Ocurri a mediados de octubre. De repente y contra todo pronstico, seis de las diez pelculas ms vistas de la semana eran produccin espaola. Ni los ms viejos del lugar recordaban semejante fenmeno. Y lo ms peculiar con todo era que no haba patrn ni regla con el que explicar, o slo domar, semejante acontecimiento. Quiz milagro. Entre Tadeo Jones 3 (Enrique Gato), una pelcula animada de carcter insultantemente familiar, y Cerdita (Carlota Pereda), un relato de terror feroz y costumbrista, el nico hilo de contacto era quiz y siendo muy generosos… ninguno. Y lo mismo vale si los valores enfrentados eran el cine social de En los mrgenes (Juan Diego Botto) y la comedia descaradamente popular de La vida padre (Joaqun Mazn). O, apurando, la adaptacin del best-seller con aire de poca (franquista) Los reglones torcidos (Oriol Paulo), una aparatosa produccin con televisin privada al fondo, y Modelo 77 (Alberto Rodrguez), un no menos abigarrado derroche de virtuosismo con modales de thriller a vueltas con los ngulos muertos de la Transicin (aunque aqu s que salan las cuentas: no en balde, una pelcula es la contraria de la otra. No hay regla sin excepcin).
Se dira que el cine espaol vive unos de esos momentos paradjicos en los que cualquier enunciado sobre l est condenado a ser refutado no tanto por una prueba en contra como por su ms ntima imposibilidad. Quin habra imaginado que a estas alturas del ao una pelcula como Alcarrs, la mejor definicin del cine artesanal de autor, podra ser a tambin una de las pelculas ms vistas (2.319.720 de recaudacin)? Y lo que vale para el prodigio de Carla Simn, merecedor del Oso de Oro y seleccionada por Espaa a los Oscar, es exactamente igual de vlido para Cinco lobitos, de Alauda Ruiz de Aza. Las dos, por cierto, presentes en el primero de los festivales internacionales del ao. Y quin se habra atrevido a pronosticar que por primera vez una pelcula como As bestas, de inminente estreno, llegar a las carteleras espaolas despus de haber literalmente arrasado en Francia? La cinta de Rodrigo Sorogoyen, protagonizada por Marina Fos y Denis Menochet, lleva ya cerca de 350.000 espectadores al otro lado de la frontera. Y todo ello, adems de lo de la semana de mediados de octubre de arriba y sin la presencia de los grandes nombres de siempre como Almodvar, Amenbar, Coixet o Bayona.
Se dira tambin que a la produccin cinematogrfica espaola le ha sucedido tradicionalmente lo que al barbero de Russell. En la ciudad imaginaria en la que la ley exige que todo hombre vaya afeitado, slo existen dos opciones excluyentes: o raparse a s mismo o acudir al citado barbero. Metfora por metfora: el cine espaol ha permanecido durante demasiado tiempo o dependiente de la comedia de gesto televisivo para llegar al pblico, o ensimismado en sus juegos de autor ligeramente autistas que ni alcanzan a la taquilla ni son seleccionados en festival alguno. Ahora bien, el barbero tambin es un hombre y, por tanto, para cumplir la ley, debe afeitarse. Quin lo har? Como el fgaro de la alegora, el cine espaol ha vivido detenido en la perplejidad incapaz de cumplir con la ley que dice que si alguien se afeita a s mismo no debera ser afeitado por el barbero. Y as hasta un ao, ste, en el que todo cuadra. Por qu? Spoiler: el barbero es mujer.
Estamos quiz ante el mejor momento posible del cine espaol? Primero, las cifras. David Rodrguez, mnager general de Comscore Movies, la empresa encargada de contabilizar taquillas, mantiene que sin ser nmeros de rcord absoluto, todos los indicativos se acercan y, cuanto menos, se antojan anmalos, por novedosos. Y buenos. Lo que hemos visto desde siempre es que la cuota de pantalla del cine espaol [el porcentaje del total] se deba a una o dos pelculas. El resto ni contaba o lo hacan muy poco, dice. Y sigue: Ahora se ha regularizado que en los ltimos meses haya siempre una pelcula espaola entre el top 5. Y siempre distinta. De momento, 59 millones de euros de los 301 totales recaudados en 2022 pertenecen a cintas rodadas aqu. La mtica cuota rondara un brillante 20%, que, de mantenerse, sera el tercer mejor registro desde 2010. Todo ello, cuidado, en un panorama general de lenta recuperacin. Muy lenta incluso. Tomando como referencia la media del ltimo lustro antes del confinamiento, la cada de la taquilla se encuentra en un 38%. Slo Reino Unido y Francia en Europa se estn recuperando ms rpido, concluye.
Y cumplida la matemtica, llega la literatura. Para Enrique Gonzlez Kuhn, distribuidor independiente, una de la claves de lo que no duda en calificar de xito estructural se localizara en el acercamiento que se ha producido en los ltimos aos entre la produccin y la distribucin. Nombres como Bteam -responsable entre otras de La maternal, la nueva pelcula de Pilar Palomero, o Mantcora, de Carlos Vermut- sera a su juicio un buen ejemplo con aspecto de sntoma. Acercarse al pulso del mercado y el conocimiento cabal de los festivales que quiz antes se despreciaban o se descartaban ha resultado decisivo, dice a la vez que aade dos aspectos ms a tener en cuenta: la diversidad, otra vez, y la incorporacin de un nmero creciente de nuevas voces representadas fundamentalmente por mujeres que dirigen y que se incorporan como jefas de equipo.
Mara Zamora, la productora de la joya de la corona del ao, Alcarrs, incorpora a la conversacin su propia experiencia como ejemplo. No es tanto narcisismo como evidencia. Lo que hay que entender es que esto no puede ser una carrera en solitario. Producir una pelcula no puede convertirse en un salto al vaco. Hay que buscar aliados y generar inters desde el inicio. Hay que conseguir que los festivales sientan de algn modo la necesidad de ver lo que haces, comenta. Y eso cmo se consigue? Un proyecto se trabaja desde muy temprano presentndolo en todos los foros europeos e internacionales posibles para no slo conseguir financiacin adicional sino para hacerlo visible desde los primeros pasos y para que los programadores de las muestras se fijen en l, comenta a modo de prlogo. Alcarrs, que es coproduccin europea (otro dato fundamental), pas antes de la primera toma por una ensalada de siglas que van desde el programa Nipkow de Berln al MFI de Grecia, sin olvidar la Cinfondation de Cannes, el Torino Film Lab y…
Y dicho lo cual, insiste en la diversidad que deca el distribuidor como consecuencia de una nueva generacin que se incorpora con primeras o segundas pelculas. Junto a gente ms reconocible como Jaime Rosales (Girasoles silvestres), Isaki Lacuesta (Un ao, una noche), Albert Serra (Pacifiction) o Alberto Rodrguez (Modelo 77), hay un grupo de nombres como Carla, Alauda, Elena Lpez Riera o Carlota Pereda que propone una nueva mirada, dice. Ntese que el primer grupo lo componen hombres y el segundo, slo mujeres. Nos estamos acercando acaso a alguna posible conclusin al dilema del barbero?
En efecto, como ya se ha dicho hasta tres veces, nunca antes se ha podido contemplar en el margen de apenas unos meses pelculas tan opuestas entre s, por irse a los extremos, como una cinta animada para adultos como Unicorn wars, de Alberto Vzquez, presentada en el Festival de Annecy, al lado de un viaje hipntico al lejano Bora Bora como Pacifiction, sin renunciar a la divina excentricidad de Eduardo Casanova (La piedad) o los omnipresentes lex de la Iglesia (El cuarto pasajero) y el perenne hombre rcord Santiago Segura (Padre no hay ms que uno 3). Pero, y pese a esta celebracin de lo plural, lo verdaderamente diferencial de esta temporada parece estar en otro lado, en el otro lado.
Lpez Riera, recin citada y con su pelcula El agua recin aterrizada en cartel, toma la palabra. Siempre se ha hablado de la mirada femenina con un cierto paternalismo, una cierta condescendencia o un nada disimulado binarismo en el que no me reconozco. Cuando se preguntaba por la peculiaridad del cine dirigido por mujeres, no era la respuesta, era la pregunta la que estaba mal formulada. Lo que ha cambiado es una forma feminista que se ha impuesto, suelta de corrido. Y no se para: No puede ser casualidad que tanto Alauda como Simn como Pereda como yo misma nos hayamos ocupado todas de una forma u otra de la relacin materno filial. Como haca y propona la relizadora Chantal Akerman se trata de retratar esos lugares a los que histricamente estbamos condenadas como la cocina o los patios de las casas no como refugios sino como espacios de resistencia, o de resiliencia. Se trata de hacer visible lo que antes no lo era. Y eso es un espacio nuevo para este nuevo cine. Queda claro.
Pero y qu de los dems que no son mujeres? En realidad, el argumentario visceral, que no slo radical de Riera, y que la directora de la cinta seleccionada en la Quincena de Realizadores en Cannes comparte con Simn y Alauda, y con muchas otras como Beln Funes, Meritxell Colell, Neus Balls, Ainhoa Rodrguez, Avelina Prat, Isa Campos o Clara Roquet, se filtra ms all de s mismas hasta ellos mismos. A nadie se le escapa que As bestas, cuyo guin aparece firmado por Isabel Pea, es tambin una lectura desde la mujer del thriller testosternicamente violento y vengativo. Y algo parecido sucede en el ltimo trabajo firmado por Rosales atento al autoanlisis de la masculinidad txica, o a la doble lectura del trauma que ejercita Lacuesta en su perfecta Un ao, una noche. La consagracin de la primavera, de Fernando Franco, sera el ms brillante de todos los puntos de vistas ofrecidos desde el reconocimiento (y estupor) del hombre hacia la mujer. Gana el punto de vista femenino, aunque la voz sea la de ellos.
Desde CIMA (la Asociacin de Cineastas) la lectura es la misma, pero, adems, con datos. Las ayudas generales, aqullas que destina el Ministerio a las pelculas ms ambiciosas y caras, han pasado de 2018 a 2022 de un 8% para directoras a un 50%. En el mismo periodo, las subvenciones selectivas (las destinadas a proyectos ms pequeos, ms de autor) han tenido un ascenso similar del 23% al 51% para realizadoras. Se dira que el lamento recurrente y soberano de que los grandes presupuestos son slo cosa de hombres poco a poco se va diluyendo. Y no en coac. Sin duda, esto demuestra tanto la tendencia general del cine y de la propia sociedad como, por descender a tierra, la efectividad de la poltica de cuotas, comenta Cristina Andreu como presidenta de CIMA. Y aade como aviso de lo que tiene que venir y est de hecho viniendo: Las mujeres conocemos mejor a los hombres porque les hemos ledo y hemos visto su cine. Aunque ya no existe, sabemos todo tanto de su servicio militar como de su vida sexual gatillazos incluidos. Al revs, no ocurre. Y debera. No se trata de hablar de la menstruacin, sino de que todos nos conozcamos mejor unos a otros. No es se el sentido del arte? Las oportunidades a las mujeres son oportunidades a todos, a la sociedad como conjunto.
Mara Luisa Gutirrez, productora recurrente de los mayores xitos de la taquilla (los de Segura uno detrs de otro), cree haber detectado una reconciliacin del pblico espaol con su cine. La pandemia lo cambi todo. Y cuando las grandes productoras decidieron abandonar los cines, la produccin espaola estuvo ah, comenta con orgullo no disimulado y acto seguido llama la atencin sobre la necesidad de mantener la racha y hacerlo desde lo ms bsico: la legislacin. Desde luego, la ltima Ley General del Audiovisual no ayuda incluyendo en la definicin de productora independiente (y, por lo tanto, objeto de apoyo pblico) a empresa que no lo son, dice y queda dicho. Desde la Federacin de Exhibidores de Cines de Espaa (FECE), Luis Gil, el director, abunda: La diversidad de ahora es la novedad y la clave del xito. Ya no es slo una la pelcula espaola que lleva gente al cine. Y as.
Sea como sea, nada tan radiantemente diverso y novedoso, como la irrupcin en el cine de la simple realidad. En verdad, es una progresin natural. Se trata simplemente de ganar espacios, de recuperar esos espacios domsticos que, de tanto mirarlos, se han vuelto invisibles, concluye Lpez Riera en el mejor noviembre, que tambin es el mejor ao, de un cine espaol protagonizado por primera vez de manera plena por mujeres, por la mirada de la mujer, por las directoras. El barbero de Bertrand Russell era mujer.
‘Alcarrs’, a por el oscar
PABLO SCARPELLINI (Los ngeles)
El tiovivo del muelle de Santa Mnica da vueltas sin parar mientras los invitados se agolpan frente a la estacin de jamn serrano y Carla Simn, la directora de Alcarrs, intenta que su beb de cuatro meses no se despierte pese al bullicio y la msica atronadora de los altavoces que escupen canciones de Rosala y Bad Bunny sin piedad. La carrera por llegar al Oscar tiene esas cosas. La promocin manda.
Simn ha vuelto a Los Angeles para empujar por segunda vez la candidatura de un filme suyo para los premios de la Academia de Hollywood, la historia ntima de unos agricultores del melocotn en Lleida que se enfrentan a su ltima cosecha. Nadie hasta ahora haba logrado un pleno de selecciones al Oscar con tan solo dos cintas en su haber, y tampoco ninguna directora espaola se haba llevado el Oso de Oro del Festival de Berln. Y en cataln. Deberan de ser suficientes alicientes para pasar el primer corte -de casi 100 a 15 pelculas- y aspirar a entrar entre las cinco a mejor cinta extranjera.
Ojal haber ganado en Berln ayude a generar ms atencin sobre la pelcula, pero es difcil de saber, dice Simn a EL MUNDO durante un evento de promocin del cine y las series espaolas organizado por el Instituto de Comercio Exterior. As como en Europa hay mucha conciencia de lo que son los festivales importantes, aqu es distinto. No tiene el mismo valor que en Europa, pero puede ayudar a generar atencin, a que la quieran ver, que es en la fase en la que estamos.
Alcarrs, que est en la lista inicial de candidatas de entre una marea de pases, ya pas por el festival de cine de Nueva York, su premire en Estados Unidos. De momento la acogida est siendo muy buena por aqu, confirma. La sensacin es similar a la que vivimos en Berln por parte del pblico.
Por delante, unos das de pases privados para miembros de la Academia con derecho a voto y todo el lobby que alcancen a hacer. En esta carrera suelen influir ms factores ms all de la pelcula en s. Aun as, Simn se queda con lo logrado. Nunca piensas cuando haces una pelcula que pueda llegar tan lejos. Alcarrs no estaba hecha pensando en premios. Ninguna pelcula lo est.
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