Desde 1958 Paul Newman y Joanne Woodward fueron inseparables. Durante años estuvieron bajo el foco mediático de Hollywood y el mundo entero, compartieron pantalla en numerosas ocasiones, como actor o director y productor y como actriz. Desde la terraza, Un día volveré, Samantha o El largo y cálido verano fueron varias de las películas que protagonizaron.
Precisamente se conocieron en un estudio de televisión, en un episodio del programa Robert Montgomery Presents titulado Penny. Por aquella época, él estaba casado con Jackie Witte con la que tuvo tres hijos, pero no fue hasta seis años más tarde, en el rodaje de El largo y cálido verano, cuando los actores volvieron a coincidir y se enamoraron, convirtiéndose en una de las parejas que cautivó al mundo entero.
Se casaron en 1958 y durante años protagonizaron historias de amor en la gran pantalla, pero la suya no escapaba de la opinión pública. Siempre se les veía unidos, de la mano, les fotografiaban en numerosas ocasiones a la salida de restaurantes de Beverly Hills, eran la pareja ideal. En una ocasión, cuando le preguntaron a Newman por qué le era fiel a su pareja, él respondió: «¿Para qué salir a buscar una hamburguesa cuando tengo en casa un entrecot?».
Un cáncer de pulmón mató a Paul Newman cuando tenía 83 años en 2008. Lo hizo en su casa, acompañado de su esposa y los dos hijos que tenían en común.
De Paul Newman y Joanne Woodward a Bonnie y Clyde. De actores a gánsteres, de intelectuales a artistas. No hay que irse a la literatura o a la gran pantalla para encontrar grandes historias de amor.
Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir
Fue una pareja peculiar, sobre todo para la época. Durante los 51 años de relación, nunca se casaron ni vivieron juntos. De hecho, durante años se establecieron en hoteles, pero en habitaciones separadas. Y es más, mantuvieron una relación abierta en la que ambos tenían amantes, lo que supuso todo un escándalo para la Francia de la época. Pero aun así, su historia fue una de las más famosas y menos convencionales del siglo XX.
Se conocieron cuando ella tenía 21 años y él 24, y se presentaban al examen final de Filosofía. Desde entonces, se convirtieron en una de las parejas intelectuales que marcó a las generaciones de los años sesenta y setenta. Ella marcó la segunda ola del feminismo con su libro El segundo sexo, publicado cuatro años después de que se permitiera a las mujeres acceder al voto, en 1945.
«El único éxito indiscutible en mi vida», así calificó Beauvoir su relación con Sartre. Pero aun así, ambos mantenían relaciones paralelas, y no lo hacían en secreto. Al parecer, él sí que ocultó algunas, algo que molestó a Beauvoir. En una de las cartas que envió la escritora en 1938 a Sartre, se puede ver la relación que mantenían.
Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, Salvador Dalí y Gala, Frida Kahlo y Diego Rivera, fueron algunas de las parejas que tuvieron relaciones abiertas
«Querido pequeño ser: quiero contarte algo extremadamente placentero e inesperado que me pasó. Hace tres días me acosté con el pequeño Bost. Naturalmente fui yo quien lo propuso, el deseo era de ambos y durante el día mantuvimos serias conversaciones mientras que las noches se hacían intolerablemente pesadas. Le he cogido mucho cariño. Estamos pasando unos días idílicos y unas noches apasionadas. Hasta la vista, querido pequeño ser; el sábado estaré en el andén y si no estoy en el andén estaré en la cantina. Tengo ganas de pasar unas interminables semanas a solas contigo. Te beso tiernamente, tu Castor».
Beauvoir mantuvo relaciones incluso con mujeres, algo nada habitual para la época. Pero uno de sus intensos romances fue con el escritor Nelson Algren. De hecho, cuando ella murió, la enterraron en la misma tumba de Sartre, pero con el anillo que Algren le regaló al poco de conocerla. La filósofa declaró en una de sus memorias, La fuerza de las cosas, que dejó de creer en Dios a los 19 años y encontró en Sartre el hombre que la enseñó a seguir el camino que se había trazado.
Salvador Dalí y Gala
A los 19 años, en 1912, Gala fue ingresada por tuberculosis en un sanatorio de Clavadel, cerca de Davos (Suiza). Ahí conoció a Paul Éluard, su primer marido, pero no fue hasta 1917 cuando se casaron. Su relación fue atípica para la época. Mantuvieron una relación sentimental con varios artistas, como Max Ernst o Louis Aragon, lo que hizo que Gala fuera la musa de muchos de ellos.
En 1929 conoció a Salvador Dalí. Lo hizo en Cadaqués, junto a varios amigos como René Magritte o Luis Buñuel. De hecho, Gala viajó con su marido, pero tras conocer a Dalí, y a pesar de que ella fuera diez años mayor que él, se enamoraron, lo que desembocó en el divorcio del matrimonio.
Dalí y Gala se casaron por lo civil en 1932. Ella fue la mayor inspiración de Dalí. Él mismo decía que Gala fue «la única que lo salvó de la locura y de una muerte temprana». Al parecer, Gala mantuvo varias relaciones extramatrimoniales, algo que a Dalí incluso le gustaba por el morbo que le provocaba.
Volvieron a casarse el 8 de agosto de 1958, 20 años después, pero esta vez por la iglesia. Estuvieron juntos 53 años, hasta la muerte de Gala, en 1982. Desde entonces, Dalí entró de lleno en la tristeza y el abandono.
Oscar Wilde y Alfred Douglas
Bram Stoker, autor de Drácula, le arrebató a la chica de la que estaba enamorado Oscar Wilde. Aunque con los años, en 1884, se casó con Constance Loyd, con la que tuvo dos hijos y no llegó a encajar del todo.
Estaba en su mejor momento, pero justo cuando acababa de publicar El retrato de Dorian Gray, La esfinge y La importancia de llamarse Ernesto, Oscar Wilde fue condenado a dos años de trabajos forzados en la cárcel de Reading por un delito de «indecencia grave». Le acusaron públicamente de mantener relaciones con Lord Alfred Douglas, al que Wilde llamaba Bosie, lo que por aquel entonces se consideraba un delito.
Se habían conocido cuatro años antes, y desde entonces fueron amantes. El padre de Alfred Douglas, el marqués de Queensberry, comenzó a intuir el romance y cuando los rumores se expandieron, hizo todo lo posible por destruirlo. De hecho, fue quien denunció al escritor.
Estuvo en la cárcel entre 1895 y 1897, y desde ahí siguió enviándole cartas a su amante. Eso sí, sin recibir respuesta. En De profundis, una carta que envió a Douglas, le confesaba que amarle le había arruinado la vida. Todo se volvió en contra del escritor. Su mujer se cambió el nombre y le arrebató la custodia de sus hijos. Bosie acabó rechazándolo, y al salir de la cárcel, Wilde terminó falleciendo solo en París.
Bonnie y Clyde
Sus aventuras fueron mitificadas durante años, pero el amor de los amantes del crimen despertaron el interés de muchos. Durante la Gran Depresión, en un momento en el que la crisis económica afectaba a Estados Unidos, muchos de sus ciudadanos tuvieron que hacer todo lo posible para sobrevivir. Además, la infancia humilde de ambos no ayudaba. La familia de Clyde Chestnut Barrow estaba endeudada y comenzó a robar pequeñas cosas para poder comer. Los robos pasaron a ser secuestros y los secuestros a asesinatos. Bonnie Elizaberth Parker, lejos de ser una ladrona, por aquel entonces se dedicaba a la poesía y a escribir.
Fue en la casa de unos amigos cuando la pareja coincidió por primera vez. Durante los primeros meses de la relación, se comportaron como otra cualquiera de la época, pero pronto Clyde volvió a robar, lo que le llevó otra vez a la cárcel, donde ya había estado antes de conocer a Bonnie.
Se enviaron cartas durante años hasta que salió de la cárcel y comenzó la que pasaría a la historia como la pareja criminal más famosa del siglo XX. Durante dos años el FBI los persiguió por todo Estados Unidos sin conseguir capturarlos. Hasta que en 1934, 167 balazos acabaron con los delincuentes, que ya por aquella época, por la expectación que habían creado en la población, se convirtieron en todo un icono.
Cleopatra y Marco Antonio
El amor entre Cleopatra y Marco Antonio fue capaz de desestabilizar el Imperio Romano. La última reina de Egipto ya mantuvo una relación con Julio César. Como ya hizo con el emperador, volvió a repetir su maniobra de seducción, esta vez con Marco Antonio, que acabó abandonando a su esposa Octavia y a sus hijos.
Marco Antonio cayó rendido a los pies de Cleopatra, reina que ha pasado a la historia por su astucia. Además de la familia, Marco Antonio también abandonó la política, lo que le acabó convirtiendo en enemigo de Roma y de Octavio Augusto, el que por aquel entonces mandaba en el Imperio. Su lucha terminó con la flota de Marco Antonio derrotada, y aunque consiguió huir junto a Cleopatra, un año más tarde, Marco Antonio decidió quitarse la vida tras recibir la falsa noticia de que Cleopatra había muerto.
Esta, intentó seducir a Octavio Augusto, como ya había hecho con los dos emperadores, pero al no conseguirlo, murió tras dejarse morder por un áspid, es decir, una cobra egipcia.
La relación entre Cleopatra y Marco Antonio ha saltado en numerosas ocasiones a la literatura y a la gran pantalla, precisamente interpretados por Elizabeth Taylor y Richard Burton.
Elizabeth Taylor y Richard Burton
Junto a Paul Newman y Joanne Woodward, Elizabeth Taylor y Richard Burton formaron uno de los romances más grandiosos de Hollywood. Se conocieron en 1961 en Roma durante el rodaje de Cleopatra. Ambos estaban casados, y tras enamorarse, decidieron fugarse a Italia, algo que no gustó en El Vaticano, que condenó públicamente su relación por «vagabundos eróticos».
Se casaron en 1964, y la prensa y la opinión pública se obsesionó con la pareja. Al parecer, se pasaban el día discutiendo. Él adicto al alcohol, ella a las joyas. Pero, tras 10 años de matrimonio, se separaron. Fue el segundo divorcio de él y el cuarto de ella. No se quedó ahí, al año siguiente volvieron a contraer matrimonio, pero esta nueva oportunidad duró unos pocos meses. Ella volvió a pasar por el altar dos veces más, pero el amor entre los actores nunca llegó a su fin.
De hecho, unos días antes de morir Burton, según publicó Taylor en 2010, le envío una carta en la que confesaba seguir enamorado de ella y querer «volver a casa». La carta no obtuvo respuesta, pero permaneció en la mesilla de Taylor durante años.
Frida Kahlo y Diego Rivera
Diego Rivera y Frida Kahlo han viajado en el tiempo, no solo por sus aportaciones artísticas, sino por su relación amorosa. Como otros tantos, se quisieron a su manera.
Se conocieron cuando ella tenía 15 años y él 35. Ella era una estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria, situada en el centro de la ciudad de México, él ya era un pintor famoso y pintaba La creación, el famoso enorme mural.
Las biografías sobre los personajes no dejan claro si durante aquella época Frida se enamoró del pintor. Algunos creen que ella comentaba con otras alumnas su ambición por tener un hijo de Diego Rivera.
Kahlo comenzó a mostrar sus pinturas a Rivera y en uno de esos encuentros surgió el amor. Se casaron años más tarde, en 1929, cuando él tenía 43 años y ella 22.
Una de las obras maestras de la artista es Aborto en Detroit, que pintó tras tener que abortar para evitar poner en riesgo su vida ya que un accidente en tranvía marcó sus condiciones de salud.
A pesar de que Kahlo supiera que su marido le era infiel, e incluso ella lo fuera, cuando se enteró de que una de esas mujeres era su hermana pequeña, la pintora entró en depresión. Vivieron una relación poliamorosa durante años, hasta que en 1939, no aguantaron más y el matrimonio llegó a su fin, aunque con el tiempo volvieron a casarse. Su amor terminó el 13 de julio de 1954 con la muerte de Kahlo. «Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida. Uno en el que un autobús me tumbó al suelo… el otro accidente es Diego Rivera», dijo en alguna ocasión la artista.