Los socialistas ponen el foco ahora en la sanidad pública, joya de la corona del Estado del bienestar y santo y seña de las políticas progresistas. El Consejo de Ministros aprobará este martes la «mayor inversión en atención primaria hecha nunca«, de 580 millones de euros. Y será una partida finalista para «mejorar las infraestructuras y equipamientos» de atención primaria, de tal manera que las comunidades autónomas deberán destinar esos 580 millones para «reforzar, modernizar y robustecer los más de 13.000 centros que existen en nuestro país» y financiar con esa partida nuevas salas de fisioterapia, radiodiagnóstico y urgencias para evitar esperas, saturación o desplazamientos innecesarios».
Era el anuncio que se tenía guardado el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para el acto central de campaña del 28-M, en calle Mayor del Museu de les Ciències de Valencia, ante unos 6.000 militantes y simpatizantes, según la organización. La Comunitat Valenciana es la plaza clave de estas elecciones, cuya suerte decidirá la lectura de unos comicios que, de entrada, se presentan muy ajustados entre los dos grandes partidos. Sánchez necesitaba girar el ambiente, adverso en la primera semana por la polémica por las listas de Bildu, que el PP sigue exprimiendo pese a que le ha abierto una vía de agua interna. Pero él no se refirió a ello, sí lo hizo minutos antes, el president de la Generalitat, Ximo Puig, para defender a Sánchez frente a la «bajeza moral» y la «amoralidad» del PP.
El jefe del Ejecutivo tiró de un arma poderosa para el votante progresista, la sanidad pública, cuya defensa ha provocado movilizaciones en toda España, especialmente en Madrid. El mensaje, diáfano, es que aunque la sanidad es una competencia autonómica, es «una prioridad del Gobierno de España«, abundaban fuentes de Ferraz, razón por la que el Consejo de Ministros aprueba el martes «la mayor inversión» que un Ejecutivo haya realizado «en la historia» para mejorar la atención primaria, el eslabón más débil de la cadena y el que más sufrió durante la pandemia.
«O sanidad pública o privatizaciones. O sanidad pública o recortes. O el derecho a la sanidad o el negocio de la sanidad. Nosotros elegimos el derecho a la sanidad, la sanidad pública, y votar al PSOE es votar la sanidad pública», subrayó Sánchez durante su discurso.
El presidente mantuvo que el «peor enemigo no son los virus, no son las enfermedades», son «los recortes» que el PP infligió. Cuando llegó al Ejecutivo, dijo, había «3.000 profesionales sanitarios menos que los que dejó [José Luis Rodríguez] Zapatero a Mariano Rajoy en el año 2011» y «hoy hay 90.000 profesionales sanitarios más gracias al compromiso de gobiernos como el de Ximo Puig y del Gobierno de España», y además se han ofertado 11.000 plazas MIR. También recordó que Rajoy ordenó a las comunidades un tajo de 10.000 millones de gasto en educación y, sobre todo, en sanidad, que erosionaron la atención primaria.
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