El escritor argentino presenta ‘Fortuna’, una novela coral sobre la soledad donde se intercalan cuatro textos de diferente autora que se complementan y se contradicen
Naci en Argentina, se cri en Suecia y se form entre Buenos Aires, Londres y Nueva York, adonde lleg hace 25 aos para hacer un doctorado en literatura comparada y asistir a los seminarios de Jacques Derrida. Hoy, curado del virus de la teora y de la “oscuridad intencional” de la escritura acadmica, Hernn Daz (1973) vive en Brooklyn, es profesor en Columbia y dirige la Revista Hispnica Moderna del Hispanic Institute, el antiguo Instituto de las Espaas fundado en la universidad neoyorquina hace 103 aos. Y es, adems, escritor de xito en su idioma de creacin predilecto, que es el ingls. Con su primera novela, A lo lejos, editada en Espaa por Impedimenta, qued finalista del Pulitzer en 2018. Ahora presenta Fortuna (Anagrama), recibido en Estados Unidos como uno de los mejores libros de 2022.
Si A lo lejos era un western primitivo en un territorio todava por adjudicar, sin vacas ni vaqueros ni pistolas, Fortuna se aproxima a otro mito fundacional norteamericano, el del gran capitalismo financiero, desplegado en esa ciudad hecha de dinero llamada Nueva York antes y despus del crack del 29. “Viendo ambas novelas juntas es evidente que hay una continuidad de intereses, el examen de ciertos estereotipos estadounidenses, pero no hay un plan.
Todo empez con una textura emocional, y en ambos casos fue la soledad”, explica Daz, vigoroso y cordial pese al jet lag, en su hotel de Madrid. “Escrib mi tesis acerca del aislamiento en la literatura moderna, y es un tema que me sigue interesando. Todos estamos profundamente solos y al mismo tiempo intentamos tocar el mundo y tocar a los dems. Ese intento constante de comunin, de formar parte de algo que no somos nosotros, es una forma de pica ntima y silenciosa que me conmueve. Me parece milagroso y trgico… Y perdn si eso fue un poco intenso”, apresura a disculparse.
Las dos figuras protagonistas de Fortuna -Andrew Bevel, el impasible heredero de una dinasta de financieros, y Mildred, hija prodigio de una familia bien de Albany venida a menos- representan dos maneras particulares de soledad que se concilian y se complementan en un singular matrimonio. De su relacin afectiva y de poder, Fortuna da hasta cuatro versiones sucesivas, escritas por cuatro autores distintos: una novela inspirada en ambos; el relato de refutacin de dicha novela encargado por Arthur Bevel a una joven y talentosa secretaria tras la muerte de su esposa; la versin de la secretaria, convertida con los aos en escritora de prestigio; y el diario de los ltimos das de vida de Mildred.
Cuatro textos que se superponen, se complementan y se contradicen y cuya autora diferenciada el escritor se ha planteado de manera rigurosa. Hasta el punto de que, para asegurarse de borrar toda huella de su propia escritura, redact cuatro manuales de estilo diferentes, con instrucciones especficas que llegado el momento ha compartido con los traductores de la obra: en el caso espaol, el tambin escritor Javier Calvo.
“Quera borrar mi presencia y que cada una de estas voces ficticias fuera lo ms creble posible”, justifica. Un ejercicio poco habitual entre los escritores de hoy. “Desde hace unos aos vivimos un giro confesional en la ficcin, con la primera persona en primer plano. No digo que est mal, pero en cuanto a presencia del yo estoy en un polo diametralmente opuesto”, aclara.
Daz reivindica en Fortuna el papel de la mujer, tradicionalmente ausente o subsidiaria en las narrativas de las grandes fortunas: “He querido examinar esa ausencia y cuestionar el mito del self-made man, que siempre es un hombre”. Y en su exposicin clnica de los mecanismos implacables del capitalismo financiero, asoma un cuestionamiento implcito del modelo filantrpico norteamericano.
“El mecenazgo tiene un largo historial, pero en pocas ms contemporneas la filantropa es una forma de codicia moral. Una vez que has satisfecho todos tus otros apetitos, que has acumulado todas las riquezas que queras, el ltimo bien suntuario para comprar es una buena conciencia. A m me resulta sospechosa, aunque paradjicamente me he beneficiado de ella. Esta misma novela ha sido escrita con ayuda de varias fundaciones. Pero me hara mucho ms feliz si esta gente, en vez de escoger sus proyectos para su propia vanidad, pagaran sus impuestos como todos los dems, y que hubiera un sistema de redistribucin ms equitativo”.
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