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El PP de Madrid confía en la unidad del voto popular en torno a Ayuso y Almeida

Mucho se ha venido insistiendo en estas semanas de precampaña y campaña que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se acercaba a la mayoría absoluta este domingo 28 pero, en cambio, las cosas no iban tan bien para el alcalde, José Luis Martínez Almeida. Pero tanto en la primera planta de la calle Génova 13, donde se encuentra la sede de los populares madrileños, como en la Plaza de Cibeles, que acoge el despacho de Almeida, las cuentas apuntan en otro sentido.

Argumentan en un sitio y otro que resulta materialmente imposible que haya una enorme diferencia entre ambos candidatos, entre otras cosas, «porque el voto del PP nunca ha sido dual. Puede haber casos, pero en general es muy difícil que un votante nuestro escoja una papeleta para la Comunidad y de otro partido para el ayuntamiento. Quien escoja la de Díaz Ayuso cogerá la de Almeida y viceversa».

Otra cosa es que haya votantes de Vox que sí respalden a Ayuso frente a Rocío Monasterio y, en cambio, mantengan su apoyo a Javier Ortega Smith. De hecho, creen que Ortega va a salir mucho mejor parado que su compañera de partido. Y es ahí donde se puede producir el decalaje entre ambos candidatos populares en el voto de la ciudad de Madrid y una mayor dificultad para que Almeida consiga esa mayoría cómoda que le permita gobernar sin la sombra del voxero.

Madrid-ciudad es más conservadora que la Comunidad

Además, un veterano en lides electorales madrileñas explica a El Independiente que el voto en Madrid-ciudad ha sido tradicionalmente unos 3 puntos de media más conservador que en la Comunidad. Se explica porque en la media de la región entra el llamado cinturón rojo, esto es, los ayuntamientos del sur donde el socialismo tiene bastante fuerza. Esto explicaría una mayor capacidad de resistencia de Ortega Smith.

Además, tanto en la dirección nacional como territorial del PP aseguran detectar en esta recta final de campaña un incremento de apoyos hacia las siglas populares, en la misma medida en que «Vox resiste, pero no sube». Génova espera un «efecto Juan Manuel Moreno», ese impulso final hacia el «voto útil» que encumbró al andaluz para permitirle gobernar sin ataduras, al tiempo que abrió una crisis en el partido de Santiago Abascal con la salida de Macarena Olona.

Consolidados 27 concejales, a dos de la mayoría

En el equipo de Almeida aducen que el más que previsible crecimiento de Ayuso «bebe también del votante de Madrid-ciudad» y que, en estos momentos el alcalde «tiene ya consolidados 27 concejales» frente a los 15 obtenidos en 2019. Supone casi duplicar su actual representación «y eso no puede considerarse bajo ningún concepto, un fracaso», aduce uno de sus colaboradores. La mayoría absoluta es de 29 concejales.

El objetivo de Cibeles pasa porque Almeida sume más que toda la izquierda, lo que es factible, además de mayoría absoluta con Vox, que también. Conforme a esos parámetros, su elección como alcalde está asegurada salvo que los de Ortega Smith armaran una mayoría alternativa con la izquierda, algo impensable. La LOREG da el bastón de mando municipal al candidato más votado salvo que el resto de las fuerzas políticas representadas en el consistorio culminen un pacto alternativo. Eso fue lo ocurrido en 2019. Manuela Carmena fue la más votada, pero el acuerdo de coalición entre el PP y Ciudadanos con el apoyo externo de Vox la desalojó de la alcaldía.

Almeida tiene, pues, afirman los suyos, la reelección asegurada. Otra cosa sería gobernar con el apoyo de Vox y no lo tendría fácil. Las relaciones políticas y personales entre el alcalde y Ortega Smith son francamente mejorables por decirlo de manera diplomática. El popular «no lo quiere en la Junta de Gobierno bajo ningún concepto», subrayan. El propio Almeida así lo confesó en la entrevista que concedió a este medio: «Trataré de conseguir una mayoría suficiente para no depender de Javier Ortega Smith».

La diferencia de votos entre Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz Gallardón fue durante años la comidilla postelectoral desde que ambos concurrieran juntos a las comicios locales y autonómicos, la primera a la Comunidad y el segundo al Ayuntamiento. En 2007 Gallardón le llevó la delantera en la capital de España por tan solo 272 votos, pero cuatro años más tarde la presidenta de la Comunidad de Madrid se desquitó al sacar nada menos que 42.459 votos más que el alcalde en la ciudad. Aquellos eran los tiempos de las mayorías absolutas incontestables. Tanto Ayuso como Almeida quieren volver a esa época de gobiernos monocolor sin hipotecas.

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