Cuenta que, en el concierto al que asistieron los Reyes con motivo del 50 cumpleaos de la Reina, Doa Letizia, en lugar de con el protocolario besamanos, saludaba con un apretn de manos tan contundente que, segn brome algn invitado, “daba la sensacin de que te iba a sacar el hombro y a dislocar el codo”.
Tras ese “dame la mano como a un hombre” que le solt Doa Letizia al embajador de Espaa en Estados Unidos, Santiago Cabanas hace unos das en Nueva York refleja hay mucho ms que una simple ancdota, fruto, dicen, del sentido del humor de la monarca.
Cuenta que, en el concierto al que asistieron los Reyes con motivo del 50 cumpleaos de la Reina, Letizia, en lugar de con el protocolario besamanos, saludaba con un apretn de manos tan contundente que, segn bromeaban algn invitado a aquella velada, “daba la sensacin de que te iba a sacar el hombro y a dislocar el codo”.
Segn dicta el protocolo, los apretones de manos deben tener la fuerza adecuada. No deben de ser ni muy flojos (denotan, dicen, timidez); ni lnguidos (esos que parece que estn cogiendo un pescado muerto) pero tampoco demasiado fuertes (para no transmitir superioridad, ni ir por la vida causado ‘codos de tenista). Eso s, en estas normas de buena conducta no se establece un grado de intensidad diferente dependiendo del gnero.
Qu es, entonces, lo que quiso decir la Reina con su “dame la mano como a un hombre”? Isabel Serrano-Rosa, directora y psicloga de EnPositivoS, nos ayuda a ver todo lo que hay detrs de una ‘aparente broma’. “No cabe duda de que todos los rituales de saludo tienen una clara connotacin cultural y, por ende, social. Darse la manos se interpreta como un saludo entre iguales. Es ms, cunto ms fuerte la damos, ms hacemos notar que estamos presentes y que somos iguales. Frente a la sumisin (o lealtad) que transmiten un saludo como la genuflexin en el besamanos, el apretn de manos supone un intercambio totalmente democrtico con el que enviamos un mensaje muy claro: “Me comunico contigo de igual a igual’. As que, seguramente, con ese ‘dame la mano como a un hombre’, la Reina quiso decir “tratmonos como seres humanos iguales“.
Convertido en el saludo por antonomasia en la era postcovid, el apretn de manos pareca que, por fin, haba sustituido a los besos en esas reuniones o encuentros en los que, todo hay que decirlo, no existen ni el nivel de confianza, ni de afecto (ni las ganas) como para acercarse tanto y en un gesto tan ntimo. “Al estar tan metidos en nuestra cultura, ya se confunde cuando se dan los besos por cario real o por puro convencionalismo. Lo que est claro es que, con la pandemia, nuestro espacio propio (1,5 metros cuadrados) adquiri una importancia vital ya que se convirti en la salvaguarda de nuestra salud. Ahora, en cambio, nos encontramos en un periodo de autorregulacin en el que cada uno de nosotros ir averiguando cmo se siente ms a gusto y en el que, desde luego, muchos han decidido limitar los besos al terreno afectivo y dejar el apretn de manos para el mbito profesional“.
“Dame la mano como a un hombre”, le dijo la Reina al embajador. Igual, la frase no fue la ms acertada pero, sin duda, el mensaje, s. As que demos la mano de igual a igual: con determinacin, fuerza y mirando los ojos. Y dejemos los besos para donde hay que darlos.
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