2022 ha sido un año bastante volátil en el mercado. No ha habido un activo que se haya salvado de los vaivenes de los inversores, marcados por la incertidumbre provocada por la guerra en Ucrania, la inflación y los suministros energéticos. La renta variable ha sufrido estos meses con fuerza, el Ibex acumula una caída del 5%, pero también lo ha hecho la renta fija, que muchos creían que no se perdía con esas inversiones. Muchos analistas definen 2022 como el peor año de la historia de la renta fija.
Pero ¿en qué hay que fijarse para el año que viene? En el informe sobre las perspectivas de los mercados para 2023 de JP Morgan AM, titulado: “Un mal año para la economía, un buen año para los mercados”, el equipo de estrategia de la gestora aborda cinco áreas clave que serán prioritarias para los inversores: el primero de ellos es el reajuste de la renta fija con la vuelta de los bonos.
Una afirmación con la que coincide el departamento de análisis y mercado de Bankinter que ve varias razones para el optimismo, como la remisión de la inflación y que el mercado da por sentado que los bancos centrales van a tener éxito en su lucha contra la inflación. Concretamente, ve potencial en bonos soberanos a dos y tres años, así como en crédito, aunque siempre de buena calidad.
Johanna Kyrklund, CIO y co-directora de inversiones de Schroders, explica que, en comparación con la volatilidad vivida en 2022, esperanque los tipos de interés, y, por lo tanto, la renta fija, muestren más estabilidad en 2023, lo que permitirá a los inversores aprovechar los rendimientos disponibles. “En efecto, el atractivo de los bonos ha pasado de estar en sus ventajas de diversificación a situarse en sus rendimientos”, señala.
El segundo punto que considera JP Morgan que va a ser prioritario para los inversores es la justificación de la visión alcista para la renta variable; el tercero es las oportunidades de inversión en rentas y la defensa a base de dividendos; el cuarto, los catalizadores para una recuperación de los mercados emergentes. Por último, JP Morgan señala que hay que poner en el radar la apuesta continuada por la sostenibilidad.
De cara al próximo año, la principal incógnita para la gestora sigue siendo si la inflación comenzará a moderarse a medida que la actividad económica se desacelere. “De ser este el caso, los bancos centrales dejarán de subir los tipos y aquellas recesiones que se puedan producir serán probablemente moderadas”, ha señalado la estratega jefe de mercados de J.P. Morgan AM para EMEA, Karen Ward.
Para Mike Bell, estratega de mercado global de la firma, “es probable que el próximo año sea un año difícil para la economía. Una combinación de tipos hipotecarios más altos y precios de la energía elevados puede provocar recesiones en los mercados desarrollados. Sin embargo, lo más probable es que a los mercados no les sorprenda tanto una recesión moderada el próximo año.”
De cara al año que viene, “aunque prevemos un contexto macroeconómico complejo, creemos que las acciones que ofrecen de rentas podrían disfrutar de un buen año con unos dividendos más resilientes que los beneficios. Para aquellos inversores que están pensando en incrementar su exposición a renta variable, un sesgo hacia una estrategia de dividendos podría tener un buen comportamiento en este entorno”, añade Hugh Gimber, estratega de la gestora internacional.
En este escenario, Roberto Scholtes, jefe de estrategia de la firma, llama a adoptar una «estrategia claramente prudente», atenta al «gran ruido estadístico» que prevén para los próximos meses. El departamento de análisis aconseja estar atentos a los sectores beneficiados por la subida de tipos de interés y con poder de fijación de precios. Las compañías energéticas y financieras, especialmente las europeas presentan, según su análisis, valoraciones muy atractivas y una elevada remuneración a los accionistas. En el largo plazo, se descuenta la transición a las energías limpias de las primeras, que permiten acallar el estigma medioambiental que solían tener.
Por su parte, Bankinter apunta cinco sectores clave para 2023. Los bancos, las infraestructuras, el consumo de lujo, los automóviles de lujo, las energías renovables y la tecnología. La entidad apunta a los bancos como uno de los sectores que se verá más beneficiado en 2023 por la subida de tipos, tal y como ha explicado Esther Gutiérrez, analista de la entidad.
Entre las entidades financieras, prefieren las del Viejo Continente con opciones como Unicredit o Intesa. No obstante, cuentan con entidades como Morgan Stanley o Bank of America, entre otras. Las razones por las que se decantan por los bancos europeos es porque se centran más en la economía real, mientras que los estadounidenses dividen su negocio en banca comercial y de inversión. Además, el potencial de subida de los tipos de interés en EEUU es menor que en la Eurozona, porque en el país americano “lo mejor ya lo han vivido”. Y en tercer lugar porque en EEUU el mercado hipotecario ya se está financiando al 6% y la tasa de morosidad es mayor a ese interés, que al europeo (en torno al 4%).
Johanna Kyrklund, CIO y co-directora de inversiones de Schroders, explica que en renta variable creen que las valoraciones no son tan atractivas como los bonos y necesitan que las expectativas de beneficios se enfríen aún más debido al riesgo de recesión. ¿Qué podría provocar una fuerte recuperación de la renta variable? “Cualquier prueba de debilitamiento del mercado de trabajo en EE. UU. permitiría a la Fed dar marcha atrás en la senda de subidas de tipos, y eso haría posible que la renta fija se ajustase a la baja y que la variable recuperase terreno”.
Álvaro Antón, Country Head y Director de Distribución Iberia de abrdn, apunta a tres sectores como los principales para las inversiones de 2023: lujo y tradición, inversión responsable y revolución digital. “Hay muchas empresas que combinan con éxito el atractivo patrimonio y la historia de Europa con la innovación y la tecnología de vanguardia”, expica el analista de arbdn.
En segundo lugar, el continente sigue aprovechando sus puntos fuertes en materia de sostenibilidad y tecnologías verdes. Y, por último, los inversores siguen infravalorando los crecientes puntos fuertes de Europa en materia de digitalización industrial. “Dentro de estos segmentos, en todo el continente hay firmas con posiciones de mercado sólidas y competitivas que se benefician de un crecimiento estructural”, puntualiza.