El cambio climático es un problema mundial. La cuestión marca buena parte de la agenda política global desde hace años y afecta a todos y cada uno de los seres vivos que habitan en el planeta. Las consecuencias del calentamiento global amenazan con un escenario en el que los fenómenos metereológicos extremos serán cada vez más intensos y frecuentes y las sequías incrementarán su duración, de ahí que los términos crisis del agua y desertificación no paren de sonar.
Bañado por el mar Mediterráneo de un lado, por el mar Muerto de otro y con un 60% de su superficie formada por tierras desérticas, Israel se ha convertido en una de las referencias mundiales en la gestión de sus recursos hídricos. El país de Oriente Medio ha ido más allá en su lucha contra la escasez de agua y ha conseguido tener más agua de la que necesita gracias a dos claves como la desalinización y a la reutilización del líquido elemento: el 90% de las aguas depuradas se reúsa para la agricultura y un 85% del agua desalinizada se usa en los hogares.
Jesús Carrera, hidrogeólogo del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), explica en conversación con El Independiente algunos de los secretos de Israel en la gestión hídrica: «Tienen una reutilización del agua casi del 100%. Israel recarga toda su agua residual en unos macrosistemas de recarga artificial (SHAFDAN) con lo cual renaturalizan el agua y la vuelven a usar».
El experto del IDAEA-CSIC pone en valor la calidad de los hidrólogos israelíes, «son los mejores», aunque resalta que el tablero de juego de la zona es muy diferente al europeo: «La Directiva Marco del Agua impone unas condiciones extraordinariamente difíciles para reutilizar el agua y en particular para lo que hace Israel, que es para recargarla. Por ejemplo, el agua de lluvia no cumple con las condiciones que impone la Directiva Marco del Agua. Las condiciones de reutilización exigen que el agua sea neutra y que no tengan fluidos en suspensión y el agua de lluvia es un poco ácida y tiene partículas en suspensión», añade Carrera.
Gestión del agua en Israel
Fuentes de la Embajada de Israel en España destacan a este diario la importancia que le otorga el país hebreo a la gestión del agua: «El tema del agua en Israel es un tema integral. La forma de riego, por goteo, es una de las claves, el volumen de agua procedente de desalinizadoras es fundamental y sobre todo la mentalidad de reciclado, cada gota que entra en el sistema israelí se usa al menos dos veces: la primera para el consumo doméstico y la segunda para agricultura. Además, se ha hecho un gran esfuerzo en evitar pérdidas de agua en las canalizaciones, hay muchos países con infraestructuras de canalizaciones antiguas que tienen fugas y pérdidas».
El control de las fugas es uno de los puntos donde más inciden desde la Embajada: «Israel puede aportar una contribución significativa al mundo como país con uno de los sistemas hídricos más avanzados del mundo y con abundancia de I+D y tecnologías innovadoras en muchos campos. Mientras que en Israel sólo se pierde un pequeño porcentaje de agua en los sistemas de abastecimiento urbano, en otros países del mundo este porcentaje puede alcanzar decenas de puntos porcentuales. En Israel se ha desarrollado una amplia variedad de tecnologías y métodos para evitar la pérdida de agua en los sistemas de abastecimiento y detectar fugas mediante sensores».
El traslado de agua en Israel es responsabilidad de Mekorot, una empresa estatal capaz de presentar una tasa de pérdida de agua inferior al 3 %, en comparación con el promedio de la OCDE del 15 %. Asimismo, la extensión del riego por goteo en Israel, instalado en el 75% de sus cultivos, choca con el 5% de media de las explotaciones agrarias del resto del mundo.
Carrera considera que la labor de Israel con las canalizaciones de agua «es mejor que la del resto», pero insiste en que no es el factor diferencial. «Israel vende mucha tecnología de agua y presume de lo que hace bien para atraer compradores. Es cierto que tienen pocas fugas, pero si lo comparamos con España los porcentajes no son tan diferentes. La gran clave es la reutilización. Desalan agua de mar, la utilizan para todo lo que les hace falta y la vuelven a emplear, mientras que nosotros la tiramos al mar», asevera el científico.
La desalinización del agua de mar, el uso de agua salobre en la agricultura, el riego por goteo, el desarrollo de variedades agrícolas que consumen menos agua e incluso la extracción de agua del aire son campos que se desarrollan en Israel. «En Israel somos capaces y estamos dispuestos a compartir nuestros conocimientos acumulados y nuestras mejores prácticas con otras naciones de todo el mundo, de modo que juntos garanticemos que todas las personas del planeta puedan disfrutar del derecho humano esencial al agua limpia y salubre», indican en la Embajada de Israel en España.