“Se acabó. Los viejos tiempos han terminado. Las giras ya no son lo que eran”, ha afirmado el músico culpando a Ticketmaster del encarecimiento de las entradas de conciertos
Ticketmaster, la empresa propiedad de la promotora de conciertos Live Nation que tiene prácticamente el monopolio de los conciertos en Estados Unidos, ha acabado con esa industria. O eso dice Neil Young: “Se acabó. Los viejos tiempos han terminado. Las giras ya no son divertidas, ya no son lo que eran”.
Sus declaraciones, publicadas en su página web el pasado día 19 al hilo de la controversia sobre el precio de las entradas de la gira de The Cure, donde Ticketmaster reaccionó a la decisión del grupo británico de poner una entrada intencionadamente baja añadiendo una serie de comisiones absurdas, son un paso más en la guerra de Ticketmaster, desatada a finales del año pasado por el caso que caos generado por el lanzamiento de la gira de Taylor Swift ‘Eras’, que podría convertirse fácilmente en el ‘tour’ de conciertos con mayor recaudación de la Historia.
El incidente entre The Cure y Ticketmaster que ha desatado la ira de Young es que el grupo, para evitar la explotación a los fans que constituyen los precios de las entradas de los conciertos, decidió fijar un precio por ticket de 20 dólares (18,50 euros), o sea, un nivel propio de la época en la que nació Swift. También rechazaron el precio dinámico, que sigue una pauta similar a la de las aerolíneas, y hace que el valor de las entradas cambie según la demanda de éstas.
Así, si hay muchos compradores, el precio sube automáticamente. Si hay pocos, baja. Finalmente, Smith declaró que tampoco habían permitido los ‘tickets de platino’, posiblemente en referencia a la práctica de crear categorías especiales de precios que incluyen, aparte de la entrada, posters, litografías, u otros productos para los ‘fans’.
Con esa medida, la banda que dirige Robert Smith trataba de forzar a la baja al máximo el coste de las entradas, presumiblemente a costa de reducir sus propios márgenes. La clave es que, como explicó Smith en un ‘tuit’ todo en mayúsculas, “VOY A SER CLARO: LOS ARTISTAS NO TENEMOS MANERA DE LIMITARLAS”.
La respuesta de Ticketmaster fue añadir una serie de cargas extra – “comisión de servicio”, “comisión de gestión”, “comisión de venta” – al precio del ticket y que excedían el valor del precio de la entrada en sí. Y ahí es donde ha entrado Young, que afirma que la estructura de los precios está diseñada para explotar a la audiencia sin que el autor – o la causa por la que éste actúa en el caso de los conciertos benéficos — gane nada. “Me llegan cartas de gente que me echa la culpa por las entradas a 3.000 dólares [2.780 euros] de conciertos benéficos que doy. Ese dinero no me llega a mí ni a la causa que apoyo”. Y concluye quejándose de que la gente “culpa a los artistas por el atraco de Ticketmaster y de los reventas”.
De hecho, Smith ha conseguido que Ticketmaster devuelva a los compradores de entradas de los 30 conciertos que ‘The Cure’ dará a partir de mayo en EEUU y Canadá. LiveNation, que es dueña de Ticketmaster, ha declarado que la decisión es “un gesto de buena voluntad”. Según Robert Smith, desde hoy, los compradores de las entradas recibirán directamente en sus cuentas bancarias 15 dólares (13,90 euros) de esas comisiones.
La cuestión es si el ejemplo de The Cure o la preocupación de Young se extenderán. Por el momento, ése no parece el caso. Destacados cantantes que se han erigido en portaestandartes de la justicia social – y, en algunos casos, amigos personales de Young – como Roger Waters – que actuó en España la semana pasada – o Bruce Springsteen – que lo acaba de lanzar su gira mundial – son destacados fans de los precios dinámicos y demás artilugios pare desangrar al fan.
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