Jerry tuvo 73 novias durante las nueve temporadas de Seinfeld, George tuvo 47 y Elaine tuvo 29 novios. La mayora solo duraron un captulo y la pareja que ms tiempo aguant acab muerta a causa de lamer el pegamento de los sobres baratuchos que George haba elegido para enviar las invitaciones de boda, boda que haba intentado retrasar por todos los medios. Queda claro que comprometerse no era algo importante en los aos 90.
La irona s era importante. “Aqu estamos, entretenednos”, cantaba Kurt Cobain en uno de los versos ms punzantes de Smells like teen spirit de Nirvana, la cancin con la que empezaron los 90. Porque los 90 no empezaron con la cada del Muro de Berln, como se suele decir, sino con la furia custica de Nevermind, en 1991. Y con la discusin sobre dejar propina de Reservoir Dogs, en 1992. Eso es lo que defiende Chuck Klosterman en Los noventa (Pennsula), un libro que quiz llevaba 25 aos esperando a escribir para poder hacerlo desde la distancia emocional. Una cualidad muy noventera tambin.
“Cuando la gente dice que siente nostalgia de aquella poca cita la msica o las pelculas, pero en realidad yo creo que siente nostalgia de que hubiera unas expectativas tan bajas sobre todo“, dice este reputado analista cultural de EEUU desde su casa, la cmara del ordenador enfocando su pelo despeinado y su sudadera con capucha y, al fondo, una aspiradora sin recoger.
“Durante aquellos aos, al menos en EEUU, era aceptado sin problemas no sentir ningn inters por lo que le pasaba al resto de la sociedad”, contina Klosterman. “No haba ninguna presin moral por ser activo polticamente ni tenas que sentirte culpable por pasar de todo y aislarte en tu burbuja. Haba un nivel de ansiedad menor, sobre todo por la ausencia de demandas de otras personas, en concreto a travs de las redes sociales, que an no existan”, concluye.
Ni redes sociales, ni internet en general. En los 90, la inestable conexin del rter no permita ms que gestionar una cuenta de correo electrnico y consultar alguna web rudimentaria de vez en cuando. Mviles? Reinaban Motorola, Nokia y Alcatel: an quedaba una dcada para los smartphones.
As que ahora que el agobio es considerado un signo de estatus elevado y el narcisismo es la droga ms barata, cuando la aprobacin en redes sociales provoca ms ansiedad que la amenaza de una guerra nuclear y se intuye que la meritocracia es un fraude, ahora que, ya lo saben, nuestra atencin es la mercanca ms preciada y los algoritmos dictaminan la construccin de la realidad, es interesante recordar muchos de los valores que se popularizaron en EEUU en aquella muy lejana poca de hace 30 aos.
Veamos. No agobiarse se consideraba algo positivo. No esforzarse era guay; ni siquiera esforzarse en gustar a los dems era guay, como vendra a demostrar la esttica grunge o el heroin chic. Ser ambicioso pareca algo sucio y el ensimismamiento era preferible al narcisismo. Se ridiculizaba ferozmente el xito convencional al estilo aos 80. El jodido postureo apestaba (fue entonces cuando empezamos a decir jodido, por cierto). Para evitar la mercantilizacin y los clichs, los discos y las pelculas empezaron a formularse al revs de como se haba hecho hasta ese momento, todo era alternativo, todo intentaba parecer diferente, la industria cultural independiente se expanda rpidamente. Nadie juzgaba moralmente a los dems y no se cuestionaba el humor polticamente incorrecto. El escepticismo cabalgaba desbocado en paralelo a la apata y la desafeccin (y de ah al cinismo solo hay un paso), de modo que las teoras conspirativas se tomaban a cachondeo. La autenticidad y la integridad importaban ms que ninguna otra cosa.
As que, mucha risa con los 90 y la generacin X, aquellos holgazanes lloricas, pesimistas y autocomplacientes de entre los que probablemente no saldr ningn presidente de EEUU, pero su filosofa podra aplicarse como blsamo de algunos de los grandes problemas de las sociedades actuales. Era una generacin sin privilegios en un mundo hperprivilegiado y la irona fue su respuesta.
“Fue una poca ms sencilla para los jvenes”, dice Klosterman. “No haba ninguna percepcin de que la sociedad fuera frgil, algo que s es frecuente ahora”. La tensin actual provocada por la polarizacin poltica contrasta con las elecciones que gan Bill Clinton en 1996, recuerda el autor, en las que solo participaron el 49% de los votantes: el porcentaje ms bajo en toda la historia del pas. Bsicamente, a la gente le resbalaba todo. “Aunque muchas personas sentan que la vida era decepcionante en general, la economa iba bien; de hecho fue un periodo muy largo de expansin constante y de estabilidad. Y no haba la sensacin de amenazas o peligros que se instalara tras el 11-S”, dice citando el final simblico de la dcada: los atentados terroristas de 2001 en los que murieron casi 3.000 personas.
Como no poda ser de otro modo, los millennials fueron una reaccin a la generacin X: el sistema de valores cambi de arriba abajo mientras la banda ancha se expanda cada minuto. Ahora la generacin Z son los hijos de la generacin X, aunque ya da igual lo que hayan aprendido de sus padres: el suelo que pisan 30 aos despus es el de un planeta completamente nuevo. “La diferencia entre la vida actual y la de 1995 es muchsimo mayor que entre 1995 y 1965”, piensa Klosterman, padre de un chico de nueve aos y de una nia de siete. “Qu podran aprender ellos de la generacin X? Ni idea. En realidad, para ellos nos hemos vuelto absolutamente anticuados muy rpidamente. No es que alguien as ya no les pueda parecer popular, es que una persona as ya no es ni siquiera verosmil”.
Los escpticos 90 fueron el rompeolas de muchas cosas. Sobre todo, fueron la ltima frontera sin internet, tal como lo conocemos hoy. Pero en aquellos aos tambin murieron el control unidireccional de la televisin, el cine de autor en sala grande, los videoclubs y, sobre todo, el rock como eje de la cultura juvenil.
Porque el rock, dice Klosterman, lleg a su ltima frontera con Nirvana y muri con el suicidio de Kurt Cobain en 1994, aunque tardamos una dcada y media en darnos cuenta, dice. “El rock dej de ser una fantasa juvenil con aquella generacin y ya no volver a ser la fuerza propulsora de la cultura adolescente. Ha salido del centro de la sociedad y nunca volver a estar en esa posicin. Fue reemplazado por la cultura online“, opina tajantemente. El rock haba alcanzado un nivel de conciencia de s mismo tan alto que su significado se derrumb desde dentro, cree el autor.
“Ahora el rock es como el jazz: sus aficionados pueden ir a un concierto en cualquier ciudad grande de EEUU o Europa, pueden escucharlo en la radio o en una tienda, pero nadie dira que el jazz sirve para comprender el mundo actual”, contina. “Hubo un largo periodo en el que el rock s era el medio para comprender lo que los jvenes queran. Eso nunca volver a suceder”, dice. E insiste: “El rock siempre existir, pero nunca volver a ser tan importante”.
Los 90: Nirvana y Pearl Jam, Quentin Tarantino y Tim Burton, Oasis y Blur, los Simpson de Matt Groening, Jerry Seinfeld, Leonardo DiCaprio, David Foster Wallace, Keanu Reeves en ‘Matrix’, ‘Friends’, Eminem, Michael Jordan, Mike Tyson… Si no ven el problema es que siguen en los aos 90.
Klosterman asume su parte de culpa: ya sabe que la mayor parte de los personajes sobre los que escribe en el libro son hombres. En una larga respuesta dice que, por supuesto, s que hubo mujeres importantes en la msica, el cine o la literatura, pero, argumenta, no tuvieron la misma relevancia. “No creo que fuera una descripcin precisa del espritu de aquel periodo decir que Hole y Sofia Coppola fueron ms importantes para la cultura que Nirvana y Tarantino. No estara justificado”. Opiniones al margen, est claro que el canon cultural estaba monopolizado por hombres.
Sea una poca cultural genial o ridcula, tenga la receta para solucionar algunos de los males actuales o haya quedado como una rara anomala posmoderna, todos estaremos de acuerdo en una cosa con Klosterman: “Fueron el punto de inflexin entre la forma en que la vida sola ser antes y la forma en que la vida es ahora”, afirma en referencia a la revolucin tecnolgica. Y concluye: “En el futuro, los 90 sern entendidos como una especie de olvidable perodo intermedio”.
As que, en resumen, la gran contribucin de la generacin X a la humanidad quiz sea simplemente haber conocido ambos mundos: ser partcipes de la vida antes y despus de internet. Pero como dijo George Constanza cuando le comunicaron la muerte de su prometida: “Bien, bueno… vamos a tomar un caf?”.
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