El presidente de Aragón, Javier Lambán ha apelado en su discurso de fin de año a la necesidad de reforzar Aragón a través «del fortalecimiento de España como gran proyecto nacional» y con los aragoneses como «actores principales de la empresa»: «No le irá bien a Aragón si a España le va mal«. Ha reiterado su preocupación «ante la división y el frentismo que van instalándose en nuestra sociedad y ante la erosión de las instituciones, como acertadamente advirtió el Rey en su Mensaje de Navidad».
Lambán ha subrayado que «quienes creemos en la España constitucional hemos de ser autocríticos ante la falta de entendimiento de los partidos moderados, lo cual da como resultado que la gobernabilidad del país dependa cada vez más de extremistas, radicales e independentistas que no aspiran más que a romper España y acabar con la Constitución».
Ha concluido su intervención recordando que pertenece a una generación que nació en pleno franquismo, que conoció la terrible historia de la Guerra Civil de boca de sus abuelos, que vio a sus padres aprobar una Constitución y construir una democracia ejemplar y que vivió la Transición en la Universidad»: «Ello me da perspectiva vital suficiente para saber lo que se pierde por la vía del enfrentamiento y lo que se gana por la vía del entendimiento».
Urkullu: «No cedamos al pesimismo»
Por su parte el lehendakari Iñigo Urkulu ha puesto el foco en la necesidad de no caer en el pesimismo ante las advertencias de nuevos brotes de la pandemia o de empeoramiento de la crisis. Ha reconocido que la realidad demuestra que sigue habiendo «motivos para la preocupación»: «A diario recibimos noticias de guerras y de vulneraciones de derechos humanos, también en el corazón de Europa. Se mantiene la pandemia. Padecemos situaciones de crispación política o crispación social, con diversas expresiones», ha apuntado.
Urkullu ha instado a reflexionar sobre la responsabilidad «que a cada quien
nos pueda corresponder» sobre la situación generada. Sin embargo, ha invitado a no caer «en el pesimismo»: «Corremos el riesgo de resignarnos o ceder al pesimismo. No nos lo debemos permitir. Propongo una mirada pausada, positiva y global. Forma parte de la condición humana no apreciar o no querer apreciar lo que tenemos en la sociedad de la que formamos parte».