Con las primeras nieves los ucranianos, por tradición, piensan un deseo. En este noviembre en guerra el sueño es común: el fin de la pesadilla que empezó el 24 de febrero con la invasión rusa de su territorio. En Kiev, la capital, han caído los primeros copos, mientras siguen sonando las sirenas aéreas para avisar de nuevos bombardeos. El Kremlin, a pesar de su reciente derrota en Jersón, no se da por vencido y tiene en el objetivo las infraestructuras de aquellas zonas que no controla para que los ucranianos se queden en la oscuridad y padezcan frío y hambre.
La periodista Daryna Antoniuk, del Kyiv Independent, resumía en un tuit cómo es la vida en la capital ucraniana ahora. «Cortes de electricidad cada hora; la defensa aérea desactiva cuatro misiles rusos y cinco drones; sin Internet; y con nieve».
En la misma línea, Anton Geraschenko, asesor del Ministerio ucraniano del Interior, y fundador de The Institute for the Future, explica en esta red social en qué se traducen los cortes de electricidad en el día a día de los ucranianos: «No hay agua corriente y calefacción en los edificios; hay más accidentes por las averías en los semáforos; los ancianos no pueden salir de sus apartamentos, ya que no funcionan los ascensores; los niños han de subir escaleras en edificios de 20 pisos; no es posible trabajar».
El tiempo, tanto el frío como el fango en el campo de batalla, van a forzar avances más lentos en los distintos frentes, tanto en el este como en el sur. El barro es más paralizante que el frío en el caso de los ucranianos, mejor pertrechados que los rusos.
«En invierno creo que, a pesar de que dicen que habrá un impás, el frente ucraniano será muy activo. Para los rusos será difícil porque no tienen equipamiento adecuado y no están bien entrenados», dice Mark Savchuk, jefe del Comité de Supervisión Civil de la Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania. «Sin embargo, los rusos aún tienen mucha gente, material y dinero».
Rusia está demostrando esta semana que los civiles están en su punto de mira. El martes un centenar de misiles cayeron sobre ciudades de todo el país, desde Kiev hasta Leópolis. Unos diez millones de personas se quedaron sin electricidad, en lo que fue la mayor ofensiva aérea desde que empezó la guerra.
Como consecuencia de tal actividad, se produjo una explosión en la población polaca de Przewodóv, a 10 kilómetros de la frontera ucraniana, y murieron dos personas. La investigación inicial indica que se trató del misil ucraniano destinado a interceptar un ataque ruso. La falta de intencionalidad ha frenado una respuesta de la OTAN, pero la historia está llena de guerras que han empezado por errores de cálculo.
Este jueves, los ataques aéreos rusos han vuelto a impactar en instalaciones de gas y electricidad en Ucrania. El jefe de la compañía energética estatal Naftogaz indicaba que Rusia había realizado «un ataque masivo» en la infraestructura de gas en el este del país, sin dar más detalles, según informa Associated Press.
Otras zonas afectadas por los bombardeos han sido Dnipro, en el centro del país, y la región de Odesa, en el sur, donde instalaciones de infraestructuras energéticas quedaron dañadas. Tres trabajadores han resultado heridos en la zona de Izium, en la región de Járkov, donde han sido dañadas infraestructuras críticas. En Vilniansk, en Zaporiya, al menos siete personas murieron al ser derribado un edificio residencial en un bombardeo. Al sureste de Zaporiya, en Nikopol, miles de casas se han quedado sin agua ni luz por los cohetes rusos.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha difundido un video de una de las explosiones en la ciudad de Dnipro, donde se han registrado 23 heridos cerca de un objetivo industrial, una fábrica de motores para cohetes militares.
«Esta es la confirmación desde Dnipro de cómo los terroristas quieren la paz», añade, en alusión a las acusaciones del Kremlin de que son los ucranianos los que se niegan a negociar. De hecho, Moscú ha instado a que Washington presione al gobierno de Kiev. «Es demasiado pronto. Hasta que no controlemos casi el cien por cien del territorio no es momento. El apacigüamiento no funciona con Rusia», señala Mark Savchuk.
En Estados Unidos hay división de opiniones: el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, ha sugerido que es buen momento para que Ucrania ponga sobre la mesa sus condiciones mientras que Biden y sus asesores políticos creen que es prematuro y solo serviría para que el Kremlin ganara tiempo. En la cumbre del G-20, Zelenski expuso sus condiciones, basadas en la retirada de todo el territorio ucraniano y en las garantías de seguridad.
Andrei Yermak, jefe de la oficina presidencial ucraniana, ha dicho que son «tácticas ingenuas de perdedores cobardes», en un mensaje en Telegram. «Ucrania ya ha soportado ataques extremadamente difíciles del enemigo que no condujeron a los resultados que los cobardes rusos esperaban».
Escasez de generadores, tuberías y válculas
El gobierno ucraniano ya ha hablado con Estados Unidos y varios miembros de la Unión Europea para que le ayuden a recuperar el suministro energético y han asegurado que se están preparando para un periodo en el que tendrán limitado el acceso a gas, luz y agua. Ucrania necesita componentes clave como generadores, tuberías y válvulas para reparar su infraestructura, según informa Politico. El gobierno ucraniano está tratando de arreglar las infraestructuras dañadas, pero temen que los continuos ataques de Rusia hagan casi imposible mantener el ritmo, según fuentes de EEUU cercanas al gobierno de Kiev.
Después de la destrucción de infraestructura crítica, con un daño sustancial en la red eléctrica y de agua, las necesidades son mayores»
janez lenarci, comisario europeo de gestión de crisis
En Bruselas, el comisario europeo de Gestión de Crisis, el esloveno Janez Lenarci, ha informado que se habían enviado a Ucrania 500 generadores de electricidad, según cita Europa Press. «El invierno está casi aquí y es nuestra prioridad en materia de ayuda humanitaria. Después de la destrucción de infraestructura crítica, con un daño sustancial en la red eléctrica y de agua, las necesidades son aún mayores». La UE ha dedicado unos 1.000 millones de euros en ayuda humanitaria a Ucrania desde el inicio de la guerra.
En los medios ucranianos, están recordando a la población que los apagones de emergencia son necesarios para mantener el sistema operativo. Maksim Beliavski, analista de mercados energéticos, ha explicado en una entrevista que cita TSN que la duración de los apagones «puede pasar de cuatro horas a seis, incluso ocho». A su vez ha recomendado ahorrar energía y pagar a tiempo las facturas para que las operadoras tengan fondos para reparar las averías.