Málaga está de moda y el cine español, también. Una combinación en plena pujanza que hace que su festival, nacido desde 1998, se haya consolidado como una de las citas imprescindibles para tomar el pulso al audiovisual en nuestro país. Este viernes, la alfombra roja se volvió a desplegar sin reservas, convirtiendo sus calles en un gran escenario donde vecinos, personalidades y amantes del cine en general comparten orgullo y admiración en uno de los eventos del año para la ciudad.
Las expectativas estaban altas en el mismo lugar donde el año pasado se presentaron en nuestro país películas como Cinco lobitos o Alcarràs. Por eso, no sorprendió la elección de una película como Alguien que cuide de mí para abrir su 26ª edición. El debut de Elvira Lindo como directora (en colaboración con Daniela Fréjerman) era una de las películas más esperadas del festival, pero el interés generado acabó siendo inversamente proporcional a su decepcionante resultado.
Decepcionante debut de Elvira Lindo
La ópera prima de la creadora de Manolito Gafotas se pierde en la búsqueda de unas señas de autoría forzadas, referencias culturales huecas y un romance tan innecesario como vergonzoso entre sus protagonistas más jóvenes. Alguien que cuide de mí parece fijarse en el cine de Almodóvar, pero emborrona su gusto estético y teatraliza burdamente su naturalidad. Puede que precisamente por esto, se salven las actuaciones de Emma Suárez y Pedro Mari Sánchez, cuya extravagancia también acaba por acentuar su ternura. Una relación diametralmente opuesta a la que mantienen los personajes de Aura Garrido y Víctor Clavijo, tan ridícula e infantil como decir aquello de “los que se pelean se desean”.
Es posible que la mediocridad de una película como esta hubiese pasado desapercibida tiempo atrás, pero el nivel mostrado por el cine español actual deja en evidencia experimentos como este.
El cine español está de moda
Y es que después llegaron proyecciones como la Matria de Álvaro Gago. Cine social pero luminoso, protagonizado por una excelsa María Vázquez que encarna a una mujer gallega en continua resistencia con sus circunstancias sociales y personales. Ejemplo de fuerza y sensibilidad, Ramona, su personaje, no es una heroína pero tampoco una mártir. Gago evita caer en la pornografia sentimental que a veces se adhiere a este género con un drama que prefiere la sugerencia al impacto, donde la humanidad no se limita a mostrar a gente pasándolo mal, sino vidas sencillas con problemas complejos en una búsqueda constante por salir adelante. Estrenada en Berlín, los aplausos sinceros levantados por Matria en Málaga la postulan como una de las favoritas para la Biznaga de Oro.
Estos días también se han proyectado películas de calidad como Tregua(s), de Mario Hernández, una comedia romántica ambientada en el propio festival y creada a base de química y profundidad entre sus personajes (Bruna Cusí y Salva Reina), que resuelven una película para reflexionar sobre el paso del tiempo, el amor y la fidelidad. Los localismos siguen siendo una tendencia al alza en nuestro cine y films como Matar cangrejos demuestran que aún quedan muchas historias que contar, en concreto esta de Omar A. Razzak explora un costumbrismo canario al estilo Panza de burro en ese Tenerife de los 90 que se preparaba para recibir a Michael Jackson.
Mención especial merece Els encantats de Elena Trapé, una película intimista, delicada y con un paisajismo sobre ese gran tema que es la maternidad, con una Laia Costa impecable, que muestra su capacidad para ampliar un registro que en nuestro cine empieza a llevar su sello personal.
El auge de las series
Ya no es ninguna novedad que las series han venido para quedarse y la industria lo sabe. El año pasado el festival estrenó la sección Pantalla Tv para los estrenos de series. Este año, una de las más esperadas ha sido Las noches de Tefía (Miguel del Arco), la gran apuesta de Atresplayer. Arañando en la memoria histórica, este relato a tres bandas explora las consecuencias del Franquismo en un campo de concentración franquista ubicado en Fuerteventura, sus implicaciones en el futuro y una manera de salvarse gracias a la imaginación.
Su estreno fue uno de los más aplaudidos y confirma el auge de unas series españolas impulsadas por las plataformas en streaming y una nueva forma de entender el audiovisual en nuestro país.