Tienen seguidores y detractores a partes iguales. Los primeros defienden que es una manera de hacer accesible el arte, que es una forma más fácil de llevarlo a los más pequeños o que es un buen primer contacto con la obra de un creador. Por el contrario están quienes opinan que se trata de una manera de desvirtuar la obra, que alejan al público de los museos clásicos o que presentan, en muchas ocasiones, precios desorbitados en comparación con los centros de contemplación del arte tradicionales.
Además de los lugares puntuales para las instalaciones itinerantes, que siempre exigen ser grandes, muchas ciudades cuentan ya con lugares fijos para experiencias en las que la tecnología es imprescindible. En el caso de Madrid, está el MAD Madrid Artes Digitales de Matadero, que ha albergado, entre otras, una ambiciosa exposición sobre el pintor vienés Klimt.
¿Tiene sentido adornar, escuchar, micromapear o incluso ficcionar las obras? ¿Qué conclusión cabe extraer del hecho de que estén de moda unos lugares en los que los espectadores pasan a ser protagonistas y las exposiciones un mero escenario? Las cifras respaldan estas experiencias, a caballo entre galerías de arte e ir al cine o incluso participar en una escape room.
Al margen del debate sobre si esta moda que empezó en 2017 ha llegado para quedarse o no y de si democratiza el arte, es innegable que en la actualidad ambas corrientes cohabitan y no solo eso, sino que, lejos de competir, se complementan desde el momento en el que su consumo es distinto: mientras que las inmersivas suelen ser itinerantes y de un solo uso, los museos tradicionales son lugares a los que acudir periódicamente a consumir obras originales y más proclives a repetir las visitas.
Aquí van algunos ejemplos de propuestas de ocio inmersivas en las que merecen mención a parte dos de las más recientes: el Balloon Museum y el Museum of Dreamers que encabezan esta lista. Mientras que el primero tiene «una más pretensión artística», según explicaron las organizadoras en la fiesta de inauguración del segundo celebrada este miércoles; la nueva sede de los soñadores se presenta más como un lugar de diversión, de juego, de positivdad —no es el mejor lugar para los contrarios a Mr. Wonderful— e, incluso, de evasión. Todas ellas son una oportunidad para probar con este tipo de planes o, si ya eres un asiduo, anotar alguno más a la lista.
Balloon Museum
Situado en el recinto ferial de Casa de Campo, Balloon Museum presenta Pop Air, la primera muestra dedicada al arte inflable que tuvo un gran éxito en Roma, en La Villette de París y en Superstudio Più de Milán. En el recinto, se puede disfrutar de la obra de numerosos artistas que han tratado a lo largo de los años el aire dentro de formas y materiales insólitos, mientras que otros artistas se han expresado a través de la escultura de ensamblaje y modelado de globos de diferentes formas y tamaños.
La exposición está concebida como un itinerario único con diferentes tipos de obras: grandes instalaciones, esculturas inflables, obras interactivas y digitales. A esto le pone el broche una videogalería dedicada a profundizar en la historia del arte inflable. Recoge obras de artistas como Studio Eness, Plastique Fantastique, Karina Smigla-Bobinski, Architects of Air, Cyril Lancelin, Hyperstudio, Pepper’s Ghost, Pneuhaus & Bike Powered Events, Motorefisico, Quiet Ensemble, Ultravioletto, Max Streicher, Rub Kandy, Filthy Luker y Lindsay Glatz con Curious Form. Las entradas pueden adquirirse haciendo click aquí y se puede ir hasta el próximo 28 de julio.
Museum of Dreamers
Desde Milán llega el Museum of Dreamers, que ha ocupado el gran hueco que dejó otra exposición inmersiva, El laberinto de Tim Burton, en el Espacio Ibercaja de Delicias. Hasta el 30 de julio se puede visitar este recinto que parece hecho para tomar las instantáneas más coloridas y compartirlas en las redes sociales. De hecho, según cuentan desde la propia organización, en su edición italiana alcanzó crear una comunidad de más de 70.000 seguidores en Instagram y con 13 millones de visualizaciones en TikTok.
Dedica a ello 16 instalaciones creadas por Elena Y Giulia Sella, dos diseñadoras italianas fundadoras de Postology, una agencia especializada en experiencias emocionales e inmersivas que busca unir el mundo físico y el digital para ofrecer al público una experiencia única donde dar rienda suelta a su imaginación. Cada una de las 16 instalaciones lleva «un mensaje motivacional diseñado para incentivar al visitante a creer en sus sueños y a no renunciar nunca a ellos». Las entradas se pueden conseguir en este enlace.
Tutankamón, la exposición inmersiva
En el anteriormente citado espacio MAD. Madrid Artes Digitales, el Faraón cuenta con una sala de proyecciones de 3D de 1.200 metros cuadrados desde la que contar su historia desde su infancia, mostrando el desarrollo de una civilización, de la mitología egipcia y de las pirámides, poniendo el foco en la tumba de Tutankamon, que puede presumir de ser uno de los mayores hallazgos de la historia de la arqueología.
La exposición también cuenta con una sala de realidad virtual en la que el espectador es protagonista de un viaje por los tortuosos caminos del Libro de los Muertos hasta alcanzar el juicio de Osiris y la posibilidad de visitar la tumba a tamaño real gracias a la realidad aumentada.
Wu Tsang, de Ballenas
De Matadero al Paseo del Arte: hasta el 11 de junio se puede visitar en el Thyssen la propuesta Wu Tsang, de Ballenas. Firmada por la estadounidense Wu Tsang, la exposición es una adaptación cinematográfica de la novela de Herman Melville, Moby Dick.
La experiencia dura unos 90 minutos. De ballenas reenfoca la profunda meditación sobre el conocimiento, el exotismo y el erotismo del texto original a través de una lente poscolonial. Imaginada desde la perspectiva de la ballena y la variopinta tripulación de marineros a bordo del barco ballenero Pequod, esta compleja obra sitúa el relato de Melville en el contexto de la historia marítima de mediados del siglo XIX, el nacimiento transatlántico del capitalismo moderno y los disturbios civiles masivos.
La inmensidad del océano se convierte en símbolo de lo desconocido; las reflexiones de la artista apuntan a la presencia de perspectivas oblicuas y hacen más compleja la idea de que cualquier punto de vista sea singular o lineal.
Velázquez Tech Museum
Junto a la Plaza de Jacinto Benavente, muy cerca de la Puerta del Sol, se encuentra este nuevo museo en el que se puede vivir una experiencia sensorial 360° que realiza un recorrido por las distintas interpretaciones de la obra maestra del pintor Diego Velázquez, Las Meninas.
A través de las decenas de proyectores y la más alta tecnología repartidos en las 8 salas de las que se compone el museo, el visitante puede experimentar distintas maneras de vivir el arte a través de sus cinco sentidos, entrando, por ejemplo, en el lienzo de las Meninas en 4 D y en salas con hologramas que permiten estudiar la obra, o disfrutando de instalaciones interactivas de esculturas de meninas proyectadas con video mapping, acompañadas de música barroca y ritmos contemporáneos.
Adentrarse en la sala del Alcázar donde se pintó el cuadro, diseñar sus propias Meninas o hablar con Velázquez a través de hologramas son algunas de las posibilidades que ofrece este novedoso espacio al público, que también cuenta con una selección de las meninas más representativas de la exhibición urbana Meninas Madrid Gallery. Situado en el número 12 de la calle Atocha, las entradas se pueden adquirir haciendo click aquí.