A un mes del primer aniversario de la guerra de Ucrania, Berln debe sumarse a sus aliados y apuntalar a Kiev con el envo de tanques para dar un vuelco definitivo a la peor crisis de seguridad en Europa desde la Segunda Guerra Mundial
El Gabinete alemn acaba de agrietarse por la cartera ms sensible para el canciller Olaf Scholz. La dimisin de su ministra de Defensa, Christine Lambrecht, abre una inoportuna crisis de gobierno en plena guerra de Ucrania y slo unos meses despus de que el Ejecutivo diera luz verde al histrico rearme de Alemania como puntal de la defensa europea, en un giro de 180 grados respecto a las lneas maestras que ha seguido el pas desde la derrota del nazismo en la Segunda Guerra Mundial.
Al vuelco
en la estrategia militar se aada la creacin de un fondo de 100.000 millones de euros para renovar un ejrcito
cuyas debilidades se han puesto de manifiesto precisamente con la invasin rusa
(que ha destapado, por ejemplo, fallos tcnicos en los Puma). Lambrecht estaba llamada a supervisar la reforma, que sin embargo avanzaba con una lentitud que Europa no puede permitirse con una escalada blica de tal calibre en sus fronteras.
La renuncia de la ministra -cuyo mandato ha estado marcado por la mala gestin y las meteduras de pata- es un fuerte revs para la coalicin de socialdemcratas, verdes y liberales que gobierna el motor econmico de la UE. Y especialmente para Scholz,
al que desde hace un ao se reprocha la tibieza en el apoyo militar a Kiev.
La respuesta del canciller tras el ataque ruso ha estado sembrada de indecisin desde el principio. Tras la invasin, respondi al grito de socorro del presidente Volodimir Zelensky con el envo de 5.000 cascos de proteccin, algo que pareca una broma macabra frente a una artillera que se cebaba con los civiles de Mariupol.
El lder del SPD -de tradicin pacifista y fuertes vnculos con Mosc,
anudados tanto por la antecesora de Scholz, Angela Merkel, como por el ex canciller Gerhard Schroeder, que trabaj en la petrolera rusa Rosneft hasta que se vio forzado a dimitir- tard tambin en proveer a Kiev de sistemas antimisiles. Y ahora se enfrenta a la creciente presin de sus socios europeos para que apruebe el envo a Ucrania de tanques alemanes, operativos en 13 ejrcitos europeos, entre ellos el espaol (donde, segn la ministra Robles estn en un “estado lamentable”).
Polonia y Finlandia ya han anunciado su intencin de apuntalar con ellos la defensa de Kiev
justo ahora que Rusia ha tomado oxgeno con la conquista de Solidar.
Pero para ello Berln debe dar un visto bueno que tarda. Parece que el canciller busca el comps con EEUU, que tambin baraja el envo de tanques Abrams. Francia y Reino Unido ya se han anticipado a sus aliados con el envo de unas partidas de carros blindados que aumentan la presin sobre Scholz. A un mes del primer aniversario de la guerra,
Berln debe sumarse a ellos y reforzar un compromiso militar que d el vuelco definitivo a la peor crisis de seguridad en Europa desde 1945
. En juego est la defensa de la democracia liberal.
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