La política monetaria más restrictiva ya se está notando en los activos de los bancos, es decir, en créditos y en hipotecas, pero todavía no se ha trasladado al pasivo, concretamente a los depósitos. Es decir, un cliente hipotecado o con un crédito en una entidad bancaria sí que ha visto como paga más intereses por la devolución del producto, pero no ha notado que su remuneración por los depósitos a plazo haya aumentado. Esta es uno de los puntos que destaca el Gobierno de España en su Programa de Estabilidad Financiera.
En el informe que enviaron el viernes a Bruselas, el Ejecutivo destaca que el aumento de los tipos se ha trasladado “con mayor intensidad” sobre los activos bancarios que sobre los pasivos. Esta situación ha impactado “negativamente” sobre los márgenes financieros de empresas y hogares. Por ello, el Ministerio de Asuntos Económicos, dirigido por Nadia Calviño, insta a los bancos a remunerar este producto
No obstante, el Gobierno descuenta que los bancos comenzarán a remunerar los depósitos. De hecho, apunta en el Programa que debido a la gran exposición de hogares y sociedades no financieras a los depósitos, cuando comience esa remuneración, “los agentes tendrán margen para trasladar las tenencias de depósitos a la vista a depósitos a plazo, cambiando la composición de los activos financieros de sus carteras, sin que aumente necesariamente el nivel de ahorro reduciendo consumo o inversión”.
Es decir, el Ejecutivo explica en el programa que la remuneración de los depósitos no hará que los españoles dejen de consumir o invertir porque tienen dinero suficiente en cuentas a la vista (con remuneración cercana a cero). Según sus datos, los hogares y empresas no financieras poseen un saldo de depósitos equivalente al 100% del PIB, muy superior a la media histórica, el 92% del cual se materializa en cuentas a la vista.
Tal y como explica en el programa, el aumento de la rentabilidad de los depósitos aumenta su atractivo como instrumento de ahorro para hogares y empresas en detrimento del consumo (efecto sustitución). Sin embargo, la intensa reducción en los niveles de deuda neta de los hogares y empresas españolas mitiga el efecto del canal de reducción de renta, frente a anteriores episodios de endurecimiento monetario.
Por el momento, según los últimos datos del Banco de España del mes de febrero, la remuneración media de los depósitos a plazo se situó en el 0,86%, supone un porcentaje superior al de los meses anteriores, pero aún lejos de otros ciclos de política monetaria restrictiva como el actual y lejos también de otros países europeos como Francia o Italia.
Los bancos alejan la remuneración
A pesar de la insistencia del Gobierno, los bancos alejan la posibilidad de que esa remuneración de depósitos se produzca pronto. Bankinter, Banco Santander, Banco Sabadell y BBBVA, que ya han presentado sus resultados del primer trimestre, han negado una guerra del pasivo y han señalado que la gran liquidez que tienen hace que no vean necesario remunerar este producto. Todos se enfocan en que hay más alternativas.
María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, explicó que tienen otros productos que sí que remuneran, pero matizó que sí que hay clientes a los que remuneran. “No remuneramos de forma generalizada a todos los clientes, pero sí que lo hacemos puntualmente según la vinculación”, señaló e insistió en que han desplegado alternativas “más interesantes”. La consejera delegada aseguró que les va bien, pero que no significa que “en un momento dado” cambien de estrategia.
Por su parte, Héctor Grisi, consejero delegado de Banco Santander, afirmó que “no hay guerra de depósitos”, por lo que rechazó remunerar los depósitos por el momento, pero matizó que se irán adaptando al mercado. Su homólogo en BBVA, Onur Genç, sí que se mostró más tajante en rechazar una remuneración de depósitos a corto plazo por la alta liquidez que posee el sector.
César González-Bueno, consejero delegado de Banco Sabadell, dejó claro que “no hay guerra del pasivo”, pero sí que ha admitido una “adaptación progresiva” del precio del pasivo, pero limitada a “las grandes empresas, entidades públicas y grandes patrimonios”.