No puede sorprender que, según ha desvelado Bloomberg, la administración estadounidense esté buscando la manera de investigar a Elon Musk, CEO, entre otras empresas, de Tesla. En los últimos meses, el multimillonario se ha acercado peligrosamente a Vladimir Putin, convirtiéndose en un altavoz de sus mensajes. Musk comenzó la guerra suministrando a Ucrania el servicio satelital Starlink, para que los ciudadanos pudieran tener el acceso a internet y los servicios de comunicaciones garantizados,
pero ahora amenaza con retirarlo si no es EEUU quien paga la factura. Sin la tecnología, las tropas defensoras podrían tener problemas de coordinación.
Los últimos movimientos de Musk pasan por declarar que Ucrania debe
entregar la península de Crimea a Rusia
y, de no hacerlo, ha justificado que Putin haga uso de las armas nucleares. El magnate está acostumbrado a zambullirse en aguas turbulentas, pero estas posturas superan cualquier polémica. Estamos ante el hombre más rico del planeta y que, probablemente, será en breve el dueño de Twitter, la red social más influyente del mundo. Decir que Musk está siendo irresponsable es reducir el alcance de sus actos. Basta añadir que los funcionarios estadounideneses pretenderían investigar sus negocios por una cuestión de seguridad nacional.
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