El president Pere Aragonès afronta este martes su segundo debate de política general con el reto de convencer a Junts, y a sus bases, de que no ha abandonado la senda independentista. Esta semana se cumple el ultimátum fijado por la dirección de JxCat para un giro estratégico que los convenza de seguir en el Govern. Ambos partidos necesitan cerrar heridas si quieren que la coalición sobreviva a la fecha crítica del 1 de octubre.
Tras el divorcio escenificado en la Diada, y las posteriores amenazas de ruptura explicitadas por Laura Borràs, Junts y ERC se han esforzado en los últimos días por rebajar el tono de sus intervenciones públicas para dar una oportunidad a las negociaciones. Pero llegan al fin de semana sin un acuerdo cerrado sobre las propuestas de resolución en las que deberían plasmar una nueva entente que dé estabilidad al ejecutivo autonómico.
Los dos partidos han pactado ya las propuestas de resolución relativas a la acción de gobierno, afirman fuentes de la negociación. Pero siguen sobre la mesa cinco resoluciones sobre la estrategia a seguir en el eje independentista, el que divide al Govern.
Desde Junts insisten en los tres puntos planteados a ERC a principios de mes: pactar una dirección estratégica del independentismo; reconducir la negociación en la mesa de diálogo para centrarla en un referéndum pactado; y un frente común independentista en el Congreso. Unas aspiraciones que Esquerra intentará rebajar para acomodarlas a sus pactos con el PSOE.
Discurso del president
Las primeras pistas las dará el discurso de apertura de Aragonès. Un texto que no se pactará con Junts, pero que los republicanos se han comprometido a trasladar a sus socios antes del inicio del debate, el martes. Este jueves, el propio Aragonès avanzaba desde Nueva York que planteará una propuesta «amplia para la autodeterminación».
El referéndum «da la posibilidad a todo el mundo» de expresarse y «es la propuesta más inclusiva, más democrática y que nos tiene que permitir resolver de una vez por todas el conflicto con el Estado» aseguró. Desde ERRC insisten en que la propuesta de un referéndum concita más apoyos -pensando en los Comunes- que la de la independencia.
Pero en los últimos tiempos Aragones ha desconcertado al independentismo defiendo esa propuesta y reconociendo, a la vez, que será inviable pactarlo en 2023 en pleno proceso electoral en España. «El referéndum es cosa de Aragonès» apuntan con cierta ironía desde Junts, que dan por descontado que el Gobierno nunca aceptará una consulta pactada.
Pactos con la CUP
Más allá de las maltrechas relaciones entre ERC y Junts, los dos grandes partidos independentistas intentarán recuperar el apoyo de la CUP a sus propuestas. De hecho, si las propuestas de resolución van en la líena de lo exigido por Junts necesitarán por lo menos la abstención de los antisistema para aprobarlas, puesto que es improbable que cuenten con el apoyo de los Comunes.
Se marcará así una distancia considerable con el resultado del debate de hace un año, cuando Esquerra pactó más resoluciones con PSC y Comunes que con Junts y la CUP. En el primer debate de política general de Aragonès no pudo hubo propuesta conjunta del independentismo tras la negativa de Esquerra a comprometerse en los términos que proponía la CUP: un referéndum de independencia, con o sin acuerdo con el Estado, antes de 2025.
Los actuales socios de Govern solo aprobaron una resolución conjunta: un etéreo texto sobre el camino hacia la república catalana. Paradójicamente, ambos grupos pactaron resoluciones con el PSC. Los republicanos sobre la mesa de diálogo; los postconvergentes sobre la ampliación del aeropuerto de El Prat.