Había una expectación máxima: ayer por la noche, en el plató de El Hormiguero, reaparecía Sonsoles Onega después que, hace semanas, antes de verano, diera la campanada y anunciara, por total sorpresa, que abandonaba Telecinco para irse a la cadena rival, Atresmedia.
Aquel día, Sonsoles se despidió del programa que presentaba con total normalidad, como si fuera cualquier otro día, sin dar en ningún momento pistas de que se trataba de su última emisión. Bueno, en realidad sí dio una pista. Dijo, señalándose al corazón: «Hasta aquí hemos llegado y os llevo aquí». Muchos entendieron que se referían a las vacaciones estivales y que la volverían a ver en septiembre. Pero no: era un adiós para siempre a la casa profesional que había sido suya desde el 2008, cuando entró en los servicios informativos para cubrir la información parlamentaria.
El trasfondo de una decisión controvertida
¿Qué pasó en realidad? Y, sobre todo, ¿cómo se fraguó semejante negociación y cambio de cadenas sin que nadie, más allá de cuatro personas, se enterase de nada? Las dos preguntas fueron ayer contestadas.
Pablo Motos, el presentador del programa arrancó fuerte la entrevista: «Estamos aquí con Sonsoles Onega, el fichaje de Antena 3… en otra cadena creo que están emitiendo algo». Ella sonrió.
Luego, entraron en materia. Pablo Motos quiso saber «todo sobre cómo te hicieron la oferta de Antena 3«, a lo que ella contestó que «estaba… ¡en faja!». Lo explicó: era el día 1 de julio, día en que cerraban «Y son las ocho». Mientras ella estaba en su camerino, recibió una llamada. Descolgó y puso el altavoz. «Hola», le dijeron. «soy la secretaria del director general de Atresmedia Televisión».
No pensó nada raro –en realidad, creyó que la llamaban para adaptar alguna de sus novelas–, y cuando, al cabo de una semana, acudió a una reunión en un hotel de Madrid, se llevó la gran sorpresa. Había una señora y dos señores esperándola. Uno era Carlos Fernández Alonso, el director de Atresmedia Televisión, el cual le dijo «tenemos un plan para ti». Ella se quedó estupefacta al conocer «el plan». Tanto, que pidió un par de días para reflexionar.
«Por mil motivos»
Finalmente, el 11 de julio, Sonsoles Ónega decidió dar el gran paso. Lo hizo «por mil motivos», aunque reconoció que no fue una decisión en absoluto sencilla y que la tomó con «mucho dolor en su corazón».
También explicó que le había sorprendido la monumental reacción de los medios al conocer su cambio de cadena. Reconoció que «nunca creyó que se armaría la que se armó y que no valoró la trascendencia de la decisión». Tanto le impactó la repercusión mediática de dejar la cadena donde había trabajado en el 2008, que admitió que «durante una semana» decidió aislarse y no hablar.
Mucho se ha especulado sobre los motivos de dar semejante paso y ayer tampoco acabó de aclarar el por qué detrás de la decisión. Muchos analistas aseguran que Sonsoles Ónega llevaba tiempo no sintiéndose a gusto en Telecinco. Es verdad que la habían puesto al frente de varios programas destacados, pero muchos no habían acabado de cuajar y no le habían dejado hacer los cambios necesarios para que se consolidaran. Tampoco se sentía cómoda hablando de temas de cotilleos o de los realities, siempre tocando los mismos temas.
Un nuevo programa «para contar la vida»
En Antena 3, por lo que se sabe, quieren darle un espacio donde se sienta a gusto. Ella reconoció en el programa de Motos que tenía un nuevo programa en marcha, pero que no podía dar detalles porque todavía se estaban ultimando los detalles. Todo lo más que dejó caer fue que se trataría de «un programa de actualidad». «No sabría hacer otra cosa», bromeó la periodista. «Será un programa para contar la vida», tan sólo desveló como primicia.
También que tendrá un toque de humor. Ayer, desde luego, a Sonsoles Ónega se la vio contenta y se divirtió de lo lindo explicando sus «manías», como su obsesión por los números pares o su manía de hacer el pino. También reconoció hablar con su abuela ya fallecida. En todo momento sonrió a mandíbula batiente.
Se notaba que estaba muy a gusto en su nueva casa.