Fue secuestrado en marzo después de la toma de su ciudad por las tropas rusas y su destino provocó la condena internacional. Ivan Fedorov, alcalde de la localidad ucraniana de Melitopol, pasó cinco días en manos del enemigo. “Lo recuerdo muy bien. Fue una gran experiencia. Ahora puedo hablar del tema con una sonrisa pero no entonces”, confiesa Fedorov en una entrevista a El Independiente. “Lo que sé es que no quiero repetirlo”, desliza. Recuperó la libertad en un canje con nueve prisioneros de guerra rusos.
A punto de cumplir este lunes los 34 años, Fedorov reivindica su puesto de regidor desde el exilio. Tras seis meses de guerra, su ciudad -ubicada en la región sureña de Zaporiyia, hogar de unas 150.000 personas antes de la contienda- permanece ocupada. El joven no ha arrojado la toalla. Sigue decidido a recuperarla, convencido de que se aproxima el tiempo de la revancha. “Lo que peor llevo es pensar que hay aún 500 civiles secuestrados por las tropas rusas en la región de Melitopol, incluidos ocho alcaldes”.
Lo que peor llevo es pensar que hay aún 500 civiles secuestrados por las tropas rusas en la región de Melitopol, incluidos ocho alcaldes
Revancha contra los rusos
En los últimos meses Melitopol se ha convertido en la capital de la insurgencia ucraniana. Las noticias de sabotajes contra ferrocarriles cargados de munición o los intentos de asesinato de funcionarios rusos y colaboracionistas se han sucedido, propagándose hacia la cercana península de Crimea. Fedorov no oculta sus conexiones con el grupo de habitantes que siembran el terror.
“Es un movimiento compuesto por decenas de vecinos”, advierte en conversación con este diario. La última de sus arremetidas, cada vez más audaces, sucedió este jueves cuando un edificio presuntamente empleado por funcionarios prorrusos en la región para los preparativos de un referéndum sobre la adhesión a Rusia sufrió una voladura. Fedorov, muy activo en las redes sociales, difundió un vídeo en el que se muestran los daños sufridos por el inmueble. “El cuartel general de los ocupantes en el pueblo de Pryazovske ha sido volado. Fue allí donde los rusos se prepararon para la ‘votación’ y emitieron pasaportes rusos”, indicó el regidor.
Un movimiento de civiles
“Los miembros del movimiento partisano de Melitopol son cada vez más temidos. Los habitantes de Melitopol jamás dieron la bienvenida a los rusos ni les han apoyado desde entonces”, replica Fedorov. Las tropas rusas irrumpieron en las inmediaciones de la villa un día después del inicio de la invasión rusa. La oposición popular fue inmediata. “En las primeras jornadas de la guerra, se organizaron protestas públicas. Hoy ya no resulta una opción viable porque, de celebrarse, los rusos secuestrarían a los organizadores y participantes en cuestión de minutos”, rememora.
Cuentan con buenas conexiones con los servicios secretos de Ucrania
“Los rusos han demostrado tener una posición muy agresiva. Es la razón por la que algunos vecinos han optado por crear un movimiento partisano. Cuentan con buenas conexiones con los servicios secretos de Ucrania y sus acciones han empezado a preocupar a los ocupantes”, se jacta el alcalde. En julio uno de los puentes de la red ferroviaria que une Melitopol con Tokmak. Un día antes, un tren cargado de munición rusa descarriló en las inmediaciones de Melitopol. “Hace una semana un colaboracionista, jefe de una emisora de televisión en la ciudad, fue atacado. Su trabajo era difundir la propaganda rusa”, comenta Fedorov.
“Son tres los objetivos de las acciones insurgentes: dañar los medios de transporte destinados a la entrega de armas y equipos militares pesados. Se han atacado estaciones de ferrocarril, trenes y puentes porque más del 90 por ciento de las tropas y las armas llegan a Melitopol en ferrocarril”, detalla Fedorov. “La segunda misión es la de proporcionar información a nuestros servicios secretos sobre la ubicación de edificios empleados por el ocupante o rutinas de los colaboracionistas. La tercera, es convertir en una pesadilla la existencia de ocupantes rusos”, agrega quien presume de que las noticias procedentes del enclave confirman “el éxito de las operaciones”.
«Saboteadores ucranianos»
Las emboscadas en Melitopol amenazan el control ruso sobre una plaza estratégica en los planes del régimen de Vladimir Putin de conectar la península de Crimea con el este del país y avanzar en sus conquistas territoriales. Un intento de asesinato de un funcionario local, designado tras la irrupción de los uniformados rusos, y la detonación de una bomba en el centro de la urbe el pasado mayo se cuentan entre los golpes urdidos por la red de combatientes con los que Fedorov mantiene contacto regular. Las autoridades rusas han acusado de las acciones violentas a “saboteadores ucranianos”, reconociendo la creciente amenaza.
El alcalde en el exilio niega que entre las filas del movimiento militen ex militares y miembros de los servicios de inteligencia. “Son ciudadanos normales y corrientes que están preparados para cumplir con su trabajo. Los rusos disponen de listados con los nombres del personal de los servicios secretos ucranianos que operaban en nuestro territorio. Eso hace imposible que puedan involucrarse en misiones como ésta”, arguye. “Estoy plenamente convencido de que sus ataques serán cada vez mayores porque mis vecinos no desean, bajo ningún concepto, vivir bajo la ocupación rusa”.
Fedorov pronostica que las fuerzas armadas rusas se hallarán en problemas cuando el despliegue militar ucraniano que trata de recuperar el territorio perdido desde febrero se acerque a las proximidades de Melitopol. “Lo veremos cuando las tropas ucranianas alcancen la frontera con Melitopol. A los rusos les esperan grandes sorpresas porque entonces serán atacados desde ambos lados, desde el exterior y el interior de la ciudad. Se avecina una gran operación especial”, advierte.
No me cabe ninguna duda de que regresaremos a nuestros hogares
Una resistencia que alimenta la esperanza del regidor. “Soy optimista porque cada hora y día que pasan, nuestro trabajo resulta más productivo. No me cabe ninguna duda de que regresaremos a nuestros hogares porque ningún residente de Melitopol quiere vivir bajo la ocupación”, aduce quien no ha olvidado sus jornadas de cautiverio. “Fueron días duros, de aislamiento de amigos y seres queridos. Los soldados rusos que conocí estaban trastornados. Lo único que sabían era las tres cosas que divulga la propaganda rusa, sobre el supuesto racismo o el idioma. No disponían de información cierta y desconocían por completo la ciudad”, evoca.
En mi opinión, Putin morirá pronto. Y si no lo hace en el futuro próximo, lo veremos sentado ante un tribunal
Catástrofe humanitaria
Desde que recuperara la libertad, Fedorov no se ha detenido. Ha visitado El Vaticano o Bruselas sin perder el contacto con el grupo de combatientes que planta cara al despliegue ruso en las calles de Melitopol ni dejar de trabajar en el envío de ayuda humanitaria, una de sus principales inquietudes. “Además de la ausencia de seguridad para la población de la ciudad, las condiciones de vida se han deteriorado rápidamente. Del centenar de farmacias que había en Melitopol solo seis funcionan en la actualidad y la situación es igualmente precaria en los hospitales, que no están recibiendo recursos de Rusia”, denuncia.
Más del 80 por ciento de los que permanecen en la ciudad no tiene trabajo y carecen de recursos para comprar alimentos
“Más de la mitad de la población ha abandonado la ciudad porque no existe un gobierno efectivo y los precios de los productos básicos se han disparado”, recalca Fedorov. “Más del 80 por ciento de los que permanecen no tiene trabajo y carecen de recursos para comprar alimentos. Melitopol forma parte de una región agrícola pero los precios se han multiplicado por tres o cuatro en los últimos meses. Es imposible que los habitantes puedan asumirlo”, se lamenta el alcalde, consciente de que el invierno complicará la situación. “En la región de Zaporiyia el suministro de gas no funciona y el 95 por ciento del sistema de calefacción de Melitopol requiere del gas. Se necesitarán nuevas evacuaciones de civiles”, manifiesta.
Fedorov mantiene intacta su determinación de luchar hasta el último hálito. “El ejército ucraniano es capaz de recuperar los territorios perdidos pero su éxito depende de la ayuda occidental. Necesitamos dinero para pagar salarios y armas. Y lo necesitamos ayer mejor que hoy”, reclama con vehemencia. “Nosotros estamos preparados para una liberación rápida”, insiste en la semana en la que el conflicto ha superado la barrera del medio año de escaramuzas, sin ganador claro y con el horizonte de un estancamiento.
Todas las guerras terminan con negociaciones y ésta no será diferente, pero que nadie espere la capitulación de Ucrania
“Nadie puede responder a la pregunta de cuándo acabará la guerra. Todas terminan con negociaciones y ésta no será diferente, pero que nadie espere la capitulación de Ucrania. Es un escenario imposible. Hemos demostrado que somos valientes. El movimiento partisano de Melitopol, sin ir más lejos, demuestra que tenemos derechos y que esta tierra nos pertenece. Son nuestros derechos y ya hemos pagado un precio muy alto por ello”, replica, confiado en la acción armada de sus camaradas al otro lado de las trincheras. “Vamos a ganar esta guerra”, esboza.
“Enfrente hay un presidente que es, en realidad, un terrorista. Es una pena que millones de rusos sigan sus pasos y sean cómplices de todo esto”, asevera. “En mi opinión, Putin morirá pronto. Y si no lo hace en el futuro próximo, lo veremos sentado ante un tribunal. Será un instante importante, no solo para Ucrania sino para el mundo entero”, añade quien espera cumplir el sueño que quedó suspendido por la guerra. “El objetivo de mi vida, por el que entré en política hace ocho años, sigue siendo hacer de Melitopol una ciudad desarrollada europea”.