Tal y como se había anunciado, Ágatha Ruiz de la Prada inauguró con sus colores la lista de invitados para el 2023 de El Hormiguero. La diseñadora acudió al programa de Pablo Motos para hablar de su libro, Mi historia, una autobiografía editada por La esfera de los libros. En su línea, y sin ningún miedo a ser redundante, apareció con un vestido de su firma insignia con el título de la novela.
La también empresaria reconoció que en el texto aparece algún que otro ajuste de cuentas, aunque hizo énfasis en cómo, a lo largo de las páginas, recorre su vida desde una infancia marcada por la promiscuidad de su padre y por la salud mental de su madre. «Creo que es algo de los Ruiz de la Prada. Mi padre tenía cinco hermanos y siempre decía que era hijo único, además de que tenía muchos amantes», aseveró.
Sin embargo, destacó que siempre había tenido buena relación con las amantes de su progenitor y que siempre se había enamorado de personas similares a él, pues los «canallas» estaban entre sus predilectos. Tanto por su ascendencia noble como por su profesión, Ágatha Ruiz de la Prada puede presumir de haberse codeado con gente de lo más variopinto, pasando por artistas, modistas… y políticos.
Sobre estos últimos, la diseñadora, que se rodeó de ellos en varias ocasiones, en especial durante su sonada relación con Pedro J. Ramírez, dijo que era un sector «con muy poca amistad, pero con mucho interés». Además, y fiel a hacer alarde de su rebeldía, dijo que siempre había querido ser pija, aunque nunca lo había encajado en el perfil a diferencia de su hija Cósima, a la que calificó como «pijísima».
Entre sus caprichos, destacó lo mucho que se gasta en rizarse el pelo, algo que sorprendió mucho a Pablo Motos, maestro de ceremonias: «Me cuesta una pasta rizarme el pelo. Me gasto mucho dinero al año. Es que son muchas veces las que me hago tratamientos… puede costarte de 15 euros a 200 euros«, apuntó.
La vida amorosa de Ágatha Ruiz de la Prada
De cara a la parte más íntima de la entrevista, la invitada se definió como una persona «muy poco sexual» y que siempre había estado «muy cerca de la androginia». Sobre sus preferencias, dijo que siempre solía sentirse atraída por los hombres «bajitos y feos», aunque ahora mantiene una relación con uno que es todo lo contrario: con el abogado manchego José Manuel Díaz-Patón Porras, al que confesó no haberle pasado un manuscrito del libro previo a su publicación por si hubiese visto pertinente censurar algo.
Entre sus exparejas más sonadas está también Luis Miguel Rodríguez, más conocido como El Chatarrero. Respecto a este, recordó que se habían conocido en el momento adecuado para que saltara la chispa, pues en cualquier otro ella no se habría sentido atraída por él. «Me parecía imposible enamorarme de una persona con un desguace», apuntó con sorpresa.