La escritora presenta su nueva novela, ‘Babysitter’, y regresa a la polémica que no cesa sobre la adaptación al cine de ‘Blonde’. Defiende la película de Ana de Armas a la vez que confiesa que le costó mucho verla. Por lo demás, el feminismo, la emigración, el racismo o las redes sociales siguen siendo objeto de su insaciable y muy prolífica curiosidad
Desde la cima de sus 84 años y su medio centenar largo de novelas, Joyce Carol Oates antes que simplemente hablar, sienta cátedra. Pero lo hace sin avasallar, con la voz cálida, empeñándose en resultar a la vez amena, didáctica, seductora y, por supuesto, tajante. Bromas, las justas. Confiesa alegremente vía Zoom que le harían falta algunas vidas más para llevar al papel todas las historias que aún quisiera contar. Su último libro, ‘Babysitter‘ (Alfaguara), es un novelón (algo más que una simple novela tanto en número de páginas como ambición). Es eso, y es a la vez un claro retrato de la sociedad que pisamos y una radiografía cruel de sus contradicciones. El racismo, la violencia, la inmigración, el sometimiento de la mujer o la lucha de clases son los argumentos convocados en un aquelarre con forma de ‘thriller‘. Ahora, Joyce Carol Oates habla de todo ello y habla, por supuesto, de ‘Blonde‘.
- Empecemos por lo más trascendental: la religión. La protagonista de ‘Babysitter‘ tiene su primera cita con el amante que también es su violador en Viernes Santo. ¿Se trata acaso de una denuncia del papel que juega la religión en el sometimiento de la mujer?
- La idea central es que ella piensa de manera medio consciente que su infidelidad tiene algo de sacrificio. Siente que debe ser castigada y, por ello, se degrada. Se siente culpable y eso la encamina en brazos del hombre que la va a lastimar, a castigar. De forma poética o romántica, se identifica con la crucifixión de Cristo. La cruz es el símbolo máximo de ruptura. De algún modo, la conciencia femenina ha sufrido y se identifica con este comportamiento masoquista.
- Y del que se tiene que liberar, entiendo. ¿Cree que la religión puede ser considerada en determinadas circunstancias un medio más para someter a la mujer?
- Digamos, que se crea o no, se sea practicante o no, hay muchos restos de la religión que impregnan la cultura. Mucha gente no cree en la Navidad, pero es una época de regalos y celebraciones. Ese tipo de duplicidad es muy común en la vida secular estadounidense. La protagonista de la novela se siente insegura, anhela una mejora en su vida y, en el fondo, esconde incluso la fantasía de raíz religiosa de sacrificarse, de que la asesinen.
- ‘Babysitter‘ discurre en los años 70, pero los argumentos por los que transita (violencia, inmigración, racismo…) se diría que son los de ahora. ¿Tan poco hemos avanzado?
- No creo que haya habido evolución de ningún tipo. Sí, ahora hay cosas que son mejores. De hecho, es objetivamente mejor estar vivo ahora. La esperanza de vida es mayor, disponemos de todo tipo de avances como la cirugía microscópica, los trasplantes de órganos… Todo si tienes dinero claro. Por otro lado, hay muchas más mujeres en la universidad. Pero, en general y pese a todo, no creo que el mundo evolucione y la razón es que los avances no se producen de forma uniforme. Algunas mujeres estamos mejor, pero no todas las mujeres están mejor. Y ésa es la cuestión.
- ¿A qué cree que se debe ese ‘revival‘ de la violencia que parece que vivimos en el mundo?
- Si usted y yo fuéremos negros estaríamos ahora riéndonos de su pregunta. Ellos siempre han sido tratados de manera violenta. No es algo nuevo. La mayoría de los negros en Estados Unidos pueden hablar de cómo han sido golpeados o detenidos por la policía. Y probablemente algún familiar suyo hay sido linchado en el pasado. Lo grave es que muchos blancos no saben o no quieren saber lo común que es todo esto. Estados Unidos ha sido muy violento y tenemos esta extraña ética que permite que todo el mundo pueda tener un arma. Algunas personas tienen 15 armas en casa. Es una locura. Cuando tienes millones y millones de armas, obviamente habrá millones y millones de actos de violencia.
- ¿Tiene un arma?
- No, yo no tengo un arma. En realidad, todo es muy sencillo. Yo vivo en una estado azul (color demócrata). Aquí se pagan más impuestos. Eso quiere decir que hay escuelas públicas decentes, bibliotecas, asistencia a las madres que interrumpen el embarazo… En los estados en los que los impuestos son muy bajos no hay ningún tipo de asistencia social ni inversión en seguridad. Se compran más armas y hay más violencia. Si vas a un estado rojo (color republicano) como Georgia, fuera de la ciudad de Atlanta, estás en el tercer mundo.
- Sea como sea, y más en los últimos años, el avance en derechos parece claro.
- De forma nominal. Antes no se hablaba de los derechos de las minorías ni de las desigualdades. Palabras como patriarcado ni siquiera se usaban. Ahora sí se hace. Definitivamente, hay una toma de conciencia, pero sólo en una parte de la sociedad. Del otro lado, el componente religioso o reaccionario se ha exacerbado. Vivimos una época de idea y vuelta: una vez eligen ellos al presidente; otra, nosotros. La idea secular de la sociedad vive enfrentada a una imposición de carácter religioso.
- Si nos centramos en el avance de derechos de la mujer, de nuevo, como ocurría en su novela ‘Blonde‘, la protagonista de ‘Babysitter‘ se define en relación al deseo de los hombres…
- Eso está cambiando. Está claro que las mujeres durante demasiado tiempo no han tenido opción de expresarse. Sólo eran esposas, madres y novias. Queda mucho por hacer, pero las cosas cambian. Marilyn Monroe firmó un contrato con un estudio para realizar una serie de películas y en ese momento cedió todo el control de su carrera y su vida. Tenía apenas 20 años. Podía ser prestada de una productora a otra como si fuera parte del mobiliario. Ella murió en 1962. Está claro que eso no ocurre con estrellas actuales como Lady Gaga o Madonna. Quiero creer que si Marilyn viviera sería como ellas y ningún hombre determinaría su futuro. Por supuesto, estamos hablando de gente con éxito. No hay que perder de vista que la mayoría de la gente fracasa.
- ¿Le sorprende que la película de Andrew Dominik haya provocado tanta polémica? Ha sido una película acusada de demasiado feminista y de demasiado antifeminista.
- Como escritora, tienes que aceptar que los directores tomen mi trabajo y lo conviertan en otra cosa. He visto docenas de películas basadas en mis textos y todas son diferentes de lo que escribí.
- Pero usted defendió la película ‘Blonde‘. Incluso tuiteó lo mucho que le había impresionado…
- Recuerdo que cuando la vi por primera vez, tuve que parar a la mitad porque me pareció demasiado intensa, emocionalmente impresionante. Excesiva incluso. Así que volví a verla después de descansar un par de horas. Y nada. Tuve que intentarlo tres veces antes de poder verla entera. Entiendo en consecuencia que haya mucha gente que la rechace. Me pongo perfectamente en su lugar. Es una cinta extraordinariamente potente. Nadie va al cine a pasar un mal rato.
- A veces, para llegar a donde se quiere llegar, para no mentir ni edulcorar nada, entiendo que hace falta pasar, como dice, un mal rato…
- Sí, y ésa es la clave para entender lo que ha pasado. Nadie quiere ver ni pensar en nadie tan maltratado en vida como Marilyn. Pero no sólo por ser tan famosa como Marilyn Monroe, sino se trate de quien se trate.
- Entonces…
- Andrew llevó a cabo una representación feminista de las mujeres como víctimas de las hombres. Lo que sucedió es que como es un hombre se interpretó que estaba abusando de Marilyn. Es decir, que en su idea de denunciar el maltrato acabó por ser confundido como un maltratador más de Marilyn. Estoy convencida de que si una mujer hubiera hecho la película, habría tenido una recepción diferente.
- ¿Pero la película sería diferente?
- Eso no lo podremos saber.
- Andrew Dominik dijo en varias entrevistas que hizo la película gracias al movimiento Metoo, que si no hubiera sido por el Metoo a ninguna productora le habría interesado el argumento. Sin embargo, parece que las críticas le han llegado en nombre, precisamente, del Metoo…
- La verdad es que no le conozco personalmente. Hablé con él un par de veces por teléfono. Pero sí es cierto y encaja con mi argumento lo que acaba de decir. Cualquier hombre que intenta hacer una película con una mujer como víctima es por definición sospechoso. Como es hombre, sus motivos siempre serán dudosos.
- Usted es muy activa en Twitter. ¿Cómo ve todo lo que está pasando?
- Las redes, como todos los descubrimientos del hombre, tienen ventajas y desventajas. La penicilina permitió que la gente no muriera y ahora tenemos superpoblación. Gracias a las redes sociales vimos como George Floyd fue asesinado por la policía. Hemos aprendido muchísimo y nos hemos ayudado unos a otros gracias a ellas. Lo que ocurre es que acabó por convertirse en un terreno esencialmente tóxico porque se politizó.
- Me refería a Elon Musk…
- Es pronto y seguro que todo lo que diga dejará de tener validez cuando se publique la entrevista. Es un millonario, ha comprado Twitter y puede hacer con la empresa lo que quiera. Podría cerrarla, venderla o… imposible predecir nada.
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