Tras una semana turbulenta en el sector bancario, la calma parece que ha llegado. O por lo menos a las bolsas. Este domingo, UBS anunció la compra de Credit Suisse por algo más de 3.040 millones de euros. Esta adquisición puso fin a la inestabilidad financiera del banco suizo que llevaba arrastrando desde hacía años. Pero no ha sido la única sorpresa bancaria de los últimos días ya que, previamente, tres bancos estadounidenses habían quebrado y habían hecho temblar los cimientos financieros de todo el mundo.
Todo esto ha pasado en algo más de diez días. El mercado no se había recompuesto de la caída de Silicon Valley Bank y le vino otra ola que arrastró con más fuerza a los bancos europeos. La rapidez con la que ha ocurrido todo hace que no se pueda predecir si habrá más turbulencias en los sistemas bancarios mundiales.
Cualquier movimiento tiene repercusión. Como muestra, todo el revuelo que ha sucedido con los bonos convertibles contingentes de Credit Suisse. La entidad suiza tenía 17.000 millones de dólares en CoCos (tal y como se conocen los bonos en jerga financiera) que han reducido su valor a cero, como parte de las condiciones con las que el banco UBS ha adquirido a su rival para salvarlo de la quiebra. La regulación marca que en caso de quiebra los primeros en perder su inversión son los accionistas, sin embargo, en el caso de la entidad suiza, los accionistas sí que van a recibir el equivalente de 3.000 millones de euros en la ecuación de canje con los títulos de UBS. Esta solución ha hecho que los tenedores de CoCos estén por debajo de los accionistas, algo que no estaba previsto.
Esta situación provocó que el lunes los bancos europeos se despertasen con pérdidas en las bolsas. El Banco Central Europeo (BCE), la Junta Única de Resolución (JUR) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés) se pronunciaron y recordaron que el marco de resolución que se implementa en la Unión Europea tras la crisis financiera de 2008 ha establecido el orden según el cual los accionistas y acreedores de un banco en problemas deben soportar las pérdidas. Los tenedores de CoCos están por encima de los accionistas, es decir, estos últimos son los primeros en caer.
A pesar de la repercusión de la quiebra de Credit Suisse, Jeremie Boudinet, responsable de crédito con grado de inversión en La Française AM, deja claro que no significa que otras entidades de crédito estén en peligro. “Es importante señalar que los bancos europeos son más sólidos gracias a: una regulación más estricta y cada vez más dura; unas sólidas reservas de capital; elevados ratios de liquidez; y modelos de negocio estables”, explica
Pero advierte de que hay que permanecer atentos a las posibles repercusiones de la situación actual en el mercado de los bonos convertibles, que podría verse afectado por los vendedores forzosos debidos a las salidas de fondos en esta clase de activos y a la desafección de los compradores ocasionales por el segmento.
Para muchos analistas, esta crisis pone de manifiesto la fragilidad de la confianza del sistema bancario. Jonathan Harris, director de Inversión de Crédito Global, reconoce que la confianza se ha visto sacudida, “por lo que sigue siendo importante que todas las autoridades pertinentes aborden las debilidades percibidas en el sistema bancario para restablecer esa confianza”.
Marco Troiano, responsable de ratings de entidades financieras de Scope Ratings, coincide en que lo sucedido en Credit Suisse demuestra hasta qué punto el sector bancario sigue siendo sensible a la confianza, aunque matiza que “es improbable que se produzca una crisis bancaria europea generalizada”.
Por esta pérdida de confianza tan rápida, algunos expertos piden no perder el foco en un contagio. Alexis Bienvenu, gestor de fondos de la gestora francesa La Financière de l’Echiquier, asegura que las tensiones actuales, pese a estar localizadas tendrán consecuencias para el resto de la economía. Por otro lado, Gilles Moëc, economista jefe en AXA IM, asegura “hay muchas razones para preocuparse por el contagio de las actuales turbulencias bancarias a la economía real. Sin embargo, aún hay tiempo para mitigarlo en gran medida» y explica que se justificará una mayor prudencia en el ritmo de endurecimiento de la política monetaria en curso, “pero para que se materialice una pausa, los bancos centrales tendrían que estar convencidos de que las tensiones bancarias no han quedado circunscritas”.
No obstante, la situación de Credit Suisse es muy diferente a la del resto de los bancos europeos. Los analistas de Schrodes explican que para el sector bancario paneuropeo en general, el rescate de Credit Suisse debería eliminar el riesgo de una implosión desordenada de la entidad. “Esto es muy positivo para los bancos”, apuntan, aunque matizan que Credit Suisse era un caso aislado en la banca europea: “No hay ninguna repercusión en otros bancos”. Además de que el banco suizo era un caso aislado en Europa, Jonathan Harris, director de Inversión de Crédito Global, declara que “la situación a la que se enfrenta el sector bancario es muy diferente y mucho menos grave que la de la crisis financiera de 2008”.
Pedro del Pozo, director de inversiones financieras en Mutualidad de la Abogacía, destaca la rapidez con las que se han sentado las bases para resolver el principal problema que se podría generar dentro del sistema bancario, que es la falta de liquidez. Sin embargo, Del Pozo señala que “noticias de este tipo no podían llegar en peor momento, en plena lucha de los bancos centrales contra la inflación”. El experto remarca que “Los bancos en general, y, de manera más específica, los bancos españoles, se encuentran en una situación de balance y control incomparablemente más solvente que hace una década y media”.