Estados Unidos, estaba tratando de dividir a Rusia, una sospecha jams demostrada por el lder ruso, cuyo discurso mutante de “casus belli” ha ido recorriendo la cercana de la OTAN a territorio ruso, la desnazificacin de Ucrania (de cuya nazificacin anterior no tenemos noticia salvo en su propaganda), la supuesta persecucin de los rusfonos, algo fcilmente desmontable, la lucha contra el occidente decadente (aprobando leyes para perseguir homosexuales) pasando incluso por la desatanizacin, sea lo que sea que signifique eso. Todo esto, para no hablar de sus sueos imperiales en los que una Ucrania democrtica y cercana a Europa colisiona con su visin del “mundo ruso” como garante de los valores cristianos y su supremaca sobre el resto de los pueblos eslavos.
“Estamos defendiendo nuestros intereses nacionales, los intereses de nuestros ciudadanos, nuestra gente. Y no tenemos otra opcin que proteger a nuestros ciudadanos”, dijo Putin. Como si Ucrania hubiera siquiera amenazado a algn ciudadano ruso. Cuando se le pregunt si el conflicto geopoltico con Occidente se acercaba a un nivel peligroso, Putin dijo: “No creo que sea tan peligroso”. Hace pocas semanas, el mismo dirigente hablaba del abismo tangible de un conflicto nuclear. A cul creer?
El diario The Wall Street Journal publicaba esta semana un reportaje con al menos dos cuestiones inquietantes (y tambin contradictorias) reveladas por fuentes internas del Kremlin. La primera es que Putin, implicado en el desarrollo de la guerra hasta el tutano, llam personalmente al comandante de la guarnicin que ocupaba Liman para que no se rindiera mientras los ucranianos asaltaban la ciudad. La segunda es que el dictador ruso slo recibe de sus generales noticias dulcificadas, lo que significa que vive en una realidad algodonosa para camuflar el descalabro que est sufriendo su ejrcito desde el 24 de febrero frente a un rival en teora muy inferior.
No es que Ucrania no quiera la paz, es que no quiere la paz a cualquier precio tras haber visto cmo otro pas arrasa una parte de su territorio. Darle a Rusia lo que pide es validar y recompensar su estrategia de invasin a sangre y fuego. Muchos analistas aseguran que tarde o temprano hay que trabajar en una estrategia de desescalada y salida del conflicto, pero sobre posibilidades realistas que Mosc an no ha mostrado.
Estos das hay varias pruebas de ello: en la ciudad de Bajmut, tras cinco meses de intentos fallidos, los mercenarios rusos de Wagner son rechazados a diario, dejando el campo de batalla lleno de soldados muertos. En Kremina, un poco ms al norte, los ucranianos tratan de completar un cerco que los llevara muy cerca de Sverodonetsk, una ciudad por la que los rusos lucharon meses. En el sur, los ocupantes sufren bombardeos a distancia que degradan cada da ms sus capacidades de defensa.
El ego de Putin apunta mucho ms alto que el pobre desempeo de sus soldados, desmotivados y superados en Ucrania, la degradacin de la imagen internacional de su pas, la cada paulatina de su economa, que va notando cada vez ms el efecto de bomba de tiempo de las sanciones, y la llegada masiva de atades de pino a todos los confines de Rusia. Para muchos expertos, esa situacin es la que hay que hacerle entender para sentarse a negociar una paz realista, porque puede que ya no haya vuelta atrs.
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