No es porque haya sido nombrado Caballero de la Gran Cruz de la Orden al Mérito de la República Italiana, uno de los más altos honores que puede recibir un ciudadano italiano. Tampoco por su lucha por los derechos civiles, y su enorme contribución removiendo conciencias desde la música contra las mafias y la corrupción en su país. Es, sencillamente, porque es un buen músico. Hoy, que hubiera cumplido 80 años, es un buen día para reivindicar a un buen artista como Lucio Dalla.
Caruso es mucho más que una hermosa balada. Su homenaje al gran tenor Enrico Caruso y a la rica historia musical italiana es una de sus composiciones más famosas y ha sido versionada por muchos artistas en todo el mundo.
Mirando al mar de Sorrento, como fuente inagotable de inspiración, nació este gran tema que acabó, claro, formando parte de la banda sonora de una de las sagas más importantes de la historia del cine: El Padrino. Frente a ese horizonte azul conoció nuestro cantante la vida y milagros del tenor Enrico Caruso, que es lo que cuenta entre notas preciosas nuestro homenajeado hoy. Paradojas de la vida, Dalla inicialmente no estaba nada convencido sobre la calidad de la canción, pero su productor Mauro Malavasi fue quien le convenció de que la grabara.
Aquí conocemos poco su trabajo, para ser uno de los artistas más conocidos de la música italiana. Llegó a sonar en nuestras cadenas musicales, en plenos años 80, con uno de sus temas más divertidos, que podría traducirse como Cuidado con el lobo, pero en nuestro país vecino tiene algo más de sentido. La expresión, que hace referencia a «Caperucita Roja», se usa para alertar ante posibles engaños… o peligros. Nos saltamos la intro, que es de nada menos que 53 segundos:
Murió con las botas puestas. Cantando, de gira. Era 2012, y nos dejó por culpa de un ataque al corazón, en un hotel de uno de los lugares donde la música se encuentra con los paisajes más hermosos, en Montreux, Suiza. En Italia se sintió como un “error divino”. El Ser Superior se tenía que haber equivocado al llevárselo tan pronto. Hay quien dice que tuvo algo que ver que la “cosa nostra” se la hubiera tenido jurada. Su legado se mantiene vivo y es posible visitar su casa en Bolonia.
Tardó en agarrar el micrófono. Comenzó como clarinetista en un grupo llamado Los Flippers y tuvo una vida llena de secretos y polémicas. Lucio Dalla fue un enigma. Como los buenos poetas. Su búsqueda estaba en entender las transformaciones sociales. Curiosamente, era un buen amante de los dialectos, y se obsesionó con los «lenguajes oficiales de las calles».
Su estilo a lo ‘voz rota’ tuvo en Sergio Dalma su principal valedor en España
Hablamos de un legado de más de 30 álbumes, actuaciones junto a leyendas como Jimi Hendrix, y con influencia en artistas como Jovanotti, Eros Ramazzotti o Zucchero. Su estilo a lo “voz rota” tuvo en Sergio Dalma su principal valedor en España. Su forma de cantar es un eco amortiguado de pasión en forma de aire que roza unas cuerdas bien aprovisionadas de emoción.
Imaginemos estar en cualquier pueblecito italiano, ahora que llega la primavera. Dejamos la bicicleta apoyada junto a las flores en las vallas de madera de una taberna marinera y descubrimos este tema tan mediterráneo en español de nuestro artista.
Jesús se llama el protagonista de este cuento corto. Por cierto, su relación con la Iglesia siempre ha sido extraña, o al menos poco comprendida. Se dijo de él de todo: que si era cercano al Opus Dei, que si era anticlerical por su homosexualidad nunca reconocida… pero lo cierto es que en su funeral católico con 6.000 personas en la iglesia de San Petronio dejó 50.000 que lo lloraron muros afuera. La prensa de entonces dejó patente que era cuestión de discreción.
Dalla era una persona solitaria. Le llamaron “Homo Musicus” y dejó un legado considerable con propiedades, obras de arte y un barco de 22 metros… a sus primos. Nada para Marco Alemmano, su compañero de vida en sus últimos 10 años.
Vamos a dejar que sea nada menos que Pavarotti quien despida hoy a Lucio, en la esperanza de haber despertado algo de curiosidad en quien haya leído esto.