La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sugerido que la próxima legislatura que se iniciará en mayo de 2023, tras las elecciones autonómicas, será la última a la que se presente como candidata y aspire al liderazgo de la región. Así lo dejaba caer durante una entrevista a última hora de la noche de este lunes en Onda Cero. La baronesa popular ha entrado a valorar la limitación de mandato y ha indicado que «ocho años» de gestión son suficientes o insuficientes «dependiendo a quién le preguntes». «Al principio siempre hablaba de los ocho años y es cierto que creo que es un tiempo… Creo que hay que estar lo justo y necesario en política para dar todas las batallas, porque creo que esto es muy sacrificado. Si no eres útil te conviertes en un problema. Y me han regañado más de una vez en la calle» por ello, ha esgrimido. «Nada es para siempre y todo tiene un principio y un final», ha añadido Díaz Ayuso.
Según apunta El Mundo, Díaz Ayuso también valoraría una remodelación del Ejecutivo de cara a los próximos cuatro años si repite en la Real Casa de Correos, que iría desde líneas inferiores del organigrama, caso de oficinas y departamentos inferiores, hasta, incluso, algún consejero. Apelan a que las bajas del Consejo de Gobierno podría tornar hacia candidaturas municipales para reforzar la influencia del PP en la región, caso de la posibilidad de Enrique Ruiz Escudero, consejero de Sanidad, o Javier Fernández-Lasquetty, de Hacienda. En el caso del primero, para situarlo como cabeza de lista en Pozuelo de Alarcón. También se habla de la baja definitiva de Enrique López, consejero de Justicia y, hasta hace unos meses, hombre de confianza de Díaz Ayuso.
En la entrevista radiofónica a Onda Cero, la dirigente popular ha comentado las políticas energéticas impulsadas desde el Parlamento y la Comisión Europea por la presidenta del órgano Úrsula von der Leyen, unas medidas, como la limitación de los beneficios extraordinarios de las empresas de producción energética, que ha considerado de «tremendo error». «No van al problema de fondo y lo único que hacen es al final repercutir en el bolsillo de los ciudadanos. Siempre ocurre lo mismo. Creo que porque le vaya peor a las eléctricas, a los bancos, a las empresas, no le va mejor a la gente», ha destacado Díaz Ayuso, contradiciendo la línea marcada por Alberto Núñez Feijóo y Génova.
Ante ese planteamiento, la popular ha insistido que rechaza la «división maniquea que ocurre siempre entre hombre y mujer; rico o pobre; público o privado; y trabajador o empresario», y argumenta que «no se trata de eso», sino de «ir reduciendo impuestos», como ha hecho ella en la Comunidad de Madrid o Juanma Moreno en Andalucía, ha añadido, apelando a la supresión del impuesto de Patrimonio o la deflactación anunciada del IRPF. Un impuesto, el primero, que ha definido de desfasado en la esfera europea.
La presidenta de la Comunidad de Madrid sí ha apuntado que «desde luego, a largo plazo, Europa tiene que aclarar qué política energética quiere llevar y luego también España cuál va a ser la suya». En ese sentido, ha dicho que al Gobierno cuando «le conviene» es europeo, «y para otras muchas cuestiones no». «También hay grandes rebajas en otros países y se ha reducido el gasto público y el sector público como tal y en eso no somos europeos», ha criticado.
La continuidad de la Oficina del Español
Tras la dimisión del exdirector Toni Cantó, Díaz Ayuso ha indicado que está garantizada la continuidad de la Oficina del Español. De hecho, baraja varios nombres para su suplencia. «Mi deseo es que salga bien, porque es una oficina que ha estado muy cuestionada desde el comienzo y entonces nada me dolería más que tapar con una polémica algo tan necesario y que no está haciendo el Gobierno», ha argumentado.
«Nunca un puesto de trabajo ha estado tan estudiado y escudriñado en este país, dado los chiringuitos que hay en otras comunidades autónomas». Y viniendo de La Moncloa, «eso es una broma de mal gusto». «La Oficina del Español yo creo que la gente se piensa que es un lugar con sus columnas, con unos coches oficiales aparcados en la puerta, veinte funcionarios… Es un puesto de trabajo dentro de la Consejería de Cultura para que la persona responsable siga fomentando las bondades de tener en el mundo a 600 millones de personas hablando una lengua», ha definido.