El éxito de la selección de fútbol marroquí en el Mundial de Qatar, que peleará este miércoles frente a Francia por un puesto en la final, ha sido convenientemente utilizado por el régimen marroquí en el enésimo intento de enmascarar la grave situación interna que atraviesa, con la prolongada ausencia de Mohamed VI, la persecución de cualquier ejercicio de disidencia y el surgimiento de protestas, como la que hace semana y media denunció en las calles de Rabat la corrupción de la élite gobernante, la inflación y la represión.
Los críticos con el régimen marroquí advierten de los intentos de la cúpula que gobierna con mano de hierro los destinos del país vecino de capitalizar la conquista deportiva de los Leones del Atlas. El 1 de diciembre tres prebostes del régimen -el todopoderoso jefe de los servicios de espionaje, Abdellatif Hammouchi; el ministro de Exteriores, Naser Bourita; y el director de la agencia de inteligencia externa, Yassine El Mansouri– asistieron desde uno de los palcos del estadio Al Thumama al partido que Marruecos disputó con Canadá.
La prensa oficialista marroquí no ha dejado de aprovechar la ocasión para vincular la sorpresa del torneo -representada por una selección en la que la mayoría de sus jugadores son hijos de exiliados económicos y desconocen la lengua árabe- con la monarquía. La agencia de noticias estatal Map se vanagloria de los mensajes de felicitación de mandatarios internacional recibidos por Mohamed VI, que lleva meses residiendo en París.
«Una gran hazaña»
«El rey recibió llamadas telefónicas del Presidente de la República de Gabón, Ali Bongo Ondimba; del Presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron; del Emir de Qatar, Tamim Bin Hamad al Zani; del rey Abdalá II de Jordania; del Presidente de la República Islámica de Mauritania, Mohamed Ould Cheikh El Ghazouani, y el Presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed Bin Zayed al Nahyan», detalla la agencia.
El propio primer ministro, el más que cuestionado Aziz Akhannouch, se jactó este lunes en el Parlamento de las comunicaciones llegadas a palacio por el pase a semifinales del combinado nacional, que lo convierte en el primer país africano y árabe en alcanzar tal posición en un Mundial. A su juicio, se trata de «una gran hazaña» y «una lección de determinación».
Le está viniendo maravillosamente al régimen marroquí y está mejorando la imagen de Marruecos, pero sería el momento de que Rabat hiciera gestos en otro sentido
Bernabé López García, arabista español
Nuevas dosis de circo para adormecer a una sociedad profundamente herida por los abismos sociales, que sigue aspirando a abandonar el país para cumplir su sueño europeo. «La represión se juega con el telón de fondo de un Mundial en el que Marruecos ha conseguido por primera vez llegar a semifinales», señala a El Independiente Hicham Mansouri, periodista de investigación marroquí exiliado en Francia. «Para un pueblo enamorado del fútbol y ávido de victorias deportivas, a falta de victorias socioeconómicas, esto hace que los gritos y las voces de los oprimidos y sus familias sean más inaudibles que antes y corre el riesgo de animar al régimen a ir aún más lejos en la represión», desliza.
Una selección de exiliados económicos
La notable actuación de los Leones del Atlas, tras derrotar a España y Portugal, coincide con un momento de creciente represión interna en Marruecos y una crisis económica agravada por la inflación. «La reanudación de la represión en Marruecos. El logro en la Copa del Mundo no ha cambiado nada. Presos políticos y de conciencia en abundancia», lamenta el periodista Ali Lmrabet, exiliado en España.
Las celebraciones populares que han sucedido a cada una de las victorias futbolísticas han estado jalonadas de la enseña marroquí, pero también de la palestina, en un claro desafío a la normalización de relaciones con Israel firmada por Rabat. Una decisión contestada en las calles marroquíes y que ha favorecido la simpatía de otras sociedades árabes. «En Marruecos, cuando exclamamos ‘¡Viva Marruecos!’ o ‘¡Viva el pueblo!’, y no ‘¡Viva el rey!’ o ‘¡Viva la gloriosa familia real!’ o todo ese rollo adulador habitual tiene un sentido», apunta Lmrabet.
El seleccionador marroquí asegura que Mohamed VI ha puesto muchos medios para hacer progresar el fútbol
El equipo marroquí se había mantenido hasta ahora lejos de las lides políticas. Este martes, sin embargo, el seleccionador marroquí Walid Regragui ahondó en la explotación del torneo con fines políticas al asegurar que «Mohamed VI ha puesto muchos medios para hacer progresar el fútbol en Marruecos». El monarca, agregó, ha apostado por la creación de «instalaciones deportivas de Marruecos, con la creación de numerosos estadios y campos de entrenamiento» para desarrollar el fútbol patrio. En los partidos previos, Regragui había reclamado «unidad nacional» y que los marroquíes tuvieran «niya» (buena fe).
Unas declaraciones previas a la semifinal que refuerzan la narrativa gubernamental. «Ojalá que el éxito deportivo no se instrumentalizara en favor de la camarilla del régimen y de sus políticas cortoplacistas», indica a este diario Bernabé López García, reputado arabista español y autor del recién publicado «Sáhara, democracia y Marruecos» (Icaria). «El régimen está usando esa victoria deportiva, sin la menor duda», apunta el académico.
«Le está viniendo maravillosamente y está mejorando la imagen de Marruecos, pero sería el momento de que Marruecos hiciera gestos en otro sentido», esboza. «Es un combinado taraceado por personas que han vivido en España y que juega con clubes españoles. Es la imagen del futuro de la que los marroquíes deberían tomar nota», comenta López García. «Aunque sus padres no lo vean más que como un exilio económico», añade.