La vida en la cárcel pasa lenta, monótona, gris. Horarios, reglas (oficiales y oficiosas) y ratos muertos la dominan. Es lo que están pasando los seis condenados por el caso ERE que han entrado a prisión. Participar de un modo u otro en la malversación de 680 millones de euros sale caro. En concreto 40 años y cinco meses de prisión y 102 años y seis meses de inhabilitación repartidos entre los seis rostros que ya han entrado entre rejas.
Seis caras, seis historias. La primera en hacer el paseillo antes de ser cacheada y examinada por los médicos fue Carmen Martínez Aguayo. Es una de las tres mujeres condenadas por los ERE y la única que ha entrado en prisión. Fue consejera de Hacienda y Administración Pública entre 2010 y 2013, y anteriormente fue viceconsejera desde 2004 a 2009.
Escogió la cárcel de mujeres de Alcalá de Guadaira, a 22 kilómetros de Sevilla. Tiene capacidad para 83 celdas. Es la prisión que también eligió la tonadillera Isabel Pantoja, aunque la situación de la ex política “nada tiene que ver” con los privilegios con los que contaba la cantante, explican fuentes penitenciarias. Está en una celda de un módulo interior, en el tres.
Aguayo estará en una cárcel que desaparecerá en los próximos años. El Plan del Ministerio del Interior, desde 2020, es cerrarla para convertirla en un centro psiquiátrico penitenciario. En los Presupuestos de 2023 hay una partida de 6,1 millones de euros para ello.
Mejor suerte ha corrido José Antonio Viera. El ex consejero de Empleo ha pasado directamente al módulo 12 de la cárcel de Huelva. Este es un módulo de respeto, donde las normas son más laxas y uno no se mezcla con delincuentes comunes. En este tipo de módulos descansan sus penas los reos que trabajan dentro de la cárcel, como en la lavandería, la cocina o la biblioteca.
Las fuentes consultadas han mostrado su sorpresa ante la situación de Viera. Entró el 2 de enero, festivo en Andalucía este año, cuando no había educadores. Fue directamente al módulo 12, el de máximo respeto. “Es algo absolutamente excepcional, ya que lo normal hubiera sido quedarse en el módulo de ingresos hasta que le hubiera valorado el equipo técnico”. El exconsejero ingresó en el módulo de “máximo respeto del tirón”. Lo normal, explican las fuentes citadas, es ir “ascendiendo” en el escalafón penal hasta llegar a ese grado.
Francisco Vallejo, Jesús Rodríguez y Miguel Ángel Serrano tendrán tiempo de reflexionar sus pecados de la mano. Los tres entraron a principios de año en la cárcel de Sevilla I. El primero estuvo al frente de Salud entre 2000 y 2004, cuando pasó a encabezar la Consejería de Innovación hasta abril de 2009. El segundo ocupó el cargo de viceconsejero de Justicia desde principios de siglo hasta 2005, cuando fue nombrado viceconsejero de Innovación hasta marzo de 2010. El último dirigió la fundación IDEA (una de las claves de la trama) desde junio de 2004 a mayo de 2008 y fue Director General de Infraestructuras y Servicios Educativos desde junio de 2008 a octubre de 2011.
Los tres, tras pasar la revisión con el educador de la cárcel, pasaron al patio. También han tenido la suerte de entrar en el módulo 102, el de respeto donde están los reos menos conflictivos. Es un módulo pensado para presos que buscan una vida tranquila y para personas mayores. La mayoría trabajan en la misma cárcel y pasan la tarde entre juegos de mesa, el ping pong o el gimnasio. La biblioteca también es frecuentada. Los roces entre reclusos son escasos.
Según ha podido saber este periódico, la directora de la prisión “se puso a su disposición” cuando llegaron. Para darles la bienvenida, las mismas fuentes aseguran que se ordenó pintar las celdas de los tres nuevos huéspedes. Es la misma cárcel donde descansa el Guardia Civil condenado por el caso de La Manada de San Fermín.
Antonio Fernández es el que mayor pena tiene de los seis condenados por los ERE. Estará a la sombra siete años y 11 meses pero estará tanto tiempo al haber pasado por la preventiva en abril de 2012. El que fuera viceconsejero de Empleo de la Junta de Andalucía del 29 de abril de 2000 a 25 de abril de 2004 ha escogido la cárcel de Puerto III, en Cádiz. “Él es de Jerez, así que se relaciona con gente de allí. No está dando problemas y se ha adaptado rápidamente”, confirman las fuentes consultadas.
Ingresó en la UDE, un módulo de estudios.·”No sigue ningún tipo de protocolo y está en una celda individual. Es un módulo donde casi todos están solos por cuestión de estudios, funciona parecido a un módulo de respeto”, detallan.
Los que no entrarán
De todos los condenados para entrar en prisión hay dos que no lo harán. Es el caso de ex presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, y el ex viceconsejero de Empleo Agustín Barberá, ambos por motivos de salud similares.
El caso de Griñán ha sido el más mediático, por razones obvias. Mientras que el de Barberá era conocido, semanas antes de su ingreso en la cárcel, la defensa del socialista esgrimió que padece un cáncer de próstata que no podría tratarse dentro. La Audiencia de Sevilla pidió un informe forense al Instituto de Medicina Legal de la ciudad hispalense, que dictaminó que no era recomendable su entrada.
Este jueves, la Fiscalía Anticorrupción solicitó las actuaciones necesarias que permitan al Instituto de Medicina Legal «evacuar un informe más preciso sobre la procedencia» o no del ingreso en prisión de Griñán.
El Partido Popular, personado en la causa, es partidario de “no hacer sangre”. El actual presidente de la Junta de Andalucía y presidente del PP andaluz, Juanma Moreno, ha manifestado que «personalmente», no puede «ser partidario» de que Griñán entre en prisión habida cuenta de su situación.
A media mañana del viernes, la Audiencia de Sevilla decidía aplazar su entrada hasta que termine las sesiones de radioterapia.