El número de explotaciones que apuesta por la cría de gallinas ponedoras de huevos con sistemas alternativos a las jaulas no para de crecer en los últimos años. El censo de gallinas criadas en suelo aumentó en 2021 un 23%, mientras que el de camperas y ecológicas se elevó un 14% y un 10%, respectivamente. Por contra, las enjauladas cayeron un 6%.
Estas últimas todavía representan el 73% del total de la producción. Pero el alza generalizado de costes y el contexto inflacionista que empuja al consumidor a mirar cada vez más el factor del precio, está poniendo en aprietos una transición en la que la Comisión Europea ya está trabajando por bienestar animal.
Aunque es cada vez más habitual encontrar huevos de suelo, camperos o ecológicos en los supermercados, sólo un 16% de las gallinas se crían con el primer sistema; un 9% con el segundo, y apenas un 2% con el tercero. A nivel europeo, de hecho España está por detrás de la media comunitaria en la transición hacia sistemas alternativos a la jaula, cuyo coste es más elevado y, por ende, más caro en los lineales.
«En la Unión Europea ahora mismo estamos en un 50% del censo de gallinas alojado en sistemas de jaula y un 50% en sistemas alternativos», explica en conversación con El Independiente María del Mar Fernández, directora de la interprofesional del sector, Inprovo.
El viaje es relativamente reciente. En 2012, el sector tuvo que hacer una primera reconversión de jaula tradicional a jaula enriquecida. Y por aquel entonces, prácticamente el 98% de las gallinas se criaban bajo este sistema. «Los sistemas alternativos han ido ganando terreno a medida que los clientes de tiendas y supermercados van demandando una gama un poco más amplia», dice.
Ahora, añade, se vive un momento de «incertidumbre». Por un lado, los clientes están mirando con mucho más cuidado los precios cuando va a comprar. «El consumidor está siendo menos receptivo a esa subida de costes de la producción alternativa y, como un tipo de huevo es perfectamente sustitutivo de otro, termina volviendo al de jaula o suelo», dice.
Por otro lado, están las ingentes cantidades que deben invertir las explotaciones para realizar la reconversión, en un momento donde no está claro que el consumidor siga apostando por esos tipos de huevos criados en suelo o al aire libre, sino que se decante por los de menor precio. «Cambiar a sistemas alternativos las que tiene ahora en jaula puede costarle al sector en torno a 1.000 millones de euros«, abunda.
Eso significa prácticamente la facturación de un año. Según recoge el informe ‘El Sector de la Avicultura de Puesta en Cifras’, publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, alcanzó en 2021 unas ventas de 1.035 millones de euros en España, un 1,9% menos que en 2020. En cuanto a producción, ésta se situó en los 1.128 millones de docenas, un 3,8% más que en el año previo a la pandemia.
«Estas inversiones tienen que hacerse cuando esté acompañado de un mercado dispuesto a pagar el sobrecoste de un huevo criado en sistema alternativo», añade. Según sus cálculos, un huevo en suelo tiene un coste de producción un 20% superior al de las jaulas, mientras que uno campero cuesta entre un 35% y un 40% más; En sistema ecológico, es a partir de un 50% superior.
Hay muchos productores en verdaderos apuros no sólo por la subida del precio de las materias primas sino también de los costes energéticos, del transporte y de los envases. Solo el alimento para gallinas ha escalado de 252 euros por tonelada en 2018 a 471 este mismo 2022. Y este factor supone cerca del 70% de los costes de producción.
En conjunto, estiman que en los últimos meses ha subido un 25% el coste de producción. Y no todo se puede asumir en márgenes, por lo que se está trasladando al consumidor. «Cuando está en juego la viabilidad de la actividad, no queda más remedio», añade.
Nuestro país es ya el tercer productor a nivel comunitario, por detrás de Francia y Alemania, con un 16% del total. Según los datos difundidos por Inprovo con motivo del día internacional de este producto, cada español consumió el año pasado una media de 140 huevos en casa, lo que equivale a casi tres a la semana.