Este lunes es el último día de Boris Johnson en el 10 de Downing Street. Después de 1.139 días en el poder, dejará paso a Liz Truss, que ha sido la candidata más votada por los militantes conservadores. Así lo ha anunciado Sir Graham Brady, presidente del Comité 1922 a las 12.37, hora local. La ministra de Exteriores se ha impuesto por 81.326 votos frente al ex ministro de Economía, Rishi Sunak, que ha contado con 60.399 apoyos. Han sido los 160.000 afiliados conservadores, a partir de los 15 años, los que han decidido quién será su líder y por ende nueva primera ministra en una votación que concluyó el viernes pasado.
Ha rendido homenaje a su predecesor, Boris Johnson, a quien ha llamado «amigo». «Boris, tú hiciste posible el Brexit. Machacaste a Jeremy Corbyn. Distribuiste la vacuna. Y te plantaste ante Vladimir Putin. Eres admirado desde Kiev a Carlisle».
Ha subrayado lo que son los principios del partido: «la libertad, la capacidad de controlar tu propia vida, los impuestos bajos, la responsabilidad personal». resuenan en el público. «Cumpliremos, cumpliremos, y cumpliremos», ha insistido la nueva líder de los conservadores.
Truss, que será la cuarta en el 10 de Downing Street desde el Brexit, comparece este martes ante la Reina Isabel en Balmoral. Es la primera vez que la Reina recibe al nuevo jefe del gobierno en su residencia de verano en lugar de Buckingham. Acudirá acompañada por el premier saliente, Boris Johnson, con quien mantiene buena relación. De hecho, estuvo con él en Chequers hace unos días para hablar sobre el papel del primer ministro. Hará un cambio de gabinete y todo apunta a que Rishi Sunak, su competidor, no permanecerá.
Liz Truss ya comparecerá este miércoles ante la Cámara de Diputados en la sesión de control y anunciará su plan para afrontar el elevado coste de la vida. Es la principal preocupación de los británicos. La gravísima situación económica que afronta el país no admite demoras. Está previsto que anuncie medidas para congelar los precios de la energía en breve, según anticipan varios medios británicos.
Boris Johnson se aferraba a su aplastante victoria en las elecciones legislativas de diciembre de 2019. Pero de eso ya había pasado tiempo y las elecciones parciales iban de derrota en derrota. Las últimas, en Wakefield y Tiverton, a finales de junio convencieron a los conservadores de que había llegado la hora.
Boris Johnson se vio forzado a dimitir el 7 de julio, después de resistirse a hacerlo durante meses. El escándalo del Partygate tuvo durante meses copadas las portadas de la prensa británica. Los ciudadanos no entendían cómo su primer ministro había asistido a fiestas incluso en su residencia mientras ellos estaban sometidos a severas restricciones. Hasta el Daily Telegraph (al que llaman torygraph por su afinidad con los conservadores) le dio de lado. Los diputados empezaron a verle como un caballo perdedor y después de una oleada de dimisiones encabezada por Rishi Sunak, el ministro de Economía, Boris Johnson vio que no podía salir adelante.
Casi un mes antes, el 6 de junio, se había sometido a una moción de confianza y la ganó. Pero el número de votos en contra fue superior de un 41%, mayor que el cosechado por su antecesora Theresa May, en la moción que le dio sepultura, promovida por Boris Johnson entre otros, para desbancarla del poder.
Una vez que Boris Johnson entonó su «hasta la vista, baby» en el Parlamento, empezó el proceso para elegir a su sucesor. Es una elección interna de los militantes conservadores, unos 160.000, no unas elecciones generales en las que estarían convocados más de 40 millones de británicos. Es así porque Boris no cayó fruto de una moción de censura, sino de las discrepancias internas entre su propio partido.
Thatcherismo en tiempos de incertidumbre
Empezaron diez candidatos hasta quedar como finalistas Rishi Sunak, ministro de Economía con Boris Johnson, quien dio el paso adelante para acabar con el mandato del primer ministro, y la ministra de Exteriores, Liz Truss, que se mantuvo en el gabinete hasta el final. Finalmente, los conservadores han optado por volver a sus esencias, el thatcherismo al máximo, que representa Truss, la tercera mujer en el puesto. Sus antecesoras, también del Partido Conservador, fueron Margaret Thatcher (1079-1990) y Theresa May (2016-2019).
La sucesora de Boris Johnson tiene un perfil liberal sin fisuras y está dispuesta a dar la batalla cultural. Su primer desafío será conseguir la unidad del partido. Truss se ha comprometido a mantener bajo el impuesto de sociedades y eliminar el incremento de la contribución a la Seguridad Social británica.
Su fórmula para hacer frente a la crisis económica en la que está inmerso el Reino Unido son bajadas de impuestos para fomentar el crecimiento. Sunak defendía que esta medida aumentaría la inflación, ya desbocada. Muchos prevén que tenga que modificar el rumbo una vez en el gobierno.
La nueva primera ministra tendrá que hacer frente a una situación económica excepcional. La inflación está en niveles históricos, del 10%, los trabajadores de diversos sectores recurren a huelgas porque su nivel de vida ha bajado sustancialmente, la factura energética se ha triplicado en un año, y el país está a punto de entrar en recesión (en el segundo semestre del año decreció un 0,1%).
Truss va a seguir la senda de Boris Johnson con respecto al Brexit. En lugar de ver que la ruptura con la UE, está acrecentado sus problemas, culpará a Bruselas. Asegura que romperá el Protocolo de Irlanda del Norte y no respetará las decisiones de la Corte de Derechos Humanos. Con los vecinos irlandeses y escoceses, se prevé un periodo de tensión. Es tan firme como lo ha sido Boris Johnson en relación al rechazo a la invasión rusa de Ucrania.
Va a tener que recorrer una dura senda si quiere llegar a 2024, cuando están previstas las próximas elecciones, con un balance positivo. Parte con el viento en contra por la crisis y porque en los sondeos los laboristas superan a los conservadores si ella es la candidata en 2024 por 17 puntos. Empieza su gran desafío.