La Unin Europea y EEUU se enfrentan a la tentacin de abdicar del compromiso de apoyar a Ucrania. Pero sera indigno que Occidente renunciara a su papel de garante de la democracia y del respeto al Estado de derecho,
HOY, seis meses despus del inicio de la injustificable invasin de Rusia a Ucrania, son pocas y frgiles las certezas sobre cmo evolucionar el conflicto armado. La comunidad internacional se ha visto obligada a aceptar que se equivocaban tanto quienes predecan un desfile triunfal de Mosc sobre territorio ucraniano como quienes vaticinaban un heroico triunfo de David contra Goliat, avalados por la determinacin y la resistencia del pueblo invadido. A estas alturas, lo nico seguro es que ha
br conflicto para rato.
Hace semanas que los contendientes apenas amplan sus posiciones sobre el terreno; y cuando lo hacen, con dificultad consiguen afianzarlas.
El evidente desequilibrio entre Rusia -que cuenta con armamento nuclear- y Ucrania -cuya desproporcin de efectivos y pertrechos respecto a Mosc es ms que notable-
se ha compensado durante estos 181 das gracias al apoyo econmico y armamentstico proporcionado por Occidente.
Sin embargo, la acusada crisis energtica que afecta a gran parte de la UE por su dependencia del gas ruso, la expectativa de un invierno muy duro para los pases con escasa generacin propia de energa -como Alemania y Francia-, la sangra econmica que supone la entrega de material blico de ltima generacin, las malas perspectivas macroeconmicas… muchas circunstancias se dan cita para explicar por qu comienzan a surgir
las primeras muestras de disentimiento entre los socios de la UE.
Con decenas de miles de militares muertos, el atroz cmputo de 6.000 civiles fallecidos y 8.000 heridos (las dos ltimas cifras, verificadas por la ONU), Europa se encuentra en la encrucijada de mantener la ayuda a Ucrania y las sanciones a Rusia al mximo nivel o propiciar un acuerdo de mnimos que ponga fin a una guerra sin vencedores ni vencidos y sin devolver a Ucrania el control sobre las zonas ocupadas. Episodios como el asesinato de Daria Dugina, activista pro-Putin, y las
campaas de intoxicacin informativa
sobre la autora del mismo empaan an ms el dilogo sobre cul ha de ser la postura de Europa en los prximos meses.
La Unin Europea y EEUU se enfrentan a la t
entacin de abdicar del compromiso de apoyar a Ucrania
argumentando dificultades econmicas y el enquistamiento de la guerra. Adems, el dictador ruso ejerce con sobrada experiencia la estrategia de aprovechar las diferencias entre aliados para desestabilizar sus pactos geoestratgicos; en este caso, utilizando el suministro de gas como arma de guerra. Pero
sera indigno que Occidente renunciara a su papel de garante de la democracia y del respeto al Estado de derecho,
pues son las libertades individuales y la soberana de los pases lo que est en juego en esta guerra, que en realidad se libra contra el poder autocrtico del dictador ruso, responsable de un drama humanitario al que seguirn otros en su demente empeo por reconstruir la Gran Rusia si no es por el freno de las democracias occidentales. EEUU y la UE deben confirmar en Ucrania su
compromiso con los valores del humanismo liberal.
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